Con casi 11,3 millones de votos, Gustavo Petro fue elegido como próximo presidente de Colombia. Y ahora, después de una campaña marcada por la polarización y muchas propuestas equívocas o inviables, tendrá que enfrentarse a la responsabilidad de sacar adelante un país acosado por demasiados flancos.
El de la seguridad y la justicia es un frente urgente. Como presidente, Petro va a tener que aterrizar su discurso a una realidad mucho más compleja que la que los políticos les pintan a sus electores en campaña. Aquí, algunas de las papas calientes con las que tendrá que lidiar.
1. ¿Cómo va a enfrentar la escalada del delito en general y del homicidio en particular que hay en el país?
Cuando fue alcalde de Bogotá, Petro no se caracterizó precisamente por unas buenas relaciones con la Policía Metropolitana. En este momento de la historia, la seguridad en las calles y campos es una de las necesidades más sentidas de los colombianos. En campaña, el electo presidente habló de generar mayores oportunidades económicas para atacar los factores generadores del delito y se declaró convencido de que la cárcel no es una solución. A partir del 7 de agosto, él y quienes designe como ministro de Defensa, comandante de FF.MM. y director de la Policía tendrán que responderles a los ciudadanos por la seguridad. Si la fórmula de la zanahoria que ha planteado finalmente es aplicada, ¿cuánto tiempo tendrán que esperar los ciudadanos para ver resultados?
2. ¿Cuál va a ser el reemplazo del Esmad?
La eliminación del Escuadrón Antidisturbios de la Policía fue una de las banderas de campaña de Petro. Así las cosas, que avanzará hacia su disolución parece darse por descontado. Pero también por descontado se da que va a encontrarse con que, como pasa en todo el mundo, se necesita un cuerpo policial especializado en el manejo de protestas y disturbios, que utilice armas no letales y que evite que ese tipo de situaciones sea manejado por agentes no preparados para escenarios de alta tensión. El Esmad como marca puede acabarse, pero igual tendrá que crearse otro cuerpo que no porque lo bauticen diferente dejará de cumplir la misma misión. Lo cual no implica que no pueda y deba avanzarse en la creación y el cumplimiento de protocolos que impidan el uso excesivo de la fuerza y los abusos policiales que desafortunadamente se vieron en las protestas de los últimos años. Paralelo a este tema, Petro se enfrenta también al reto de recomponer relaciones con unas Fuerzas Militares y de Policía a las que en muchas ocasiones generalizó como violadoras de los derechos humanos y de las que ahora, como cabeza de Estado, es el comandante en jefe.
3. ¿Sistema Interamericano o institucionalidad colombiana?
Petro ha sido siempre muy cercano a la Comisión y Corte Interamericanas. Ahora, como cabeza y representante del Estado, debe definir si respalda la institucionalidad colombiana y marca distancias frente al Sistema IDH. Podría pasar si la Corte Constitucional mantiene su jurisprudencia frente a las sanciones de la Procuraduría contra alcaldes. Petro, como el Sistema, sostiene que los funcionarios elegidos son intocables salvo por sentencia penal.
JHON TORRES
Editor de EL TIEMPO