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Un camino hacia la conservación de los bosques y selvas colombianas
Se avanza en la implementación de estrategias de restauración para frenar la deforestación.
Más de la mitad de Colombia, unos 59 millones de hectáreas, está cubierto por bosques y selvas naturales. Foto: iStock
Más de la mitad de Colombia, unos 59 millones de hectáreas, está cubierto por bosques y selvas naturales. Las regiones con mayor cobertura de bosques son la Amazonía y el Pacífico, según información del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
Los bosques y las selvas son de vital importancia porque regulan el ciclo del agua, ayudando a evitar las inundaciones; protegen los suelos, controlan la erosión y evitan derrumbes y deslizamientos; son el hábitat de miles de especies de plantas, aves, mamíferos, reptiles y anfibios.
Además, son fuente de madera, caucho y fibra, alimentos e insumos para medicinas, entre muchos otros bienes y servicios; son territorio de vida para las comunidades que los habitan, cuyas prácticas tradicionales de manejo pueden contribuir a su conservación; limpian el aire y ayudan a reducir los efectos del cambio climático producidos por la actividad humana.
Desde el Plan Nacional de Desarrollo, “el Gobierno prioriza la conservación y uso sostenible de los bosques de Colombia, a través de ejes de transformación que incluyen el ordenamiento territorial alrededor del agua, seguridad humana y justicia social, derecho humano a la alimentación, transformación productiva, internacionalización y acción climática”, explica Fernando Páez, director adjunto del World Resources Institute (WRI) en Colombia.
Lo anterior, en concordancia con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 15 de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que busca “gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad”.
El reto de cuidar y conservar
Hay un reto enorme en la conservación de ecosistemas de alta importancia, que deben verse desde una mirada integral donde el cambio climático y la relación humano-naturaleza son claves: Fernando Páez
Actualmente, explica Páez, se avanza en la implementación de estrategias que permitan la restauración, frenar la deforestación y los procesos de degradación asociados, así como facilitar el cumplimiento de acuerdos internacionales y proponiendo una agenda global para abordar los problemas que afectan la región amazónica colombiana.
“Hay un reto enorme en la conservación de ecosistemas de alta importancia nacional y global, como el amazónico, que deben verse desde una mirada integral donde el cambio climático, la ilegalidad, la conectividad y la relación humano-naturaleza son claves a la hora de evaluar las oportunidades y las necesidades de acción y articulación”, señala el director adjunto de WRI en Colombia, quien también destaca la importancia de encontrar soluciones diversas y construidas de manera conjunta al respecto.
Mitigar el cambio climático
Las empresas también responden al llamado de buscar soluciones para mitigar el cambio climático. Ejemplo de ello es la estrategia climática de ISA, compañía multilatina de interconexión eléctrica, mediante la cual desarrolla “prácticas consolidadas de medición, reducción y compensación de los gases de efecto invernadero (GEI) producidos por la operación de los negocios”, señalan los portavoces.
La compañía busca reducir 11 millones de toneladas de CO2e antes de 2030, distribuidas así: 9 millones de toneladas de CO2e a través de la protección y conservación de ecosistemas con el programa Conexión Jaguar; y más 1,9 millones de toneladas de CO2e como aporte a la descarbonización de las matrices energéticas, a través del desarrollo de nuevos negocios de energía.
Por otro lado, el proyecto Serena del Mar, en Cartagena, concebido desde el desarrollo regenerativo, tiene como una de sus metas responder a la emergencia climática, la crisis de la naturaleza y la creciente desigualdad.
En línea con ese propósito, y en alianza con el Jardín Botánico de Cartagena, se establece el sistema ecológico de Serena el Mar, “con el objetivo de concentrar esfuerzos y estrategias para desarrollar un proyecto de alto impacto social y ambiental”, indican los voceros.
A la fecha, se han plantado 42.000 individuos de 32 especies nativas del bosque seco tropical, o adaptadas a este, en el paisajismo funcional de Serena del Mar. También se han sembrado 26.000 mangles en las inmediaciones de los cuerpos de agua dentro de Serena y la Ciénaga de La Virgen, contribuyendo a la restauración ecosistémica. Además, se proyecta sembrar 313.500 manglares en los próximos tres años.
Los bosques y selvas son clave para la adaptación de las ciudades, la agricultura, la fauna y las comunidades al cambio climático. Foto:iStock
Descarbonización, una salida
Las metas de descarbonización de Colombia son principalmente dos: reducir el 51 por ciento de las emisiones de GEI al 2030 y el 90 por ciento al año 2050 (aspiración presentada en la Estrategia Climática de Largo Plazo de Colombia - E2050). Así, el país alcanzará la carbono neutralidad y cumplirá con el Acuerdo del París.
Ahora bien, para poder lograr estas metas, hay que gestionar las fuentes de gases efecto invernadero. Según el tercer informe bienal de actualización de cambio climático de Colombia, dirigido a la convención de la ONU sobre Cambio Climático, para el año 2018, la principal fuente de GEI en el país fue la deforestación.
Por tanto, “detener de la deforestación en el país, especialmente en el Amazonas, en los bosques secos tropicales (ecosistema más amenazado de Colombia), en los bosques andinos, en los valles interandinos, se hace una prioridad para todos los colombianos, no solo para conservar los ‘stocks’ de carbono que están en sus suelos y árboles, sino también a la cantidad de beneficios que proveen para la adaptación al cambio climático”, advierte Páez, de WRI Colombia.
Y es que los bosques y selvas no solo son importantes para la descarbonización del país, sino que son clave para la adaptación de las ciudades, la agricultura, la fauna y las comunidades al cambio climático, y por su aporte a la reducción de desastres asociados al clima, como inundaciones, sequías extremas e incendios forestales.
Alianzas de impacto
Con la Reserva Forestal Natural Bosque de Yotoco (Valle del Cauca), la Universidad Nacional de Colombia (Unal) es la primera institución de educación superior del país en emitir bonos de carbono –para que las grandes industrias puedan compensar sus emisiones de GEI– y certificados de biodiversidad para que estas mismas aporten recursos y demuestren contribuciones adicionales en conservación y manejo sostenible. Esta iniciativa surge como parte de una alianza con la Fundación Cataruben.
En sus inicios, la reserva contaba con una extensión aproximada de 559 hectáreas; sin embargo, gracias a los esfuerzos de conservación ha crecido a 1.224 hectáreas que albergan una gran diversidad de flora y fauna y es el hogar de especies amenazadas, como la pava caucana, el mono aullador rojo y la rana rubí.
“Los recursos de este proyecto serán reinvertidos para el impulso de la sostenibilidad y la investigación en la Reserva, lo que facilitará ampliar la zona de conservación y mejorar la protección de este valioso ecosistema”, explica el profesor Mario Augusto García Dávila, ex decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Unal sede Palmira.
Además, STF Group, con su marca Studio F, en alianza con Saving The Amazon, está apoyando la conservación de la Amazonía por medio de la reforestación, donando el 1 por ciento de las ventas de las colecciones Blue Vital y Terra a la siembra de árboles en el Amazonas. Se estima que con esta campaña se sembrarán unos 1.200 árboles.
“Esta iniciativa busca aportar a la reforestación y ayudar a la conservación del ecosistema y la protección de la biodiversidad, contribuyendo a la sostenibilidad, mientras apoyamos las comunidades indígenas de la zona”, puntualiza Alejandro Botero, director general de STF Group.