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'El pelotón fue creado para asesinar personas': exmilitar Batallón La Popa

Doce exmilitares del Batallón La Popa reconocen en la JEP 'falsos positivos' en la costa Caribe.

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Este martes, por segundo día, la JEP realiza en Valledupar, Cesar, una audiencia de reconocimiento de casos de ejecuciones extrajudiciales cometidas por integrantes del Batallón de Artillería N. 2 La Popa, entre 2002 y 2005.
A la audiencia de reconocimiento fueron convocados 12 del Ejército que fueron señalados por el asesinato de 127 personas en el norte de Cesar y el sur de La Guajira, entre el 9 de enero de 2002 y el 9 de julio de 2005.
En la audiencia de este martes se espera que se ahonde más en los casos que afectaron especialmente a las comunidades indígenas wiwa y kankuamo de La Guajira y Cesar.
Los comparecientes que responden ante la JEP por este subcaso de la costa Caribe son: Alex José Mercado Sierra, Carlos Andrés Lora Cabrales, Eduart Gustavo Álvarez Mejía, Efraín Andrade Perea, Elkin Leonardo Burgos Suárez, Elkin Rojas, Guillermo Gutiérrez Riveros, Heber Hernán Gómez Naranjo, José de Jesús Rueda Quintero, Juan Carlos Soto Sepúlveda, Manuel Valentín Padilla y Yeris Andrés Gómez Coronel.
María Faustina Martínez Zábata, hermana de Nohemí Pacheco, una niña Wiwa de 13 años que fue asesinada junto con el joven kankuamo Hermes Carrillo

María Faustina Martínez Zábata, hermana de Nohemí Pacheco, una niña Wiwa de 13 años que fue asesinada junto con el joven kankuamo Hermes Carrillo Foto:JEP

Entre las víctimas que hablaron este martes estuvo María Faustina Martínez, una indígena wiwa quien hizo un reclamo de justicia por el asesinato de su hermana también indígena wiwa Nohemí Pachecho, quien solo tenía 13 años de edad.
Martínez, mirando a los comparecientes en la audiencia, dijo que allí no estaban las personas que asesinaton a su hermana y que, aunque no los iba a perdonar, quería mirarlos de frente para que limpien la memoria de su hermana "que no fue ninguna guerrillera, mi hermana era una campesina como lo soy yo, como todos los wiwa".
Contó también que su hermana tenía para el momento de su asesinato dos meses de embarazo, ¿quisiera saber por qué asesinaron a mi hermana Nohemy, una menor de 13 años, nos causaron un daño grandísimo. Somos desplazados y todavía nos desplazan más por la violencia. Si ellos los mandaron a cuidarnos, ¿por qué acabaron con nuestra vida, con un futuro que nosotros ten íamos?, ¿por qué acabaron con una menor de edad, por qué la asesinaron?", reclamó.
Añadió que tiene miedo de que ella o su familia también puedan ser asesinados. "Tengo el corazón destrozado, mi hermanita pedía que no la mataran, después vinieron a comprar armamento en Valledupar y le pusieron, le pusieorn un revólver oxidado y una vestidura grandísima que no le quedaba. Pido justicia pero no los voy a perdonar, pero sí quiero ver los asesinos de mi hermana", concluyó y luego dejó, en el auditorio, un bolso tejido por su hermana.
Mi papá no era ningún guerrillero, él simplemente tenía una mochila y dos limones, yo hubiera sabido que ese día lo iban a matar yo me quedo ahí para que me hubieran matado también
En la audiencia también habló Abelardo José Daza, quien pidió verdad y resarcimiento del nombre de su papá, Juan Enemías Daza Carrillo, asesinado y presentado falsamente como guerrillero por parte de integrantes de La Popa. 
"Mi papá no era ningún guerrillero, el día que lo cogieron, él simplemente tenía una mochila y dos limones, yo hubiera sabido que ese día a mi papá lo iban a matar yo me quedo ahí para que me hubieran matado también, me hace falta, era el mejor papá. Mi mamá tuvo que criarnos a 5 hijos que quedamos, yo dejé de estudiar porque decía 'mi mamá no tiene para darnos vestido a todos', le dije 'mami, dale estudio a los menores', yo estudiaba porque él nos ayudaba. Esta es la hora y yo todavía lloro a mi papá, lo asesinaron en una reunión en Atánquez", expresó, al recalcar que su reclamo es que los comparecientes limpien el nombre de su papá y en público digan que él no era un guerrillero.
Así mismo habló Naila Arias, hija de Enrique Arias, quien también fue asesinado en Atánquez. Ella recalcó que como indígenas kankuamos su único objetivo es cuidar la tierra, "éramos pobres, ningún falso positivo era rico. Quiero decirles que con la muerte de mi papá nos dejaron huérfanos, a raíz de eso nos tocó desplazarnos de nuestra tierra porque teníamos el apellido Arias y para nadie era un secreto que todos los que tenían ese apellido eran perseguidos, nos seguían estigmatizando 'ahí va la hija de un guerrillero', decían", contó. 
Arias contó también que como su mamá no podía mantener a los 7 hijos, tuvo que repartirlos y dejarlos con familiares y conocidos, "a raíz de eso no hubo una conexión familiar, se perdió", contó sobre otra de las secuelas del asesinato de su papá y concluyó diciendo que al día de hoy no saben quién lo mató, por lo que le pidieron a la JEP aclarar eso. 
Lauro Maestre, indígena kankuamo y hermano de Víctor Hugo Maestre, quien el 4 de octubre de 2004 fue asesinado en el corregimiento de Atánquez, luego de haber sido señalado como colaborador de grupos ilegales.

