La ruta que ofrece la tecnología

El concepto de ciudades inteligentes viene caminando desde hace unos 12 años y tomó fuerza luego de entender que la tecnología llegó a una escala mayor con procesos de automatización que le permitieron madurar a instituciones, empresas de manufactura y de desarrollo urbano e infraestructura y abrirle las puertas a una primera ola de cambio que mejoró la calidad de vida.

Esa primera ola, donde se posicionaron los primeros dispositivos y gadgets que permitían automatizar diversos servicios, como la califica Eduardo Carrasquilla, director de istraciones públicas de Minsait en Colombia, una compañía de Indra Group, dio paso a que se pensara en llevar toda esa tecnología desarrollada para empresas, servicios públicos y hogares, al nivel de las necesidades de una ciudad.

"Fue ahí en donde aparecieron ideas y conceptos como el de querer automatizar la iluminación, monitorear la ciudad, saber cómo está el tráfico, cómo va la recolección de las basuras, mejorar los consumos de agua etc., que permitieron el desarrollo de las empresas de telecomunicaciones, porque eran las llamadas a conectar los diferentes aspectos de la ciudad", indicó el experto.

Ahí las ciudades iniciaron su ruta a otra segunda etapa orientada a reemplazar los dispositivos tecnológicos porque ya estaban obsoletos y muchos modelos no eran autosostenibles. Por eso, según Carrasquilla, capitales como Villavicencio empezaron a ponerse al día para definir cuáles servicios de la ciudad se pueden utilizar como un vehículo para pensar en una ciudad inteligente y autosostenible; y entonces aparecen conceptos del hilo del alumbrado y de la creación de empresas mixtas como Alborada, para formar un modelo sostenible.

"Estamos en los inicios de la tercera ola y la hemos llamado ‘Ciudades sostenibles’ pero con un enfoque centrado en el ciudadano común porque a este no se le estaba trasladando algún beneficio directo. Por eso quisimos que los cinco aspectos más relevantes de su vida como salud, educación, empleo, movilidad y seguridad, se vieran impactados positivamente", explicó el experto de Minsait en Colombia.

El primer componente, agregó, debe asegurar el a los servicios sanitarios de salud. Esto se traduce concretamente en cómo se tiene que facilitar al ciudadano el a los servicios básicos y aquí el concepto más fuerte es el capítulo de interoperabilidad clínica, por ejemplo, en los hospitales públicos de Bogotá. El segundo aspecto tiene que ver con la educación y busca que ese mismo residente y su familia tengan ingreso al servicio, que esté disponible, que sea fácil de consultar y se pueda adelantar cualquier trámite.

El tercer componente es el de empleo y pretende brindarle al ciudadano un a todo el proceso de búsqueda de trabajo para que se pueda incorporar a las cadenas productivas con bolsas de empleo y al proceso de certificación de competencias. La idea es que la ciudad sea ese vehículo para que los habitantes tengan ingreso a las mejores condiciones.

"El componente de movilidad es un tema en el que algunas ciudades ya vienen trabajando y tienen claro que la tecnología ayuda para optimizar el servicio y que con una simple tarjeta ciudadana el se beneficia en el proceso de recaudo e ingreso al sistema de transporte. Esa plataforma de ciudad inteligente es la que siempre se debe habilitar y llevar con el objetivo de que el ciudadano resuelva aspectos inmediatos", sostuvo el director de istraciones públicas de Minsait en Colombia.

En cuanto al último componente, Carrasquilla dijo que este tiene que ver con la seguridad ciudadana, una de las problemáticas que más aqueja a los habitantes, por lo que es un asunto prioritario para casi todos los mandatarios y hace pensar en proyectos para dotar las ciudades de tecnología, cámaras y en coordinar acciones con el Gobierno nacional, el Ministerio de Defensa, el Fondo de Seguridad y Convivencia y la Policía, bajo el liderazgo del alcalde y la dirigencia local.

El experto agregó que en varios escenarios en los que ha participado tuvo la oportunidad de escuchar a de la Fuerza Pública que habían trabajado los temas de seguridad ciudadana, quienes decían que, en la tarea de perseguir el delito, el flujo de los recursos era fundamental y que solo así se puede pensar en desarrollar una ciudad inteligente.

"Llevo muchos años escuchando que Villavicencio es la puerta al Llano y realmente cuando uno llega a la ciudad oye a cualquier funcionario de cualquier entidad repetir eso. Eso es algo que está en el ADN del tejido económico de la ciudad y el territorio. La ciudad tiene unos tentáculos que van más allá del perímetro urbano y mientras sea capaz de entender cuál es su vocación, hilará a través de la vocación sus prioridades.

"En la medida en que los mandatarios identifiquen esa vocación que tiene la ciudad, no solamente durante su corto período de gobierno de cuatro años, sino a mediano o largo plazo y logren convocar al tejido empresarial, al tejido social y al académico, sobre iniciativas puntuales, aparecerán proyectos con alta probabilidad de ser transformados". conceptuó Carrasquilla.

Recordó que es tecnología que ya han puesto en marcha en varias ciudades del país durante los últimos 30 años. Incluso en la región, como la aplicación de tecnología avanzada en los túneles de la vía al Llano, con la automatización y el manejo de emisión de gases, así como el monitoreo en los centros de control a lo largo de la vía Bogotá-Villavicencio. De igual forma, con la implementación y el acompañamiento a gran parte de la estructura tecnológica que tiene el sistema de movilidad de Medellín.