El sector de gas natural en Colombia enfrenta desafíos para asegurar el abastecimiento y mantener un rol central en la transición energética del país. En este contexto, Energy Transitions S.A.S E.S.P, como integrador de soluciones energéticas, es uno de los actores que está trabajando para abordar estos retos y ofrecer estrategias que combinen eficiencia, confiabilidad y sostenibilidad.
“Consideramos al gas natural fundamental en la transición hacia una matriz sostenible, sin dejar de explorar la integración con otros energéticos. Nuestro objetivo es proporcionar un portafolio de soluciones que permita a nuestros clientes atender sus necesidades de la forma más rápida y competitiva”, dice Alejandro Navas, gerente general de Energy Transitions S.A.S E.S.P.
El gas natural juega un rol central en la transición energética debido a su capacidad para generar energía de manera eficiente y competitiva, con menores emisiones de CO2. Esto lo convierte en un actor clave para una matriz energética más sostenible, especialmente en épocas de sequía, donde su aporte es crucial para asegurar el abastecimiento eléctrico.
Para David Ángel, gerente comercial de Energy Transitions S.A.S E.S.P, “los desarrollos actuales y futuros, tanto en tierra como costa afuera, serán cruciales para que el gas no pierda el papel protagónico que tiene actualmente en nuestra economía. No vemos una matriz energética de largo plazo sin el gas natural y por eso es importante la capacidad de adaptarnos a las circunstancias y de trabajar en conjunto con el Gobierno y otros actores del sector, para asegurar que el país tenga el suministro de gas natural que permita no solo sostener, sino incluso crecer la demanda”.
Puntos clave
Ahora bien, una de las principales preocupaciones a corto plazo es el posible déficit en el abastecimiento de gas en 2025. De acuerdo con algunos ejercicios realizados por agentes del sector, se proyectan déficits que van entre los 80 y 120 GBTU, lo cual corresponde a un porcentaje importante de la demanda del país (casi un 10 por ciento). “Aunque consideramos que el riesgo puntual existe, nuestros análisis arrojan que el gas nacional complementado con gas importado debería ser suficiente para pasar el próximo año, pero también se requiere flexibilidad en las reglas para asignar el gas de la forma más eficiente”, añade Ángel.
Por su parte, Navas también menciona la necesidad de desarrollo de nueva oferta en tierra debido a la declinación de los principales campos de producción del país como Cusiana, Cupiagua y Ballena. La compañía sigue de cerca el desarrollo de campos como Sinú-9 y Arrecife, así como las pruebas de los pozos perforados en Arauca, que podrían aportar gas en el corto plazo.
Respecto a la oferta offshore, los proyectos offshore representan una de las mayores esperanzas para incrementar la producción de gas en Colombia, pero también implican complejidades. “Vemos que los avances en bloques como Uchuva y KGG serán fundamentales para asegurar un suministro estable a largo plazo y la incertidumbre sobre el abastecimiento en el mediano y largo plazo pone una presión importante para obtener resultados. Creemos que el inicio de la perforación de Komodo-1 es clave para que Colombia cuente con nuevo gas, ojalá antes de 2030”, continúa Navas.
Tanto Navas como Ángel coinciden en la necesidad de actualizar el marco regulatorio del sector para adaptarse a las nuevas condiciones del mercado energético. “Ya no estamos en la misma situación de hace 10 años cuando salió el marco regulatorio actual. Se requiere un marco que dé flexibilidad y permita una asignación eficiente y competitiva del gas. La seguridad energética de Colombia depende de que el gas disponible llegue a quienes lo necesitan y esto solo será posible si la normativa que regula la cadena de suministro de gas responde a estas nuevas circunstancias”, puntualizan.
Finalmente, respecto a los precios y la demanda, la inquietud más grande es si el escenario de precios continuará su tendencia alcista, lo cual está completamente relacionado con las señales desde la oferta. En la medida en que la oferta de campos maduros siga disminuyendo, se irán incorporando fuentes más costosas, incluyendo gas importado o incluso gas proveniente del offshore. Lo anterior, tendrá un claro y directo impacto en el costo en el suministro a los s finales.
“Este es un aspecto que requerirá nuevamente el trabajo conjunto de todos los actores, porque consideramos que es fundamental proteger a la demanda actual y crear las condiciones que permitan que la demanda crezca en el mediano y largo plazo. El gas natural tiene un rol importante en una matriz energética sostenible de largo plazo y, desde ya, tenemos que hacer lo posible para que ese objetivo se logre”, concluye Navas.
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