Lauro Maestre, indígena kankuamo y hermano de Víctor Hugo Maestre, quien el 4 de octubre de 2004 fue asesinado en el corregimiento de Atánquez, luego de haber sido señalado como colaborador de grupos ilegales. Foto:JEP

Lauro Maestre, indígena kankuamo y hermano de Víctor Hugo Maestre, asesinado por uniformados de La Popa, también habló en la audiencia. Contó que primero fueron víctimas de paramilitares, quienes asesinaron a su cuñado, días después llegó el Ejército y aunque pensaron que los iban a cuidar, los soldados los señalaron como colaboradores.
"Mi familia tomó la decisión de presentarlo a mi hermano porque estaba señalado, pensamos que es mejor que si tiene algún problema que lo judicialicen, pero lamentablemente todo esto tuvo un final desagradable...", explicó. Su hermano, dijo, estuvo retenido junto con otras personas hasta el día de su muerte. "El día de la muerte de mi hermano fue el domingo octubre 3 del 2004, a él se le hace la desaparición. Entraron supuestamente un grupo al margen de la ley y se lo llevó, es lamentable que estas personas, el Ejército, que supuestamente garantizan el cuidado de los colombianos, se prestaran para este hecho", añadió.
Maestre dijo que quieren conocer la verdad, saber quiénes más participaron en los hechos. "Mi hermano tenía muchos proyectos de salir adelante. Hoy vemos el sufrimiento, no es fácil decir que las cosas han mejorado pero sí que tenemos tranquilidad en Dios porque todos estos hechos nos llevó a conocer de Dios...Hemos visto el avance porque nosotros mismos tuvimos el valor de denunciar y llevar el proceso a la justicia para que se aclare que él no pertenecía a ningún grupo ni era miliciano".
La siguiente víctima fue Luis Carlos Mesa Viana, quien habló por su "hermanito Alberto Edwin Mesa Viana". Él contó que tuvo una infancia difícil en la calle, por la irresponsabilidad de su padre, y que fue solo a la audiencia porque a su familia aún le da miedo el Ejército. 
"Fui una persona que caí en el Ejército en 1987, como era de la calle y conocía la maldad, conocía jefes de bandas, fui un soldado piloso, dimos golpes en el Ejército por información mía donde se incautaron drogas, armas y marihuana. Como yo era pilas, el coronel Mejía, que cuando eso era subteniente de una estrella, me dio una misión de ir a traer un soldado que se había volado del Ejército, me dio un revólver con 12 tiros, me dijo 'me lo trae vivo o muerto'... con toda la oportunidad que yo tenía, yo al Ejército no fui a quitarle la vida a nadie. Yo cogí ese muchacho y lo llevé al batallón agarrado de la pretina del pantalón", contó. Esto para decirles, mirando a los comparecientes: "El que fue al Ejército hizo lo que hizo porque le dio la gana. La orden la cumple usted si quiere cumplir", reclamó.
Mesa también hizo un llamado al Estado para que las víctimas sean reparadas también económicamente, "que el Estado se encargue de solucionar la situación de las víctimas porque nadie está esperando que le maten un familiar como si fuera una recompensa, pero arrastrando esta cruz todo este tiempo hemos tenido traumas, daños económicos, uno necesita componer su situación económica".
Marcial Contreras, otra de las víctimas, le preguntó al compareciente Elkin Burgos Suárez por qué se ensañó con su hermano. 
"Ustedes me dan pena a mí, me dan lástima porque ustedes perdieron el alma, con todas esas masacres que hicieron matando puros jóvenes, creo que la persona mayor que mataron fue al hermano mío que tenía 40 años, pero todas las víctimas eran puros jóvenes comenzando la vida... ustedes tenían que tener un principio", señaló mirando a los comparecientes.
Contreras también contó que su mamá murió sin saber que soldados habían matado a su hijo, "ella estaba enferma y me preguntaba por él, ¿yo qué le podía decir? 'vieja, él está bien' ", contó, y por todo esto le pidió a Burgos que limpie el nombre y el apellido Contreras de Pueblo Bello.
"Usted como lo mató, lo hizo pasar por un guerrillero dado de baja en combate, le puso ropa y armas podridas y dijo que era un guerrillero. Nosotros somos 16 hermanos y nunca hemos tenido un arma.  Dígale al mundo que Joaquín Contreras era una persona noble, de buenos sentimientos, dejó a una señora embarazada, no alcanzó a conocer a su hija", terminó.

