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Noticia
El derecho al deporte: un mandato que se debe exigir
La Delegada para la Protección del Derecho al Deporte está capacitando a la comunidad deportiva.
El defensor del Pueblo, Carlos Camargo, divulga los derechos humanos en Caucasia (norte de Antioquia). Lo acompañan los medallistas olímpicos Óscar Figueroa y Carlos Mario Oquendo. Foto: Archivo Particular
El deporte, más allá de ser una actividad saludable para el cuerpo y la mente y un instrumento de cohesión social, está consignado en la Constitución Política como un derecho fundamental (artículo 57). Tan fundamental como el derecho a la vida, a la salud, a la paz...
Así, guiada por este mandato y siguiendo indicaciones de organismos como las Organizaciones de las Naciones Unidas o la Organización Mundial de la Salud, la Defensoría creó la Delegada para la Protección del Derecho al Deporte.
Además, ante problemas de salud mental y física, la violencia, la desocupación, la pobreza y otros factores negativos que se viven en muchas zonas del país, la Defensoría quiso articular programas y actividades de otras delegadas con la del deporte “porque este es un eje transversal que funciona para apoyar cualquier iniciativa que incluya mejorar la calidad de vida de las personas y las comunidades, al influir en el desarrollo, la paz, la economía de toda la sociedad”, analiza el defensor del Pueblo, Carlos Camargo.
Desde el 2022, la Delegada ha focalizado sus esfuerzo en dos actividades para fomentar y proteger el deporte y sus aficionados. La primera ha sido la difusión y promoción de la cartilla Por más territorios.
La segunda, la difusión de la Defensoría del Aficionado, (con las barras), en concordancia con los lineamientos del Plan Decenal de Seguridad, Comodidad y Convivencia en el Fútbol (2014-2024).
Es así como la Delegada del Deporte se ha convertido en la emisaria delos derechos humanos en comunidades que poco los conoce y poco los exigen, por lo que ha llevado el mensaje a 19 departamentos, entre otros, Cauca, San Andrés, Chocó, Amazonas, Nariño, Bolívar y Guainía.
Allí ha buscado que la ciudadanía conozca sus derechos sepa cuándo se le están vulnerando, identifique a quién acudir y utilice los mecanismos constitucionales para su protección, como la tutela, el derecho de petición o las acciones de cumplimiento.
Esta campaña pedagógica también promueve la práctica deportiva y busca crear entornos seguros y propicios para su desarrollo en todas las regiones del país. En este sentido, la Defensoría ha podido constatar que a mayor pobreza multidimensional, menor actividad física; y que tienen mayores posibilidades de hacer deporte quienes están en zonas urbanas que los de rurales (ver gráfico).
En fin, la Defensoría apunta su trabajo hacia toda la comunidad deportiva (hinchas, jugadores, directivos, autoridades).
En este sentido ha firmado memorandos de entendimiento con el Ministerio del Deporte, la Fundación Selección Colombia y con el Comité Olímpico Colombiano para promover los derechos humanos dentro de sus instituciones y sus grupos objetivo.
Defensoría y barras de fútbol hacen equipo
Barras de fútbol de Deportes Tolima, del Deportes Quindío y del Once Caldas fueron capacitadas y certificadas en derechos humanos. Foto:Archivo Particular
“La gente se cansó de las peleas, de los robos. Estábamos alejando alas familias. Las barras estamos es para animar al equipo con alegría, con música”. Este análisis de Juan David Bermúdez, líder de rtillería Verde Sur, del Deportes Quindío, muestra el trabajo que están haciendo las barras de fútbol en Colombia.
Por la misma línea está su homólogo Freyler Pérez, líder de Revolución Vinotinto Sur, del Deportes Tolima, quien destaca que desde hace varios años vienen deconstruyendo la violencia, “que no es solo del fútbol; también es una violencia propia del país, dondela gente se mata por política, intolerancia, celebraciones, pero en nuestro caso se visibiliza más por lo mediático que es el fútbol”.
Los dos líderes forman parte de las tres barras (incluida Holocausto Norte, del Once Caldas) que fueron capacitadas por la Defensoría, a través de la Delegada para la Protección del Derecho al Deporte, en materia de derechos humanos y que recibieron una certificación por ello.
Gracias a esto, se enteraron de que muchos derechos les habían sido vulnerados y no lo sabían. Allí entendieron que las autoridades no podían obligarlos a bajarse los pantalones para requisarlos antes de entrar a los recintos. También supieron que no podían prohibirles el ingreso al os estadios sin tener pruebas y respaldos legales y técnicos para hacerlo. Ahora saben de tutelas, derechos de petición, acciones de cumplimiento y otros mecanismos constitucionales para la protección delos derechos ciudadanos.
