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Noticia
‘Búsqueda Inversa’: la estrategia que pone a las personas desaparecidas a encontrar a sus familias
La iniciativa busca cerrar heridas del conflicto armado colombiano al identificar y entregar a las familias los restos de sus seres queridos desaparecidos.
Evento en el que se lanzó la estrategia. Foto: Cortesía
El conflicto armado en Colombia ha dejado cicatrices profundas en miles de familias que todavía buscan a sus seres queridos desaparecidos. Muchas de ellas no tienen certezas, solo preguntas. En este escenario, este jueves 26 de septiembre, se lanzó la campaña “Búsqueda Inversa”, una estrategia que busca transformar la narrativa en torno a las víctimas del conflicto armado en Colombia para darle un cierre digno a tantas historias que han quedado atrapadas en el silencio.
Esta estrategia se lanza con la misión de cerrar el ciclo de dolor de las familias de personas desaparecidas y cuenta con el apoyo de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y el Instituto Nacional de Medicina Legal (INML), quienes unieron esfuerzos para localizar a los allegados de cuerpos no reclamados e identificados, facilitando su entrega digna y rescatando la memoria de las víctimas del conflicto armado, a través de este enfoque inverso, inédito en el país.
Carlos Marín Hernández, director técnico y territorial de la UBPD, explicó que "la búsqueda inversa nos permite encontrar a esos familiares. Lo novedoso de esta estrategia es que, a través de una divulgación masiva, estamos integrando las páginas del Instituto Nacional de Medicina Legal, la Jurisdicción Especial para la Paz y la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas".
Una de las familias beneficiadas con la iniciativa es la de Eulalia Luango, una madre que ha vivido el horror del conflicto armado en carne propia, perdiendo a varios de sus seres queridos en distintas circunstancias trágicas. Hoy, su relato es un ejemplo de cómo esta estrategia puede cambiar la historia de familias que, durante años, han aguardado por respuestas.
Eulalia Luango recuerda con un dolor punzante la desaparición de su hermana, sus hijos y su esposo en el municipio de Puerto Rico, Meta. "Yo tenía solo 13 o 14 años cuando desapareció mi hermana. Vivíamos en la vereda La Gorgona, en una finca con toda la familia cerca, aunque cada quien en casas separadas", cuentó. Todo comenzó cuando su hermana, de apenas 16 años, desapareció tras un ataque. "Un día, les tiraron una granada. Desde ese momento, no volvimos a saber nada de ella", relató Eulalia con la voz entrecortada.
En esa época, la situación de orden público en Meta era caótica. "La gente tenía miedo de denunciar. Mi mamá tenía miedo de salir a buscarla, de ir a la policía o a cualquier otra parte. Solo muchos años después, cuando empecé a conocer organizaciones que apoyaban a las víctimas, me decidí a buscarla", afirmó.
Con el paso de los años, la tragedia en la familia Luango no hizo más que aumentar. El conflicto les arrebató a más seres queridos. En 2005, su hijo Robinson, de 14 años, desapareció cuando se encontraba repartiendo leche. Era una tarea que realizaba a diario, pero aquella mañana no regresó. "Ese día, cuando vi que no volvía a la casa, salí a buscarlo. Caminé hasta la finca donde él siempre dejaba la leche, pero solo encontré la bestia amarrada, con las tinas llenas. Mi hijo no estaba por ninguna parte", narró Eulalia.
JEP Foto:Cortesía
Aunque se movilizó rápidamente para buscarlo, nunca volvió a verlo. La incertidumbre y el miedo eran constantes. "Yo sabía que algo le había pasado. No podía dormir, pensando en dónde estaría, si lo tendrían secuestrado o si ya lo habían matado. Todo se complicaba más porque había ejército y guerrilla en la zona", recuerda.
Poco después, en 2011, otro golpe devastador llegó a su vida. Wilmer, otro de sus hijos, de tan solo 15 años, desapareció mientras buscaba un racimo de plátanos en el campo. "Él salió temprano como siempre, pero nunca volvió", manifestó Eulalia. A partir de ese día, comenzó una búsqueda incansable por respuestas.
