En la lucha frontal contra la deforestación en el departamento del Meta una de las iniciativas que se ha logrado afianzar para la conservación, y la protección de los bosques nativos del territorio es Pagos por Servicios Ambientales, con el cual las familias campesinas reciben un incentivo económico mensual para solventar parte de sus gastos del hogar, como el estudio a sus hijos, el alimento a sus animales, insumos para sus cultivos o para cualquier otra necesidad.
Floralba Acosta y Carlos Julio Aldana, pertenecen a una humilde familia de la vere-da San Pablo del municipio de Acacías a unos 40 minutos del casco urbano y desde hace más de un año vienen recibiendo una bonificación de $350.000 mensuales a cambio de proteger los árboles, los animales silvestres y un pequeño humedal que queda cerca de su finca.
Con ese dinero, ellos han podido asumir los estudios universitarios de su hija y solventar otros gastos vitales del hogar, “estamos muy contentos y agradecidos. Gracias a esta ayuda, hemos podido costear la universidad de nuestra hija que está en Bogotá. Si no fuera por esto, no podríamos darle esa oportunidad. Además con lo que ahorramos y ganamos en la finca, hemos podido pagar el semestre. Ahora cuidamos con mucho cariño nuestros árboles, arroyos y plantas, y valoramos aún más nuestra hermosa naturaleza.”
Las familias trabajadoras y humildes son la clara representación de las personas resilientes, don Ramón Bona, un campesino trabajador y perseverante del municipio de Puerto López, desde hace más de tres años es beneficiario de PSA y es un testimonio viviente del poder transformador entre el hombre y la naturaleza.
En sus días de trabajo que inician a las 4:00 de la mañana, don Ramón revive la esperanza de un futuro sostenible para que los bosques sigan siendo un refugio de vida, un santuario de biodiversidad y un legado para sus futuras generaciones.
Sus manos callosas y alma generosa, demuestran el amor y el vínculo especial que tiene con la naturaleza, donde su familia es su mayor motivación para conservar una amplía área de bosque nativo lleno de animales representativos del hermoso llano.
“Cuando el programa de Pagos por Servicios Ambientales llegó a mi vida, no fue solo un subsidio económico, sino una ayuda que me permitió hasta el día de hoy pagar la mitad de los estudios universitarios de mi hijo mayor, sin duda un reconocimiento profundo y una promesa de esperanza que la corporación me ha ofrecido para seguir cultivando el amor por la tierra que le he dedicado muchos años de vida”, subrayó el guardabosque.
Acciones como estas son los que motivan a Cormacarena a seguir trabajando por las comunidades y el ambiente, donde se encuentra la verdadera esencia por salvaguardar la madre naturaleza y generando mejores oportunidades para la gente que ayude a construir la paz y un futuro sostenible y responsable en el territorio.
A la fecha este exitoso programa se ha posicionado como el segundo con mayor número de beneficiarios en todo el país, impactando
a 4.497 familias que conservan más de 200.000 hectáreas de bosque en 26 de los 29 municipios del departamento.