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Desafíos que enfrenta el país para una transición energética sostenible
Para alcanzar la carbononeutralidad en 2050 es imprescindible el uso del gas natural.
Mayores inversiones en energías limpias y descarbonización, sustitución progresiva de la demanda de combustibles fósiles y reindustrialización, entre los ejes. Foto: Archivo Particular
La transición energética es un proceso que ya no tiene vuelta atrás para el país, y ese compromiso de reducir sus emisiones de gases efecto invernadero (GEI) en un 51 por ciento al año 2030 se constituye en una de las metas ambientales más ambiciosas en el ámbito global.
En ese sentido, Luz Stella Murgas, presidenta de Naturgás, sostiene que la humanidad debe transitar a un mundo carbononeutral, y que en parte eso es posible si se implementa una transición energética en la que el gas natural es el principal aliado.
Para ella, la transición propone una diversificación de la matriz energética del país con fuentes de energía renovables, para lo cual es imprescindible un energético de bajas emisiones, disponible y económicamente viable como el gas natural, que garantice la seguridad energética y logre alcanzar la carbononeutralidad en 2050.
“La energía es todo sobre las personas. En Colombia, 20 millones de personas se encuentran en situación de pobreza, de ahí que la transición energética debe ser justa para el bolsillo de los colombianos, y eso implica que sea ordenada en el aprovechamiento de todos los recursos naturales disponibles para que, al tiempo que cumplimos los compromisos del Acuerdo de París frente al cambio climático, reduzcamos pobreza y cerremos brechas de desigualdad”, afirma la directiva.
Y agrega que desde la industria del gas natural han reiterado que Colombia necesita consolidar la transición energética con la implementación de acciones enfocadas en el uso de tecnologías, que permitan generar energías más limpias, descarbonizar las actividades económicas, y que a la vez propenda por el bienestar de los colombianos.
Temas que preocupan
Según Carlos Augusto Chacón, director ejecutivo del Instituto de Ciencia Política (I) Hernán Echavarría Olózaga, en el gobierno pasado se hicieron grandes esfuerzos por aprobar una serie de políticas públicas y unos marcos institucionales para que el país pudiera tener una ruta clara hacia la transición energética.
De hecho, indica, como se registra en distintos rankings internacionales como el del Foro Económico Mundial o el del Consejo Mundial de Energía, Colombia había ascendido varias posiciones y estaba en los primeros lugares entre las naciones que venían avanzando en la transición; en el año 2020 ocupaba el segundo puesto en la región, después de Uruguay.
No obstante, manifiesta que lo que se está percibiendo en esta nueva coyuntura es que no hay una política tan clara frente a la transición energética y que existe un sesgo prohibicionista en contra de la industria de los hidrocarburos y que varios de los proyectos en esa línea que se habían comenzado, por ejemplo en La Guajira, están detenidos, y asegura que no hay claridad sobre la importancia de converger entre la transición energética y seguir aprovechando los hidrocarburos y el sector minero energético, que son tan fundamentales para contar con los recursos y las capacidades que requiere una política de transición energética seria.
A su vez, María Fernanda Suárez, exministra de Minas y Energía, asevera que la transición energética es fundamental para Colombia porque, en primer lugar, existen grandes oportunidades gracias a la riqueza que tiene el país en energía solar, eólica en tierra y costa afuera, geotermia e hidrógeno, entre otros.
El Gobierno tiene que apoyar con todas sus capacidades a las empresas para que los proyectos se puedan ejecutar
Además, destaca que desarrollar todos estos proyectos es una oportunidad para generar empleos y es una buena dinámica en regiones clave como el Caribe.
“Desafortunadamente, el proceso de transición está frenado. Desde 2014 se empezó el desarrollo del marco legal con la Ley 1715 y en el gobierno del presidente Duque se hicieron avances sin precedentes: se diseñó el esquema legal y regulatorio, un marco de incentivos tributarios y un compromiso de todas las entidades del Gobierno Nacional (ministerios de Minas y Energía, Ambiente, Transporte e Interior) en acelerar la transición energética”, expresa Suárez.
Y añade que esto permitió ser exitosos en tres subastas que llevaron a que el país pasara de 28 MW en renovables a 2.800 MW adjudicados y que se entregaron hasta julio de 2022 todos los proyectos que estaban listos en energía solar y se inauguró el primer parque eólico en La Guajira, entrando más de 1.000 MW y multiplicando 100 veces la capacidad adjudicada y 35 más la instalada en 2018.