Un cuerpo en una fosa común
Fue en 2012 cuando Eulalia recibió una noticia que cambiaría su vida. A través del Colectivo Sociojurídico Orlando Fals Borda, supo que en el cementerio de Granada, Meta, habían encontrado cuerpos que podrían pertenecer a personas desaparecidas durante el conflicto. "Me dijeron que había una fosa común y que estaban identificando cuerpos. Fui con la esperanza de que tal vez podría encontrar a alguno de mis hijos", relata.
El proceso fue doloroso y agotador, pero en menos de media hora, el equipo de Medicina Legal confirmó lo que Eulalia tanto temía. "Me dijeron que habían encontrado a mi hijo Robinson. Lo reconocí por la foto de su tarjeta de identidad. Aunque estaba destrozado por los golpes, supe que era él", contó entre lágrimas.
Gracias a esta identificación, Eulalia pudo darle una sepultura digna a su hijo en el cementerio de La Macarena. "Sé que ya no está en una fosa, que al menos ahora tiene un lugar donde reposar. Pero todavía me faltan tres familiares por encontrar", expresó con firmeza.
Miguel Ángel Prada, coordinador del área de búsqueda del Colectivo Orlando Fals Borda, señaló que el equipo ha "trabajado en más de cinco cementerios de los Llanos Orientales. Hoy, junto con las instituciones del Estado, queremos ampliar ese trabajo para llegar a todo el país y seguir cerrando capítulos de dolor".
La estrategia busca darle un cierre digno a tantas historias que han quedado atrapadas en el silencio. Foto:Cortesía
La búsqueda sigue
El caso de Eulalia no es único. El impacto del conflicto armado en Colombia se mide no solo por el número de vidas perdidas, sino también por las historias inconclusas. Según datos de la UBPD, más de 111.640 personas desaparecieron en el contexto de la guerra interna. De este número, aproximadamente 32.000 familias han iniciado solicitudes de búsqueda, pero el resto sigue sumido en la incertidumbre. En departamentos como Antioquia, donde se reporta cerca del 25% de los casos de desaparición, la estrategia podría ser un alivio para miles de familias que han esperado respuestas durante décadas.
María del Pilar Valencia, magistrada de la JEP, subrayó la importancia de esta articulación interinstitucional al indicar que "uno de los grandes retos es la disparidad de las bases de datos de personas desaparecidas. Con esta estrategia, buscamos unificar estos sistemas para asegurar que cada caso registrado tenga una posibilidad real de ser resuelto".
La UBPD, que trabaja en colaboración con la JEP y Medicina Legal, ha implementado un sistema de cotejo de ADN y registros de huellas dactilares para agilizar los procesos de identificación.
Carlos Antonio Murillo, subdirector del Servicio Forense del Instituto Nacional de Medicina Legal, explicó: "Esta es una estrategia que recoge experiencias anteriores. Hemos tenido experiencias, por ejemplo, con la Fiscalía, que ha hecho publicaciones como Rostros y Huellas, además de las publicaciones que realizamos de manera permanente en los medios locales. Estas permiten que las personas o allegados se enteren de que hay un familiar fallecido que no ha sido reclamado".
Murillo también subrayó el impacto emocional de estas identificaciones: "Esto dignifica a las personas, porque muchas de ellas no formaban parte del conflicto armado. La identificación y las entregas dignas buscan devolverles su identidad y buen nombre". La estrategia, enfatiza, no solo busca recuperar cuerpos, sino también entregar verdad y justicia: "Entregamos un cuerpo, pero también entregamos verdad y justicia, lo que trae paz a las familias".
El poder de la memoria
Para Eulalia y miles de madres como ella, la búsqueda de sus seres queridos no es solo un acto de amor, sino también una lucha por la verdad y la justicia. "Cada desaparecido es una historia. No son solo números. Son nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestros esposos. Y merecen ser encontrados", afirmó.
La estrategia "Búsqueda Inversa" pretende visibilizar no solo a los desaparecidos, sino también a sus familias, a aquellas madres que llevan años buscando a sus hijos sin obtener respuestas. "A veces siento que la gente se olvida de nosotros, de lo que hemos sufrido. Pero esta campaña nos da la esperanza de que alguien, en algún lugar, está trabajando para que nuestros hijos vuelvan a casa", finalizó Eulalia.