Y no solo ellos. Aunque fueron unos 100 hinchas de las tres barras quienes recibieron capacitación, la idea es que ellos sean multiplicadores del mensaje y así llegue a más y más gente. En el grupo del Tolima hay 2.500 seguidores, y en el del Quindío, 1.000, que ya organizaron comités de derechos humanos para actuar ante vulneraciones o mediar en situaciones difíciles.
Pero así como aprendieron sobre sus derechos, también reconocen que en ciertas oportunidades eran ellos los que irrespetaban los de otros. Bermúdez ite que estaban equivocados cuando no permitían que nadie, excepto la barra, ingresara a cierto espacio de la tribuna. “El que paga su boleta tiene derecho a sentarse donde quiera. El estadio es de todos y nosotros los vulnerábamos”, explica.
Aunque aún falta camino por recorrer, los dos líderes resaltan que ahora el visitante es recibido con alegría y respeto, los integrantes de las barras apoyan a otros hinchas para ingresar a los partidos y comparten la tribuna con el que quiera. Pero más allá de los estadios, su trabajo de barriada social continúa lejos de las cámaras, apoyando habitantes de calle, dando clases a niños y jóvenes y ofreciendo asistencia a quienes lo necesiten. “Muchos jóvenes llegan a las barras con muchas necesidades. También estamos para ayudarlos a ellos”, cuenta Pérez.
En Cauca el fútbol está salvando vidas
Néstor Cambindo junto a uno de los grupos de niños que hacen parte de la iniciativa. Foto:Archivo Particular
El departamento del Cauca es un territorio que históricamente ha tenido que enfrentar muchas situaciones de conflicto armado y de pandillas. Por ello, el fútbol se convierte en la manera de atraer a ñiñas, niños y adolescentes para que ocupen sus mentes de manera sana y alejarlos del latente peligro. Salvar vidas a través del deporte es la misión que Néstor Cambindo decidió emprender desde hace 10 años.
Néstor es licenciado en educación física, estudiante de maestría en deporte y futbolista profesional. Ahora sueña con que los niños y jóvenes de su departamento se sientan tranquilos y felices a través del deporte y que esta actividad trascienda con el tiempo. “Que puedan tener su balón y su uniforme, pero, sobre todo, la mente ocupada y sin distracciones negativas”, recalca Cambindo.
Porque la violencia ya se ha cobrado la vida de muchos jóvenes en el departamento, lamenta Cambindo. “En los 10 años que llevo de labor social, 3.000 jóvenes en edad productiva han perdido la vida por culpa de la violencia”, dice. Por esta razón no duda en ir hasta los municipios con mayor riesgo para incentivar a los niños y jóvenes a practicar el fútbol.
“El epicentro nuestro es Puerto Tejada, pero también nos dirigimos hasta Santander de Quilichao, Padilla y Villa Rica, entre otros municipios, donde por medio de las dinámicas deportivas estamos generando correlación con el deporte y con entornos saludables para buscar la tan anhelada paz en medio de experiencias difíciles”, recalca Cambindo.
Lo hace junto con otros profesores que trabajan sin ánimo de lucro para entrenarlos através del club deportivo Puerto Sport FC, con el que ya han podido organizar torneos de fútbol donde han participado cientos de niños.
Durante esta labor, más de 900 niños y jóvenes se han beneficiado con el fútbol. Además, encontraron en la Defensoría del Pueblo, a través de la Delegada del Deporte, un aliado clave para propender por el derecho fundamental a practicar actividades físicas, “La Defensoría ha hecho iniciativas muy importantes, como dotar con implementos deportivos a los jugadores. Siempre ha habido muy buena voluntad por parte de este organismo para estar atento a las necesidades. Ha llegado en momentos álgidos y difíciles para acompañarnos”, destaca el profesor.
Los niños desde los cinco o seis años están entrando al club, por lo que los incentivan para culminar sus estudios escolares y ser profesionales.
Así que bajo la batuta de Cambindo, los acompañan en un buen trayecto de la vida: “Que cuando cumplan 18 años logren terminar el colegio y puedan ir a una universidad. Uno se vuelve como el papá mientras ellos regresan a la realidad”, dice.
MÁS CONTENIDO*. Un proyecto de Contenidos Editoriales Especiales de EL TIEMPO en alianza con la Defensoría del Pueblo.