“La situación es preocupante, la prioridad en el discurso tiene que pasar a ser prioridad en la ejecución en el territorio; el Gobierno tiene que apoyar con todas sus capacidades a las empresas para que los proyectos se puedan ejecutar. Aportar en los procesos de consulta, en la celeridad de las licencias, en la estrategia de seguridad y dar señales claras y contundentes de estabilidad en el marco tributario y regulatorio”, alerta la exministra, quien cree que la transición es fundamental para cumplir el plan de descarbonizacion del país, para un servicio de energía confiable y eficiente en precios y para beneficiar a las regiones de Colombia en aprovechar sus oportunidades.
De otro lado, para lograr una transición adecuada, la presidenta de Naturgás dice que el gas natural se confirma como la pieza clave del rompecabezas para acelerar la transición a las energías renovables, porque es un energético de bajas emisiones, económico y disponible en Colombia, que brinda respaldo y confiabilidad a la generación eléctrica frente a las intermitencias de la energía eólica y solar.
La estrategia del Gobierno
El campo de gas natural costa afuera Chuchupa, situado en La Guajira, es operado por Chevron en conjunto con la petrolera estatal Ecopetrol. Foto:Cortesía Ecopetrol
Según el Ministerio de Minas y Energía, el Gobierno Nacional tiene el objetivo de adelantar una transición energética justa y sostenible, que busque asegurar la soberanía energética del país, el democrático a la energía y acciones claras para enfrentar el cambio climático.
Así mismo, explican que este proceso será gradual y tendrá cinco ejes fundamentales: mayores inversiones en energías limpias y descarbonización, sustitución progresiva de la demanda de combustibles fósiles, mayor eficiencia energética, revisión y eventual flexibilización de la regulación para acelerar la generación de energías limpias y reindustrialización de la economía colombiana.
“Los tiempos de la transición energética dependerán de los resultados de esos ejes, de tal manera que se avance en conjunto con la transición exportadora, con una economía más diversificada, menos dependiente del petróleo y el carbón, y a la vez con sostenibilidad fiscal y macroeconómica”, explican en esa cartera.
En la estrategia integral, el Gobierno incluye, entre otros instrumentos, el estímulo a la diversificación de la canasta exportadora con énfasis en la agroindustria, en productos manufacturados y en la transformación del modelo de exportación de recursos energéticos primarios a productos intermedios y de uso final (con mayor valor agregado).
Igualmente, convertir a Colombia en uno de los principales centros turísticos de la región, continuar con la eliminación gradual de los subsidios al consumo de combustibles líquidos fósiles, continuar con la exploración y explotación de combustibles líquidos y gas, propiciando la autosuficiencia de la matriz energética; favorecer la exploración, producción e industrialización de minerales críticos (por ejemplo, cobre, cobalto y litio), y seguir avanzando en una producción minero-energética con neutralidad de carbono.
“El Gobierno, con los equipos técnicos de los ministerios de Minas y Energía, Comercio, Industria y Turismo y Hacienda y Crédito Público, entre otras instituciones, evaluarán de forma permanente la evolución de estos aspectos. El próximo mes de mayo, por ejemplo, se presentará el Informe de Reservas de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, una fuente clave de información para las decisiones de política pública. Este balance nos dará una visión completa de los contratos de exploración y sus efectos sobre producción y exportaciones de petróleo y sobre la producción de gas”, anotan los portavoces del Minminas.
Estos son algunos de los retos de las energías renovables en Colombia
Según Luz Stella Murgas, presidenta de Naturgás, para aumentar la capacidad del país en la producción de energías renovables es necesario avanzar en la formulación e implementación de acciones y estrategias intersectoriales que fomenten el crecimiento económico, energético, tecnológico, ambiental y social, con el fin de fortalecer la producción de estas energías.
Asegura que es un proceso que requerirá emprender mayores esfuerzos para transformar la matriz energética, junto con la implementación de modelos innovadores que incentiven y aceleren este plan, sumando esfuerzos entre el Gobierno, empresas e industrias con el fin de diversificar la matriz energética, con el apoyo de un marco fiscal atractivo, y con el desarrollo nuevas políticas públicas.
“Estamos preparados para avanzar de manera significativa en el desarrollo de los proyectos de hidrógeno que, de acuerdo con la hoja de ruta del hidrógeno desarrollada en nuestro país, se espera que la producción de hidrógeno de bajas emisiones a 2030 se desarrolle entre 1 y 3 GW de electrólisis”, precisa Murgas.
Por otra parte, gracias al alto potencial de biomasa residual disponible en Colombia, dice que será posible avanzar en el desarrollo de otras energías alternativas como el biogás y biometano, sumado al respaldo que ofrece la infraestructura de gas natural en el país.