'Yo veía que mis compañeros disfrutaban premios y decidí unirme'

Sargento primero (r) Efraín Andrade Perea en audiencia por falsos positivos

Sargento primero (r) Efraín Andrade Perea en audiencia por falsos positivos Foto:JEP

Por parte de los militares el primero en hablar este martes fue el sargento primero (r) Efraín Andrade Perea, quien tuvo a cargo labores de inteligencia en el Batallón La Popa. 
Él contó que el motivo por el que "no habló a tiempo" y luego decidió unirse a sus compañeros que cometían las ejecuciones extrajudiciales fue porque también quería disfrutar de las felicitaciones, premios y permisos.
"Yo veía que mi inteligencia no era valorada porque era legal, veía que mis compañeros eran felicitados, obtenían permisos y premios. Veía que la inteligencia que yo hacía, que era legal, iba hacia abajo, me sentía discriminado... por eso decidí unirme a los que estaban disfrutando de actividades ilícitas", contó.
Luego, el sagento comenzó a leer una lista con varios nombres de personas a las que en documentos de inteligencia señaló como integrantes de las Farc, pese a que eran "inocentes campesinos". Puntualmente se refirió a algunos familiares que están en la audiencia y dijo: "Quiero decirle a esos familiares que han venido luchando por saber la verdad que sus familiares no eran delincuentes".
Por último, pidió perdón por sus actos, pidió perdón al país y dijo que está profundamente arrependito de sus actos.
Teniente (r) Carlos Andrés Lora Cabrales, excomandante del pelotón Trueno del Batallón La Popa.

Teniente (r) Carlos Andrés Lora Cabrales, excomandante del pelotón Trueno del Batallón La Popa. Foto:JEP

También habló el teniente (r) Carlos Andrés Lora Cabrales, quien estuvo al mando del pelotón especial 'Trueno' del Batallón La Popa, que fue responsable de por lo menos 17 por ciento de los 'falsos positivos' entre enero de 2002 y mayo de 2005.
Lora comenzó contando que los hechos los cometió cuando tenía 25 años, época en la que había entrado al pelotón que era el orgullo de la unidad, el que tenía las mejores armas, dijo que ahora, que tiene 44 años, puede reconocer todo el daño que causó y que "el pelotón fue creado para asesinar personas".
Contó también cómo fue la primera vez que cometió una ejecución extrajudicial y contó que tras las felicitaciones que recibió luego de eso, se desvió completamente de la línea ética y lo siguió haciendo. Pidió especial perdón a Carlos Iván Cáceres "quien nació el día de la muerte de su papá". 
Lora también habló sobre las alianzas que tuvieron con paramilitares de las Autodefensas, quienes con frecuencia les entregaban personas para que las presentaran como bajas en combate. itió así mismo varias veces que dio órdenes de asesinar a personas inocentes, y se refirió al caso de Juan Enemías Daza Carrillo: "Yo ordené que le dispararan a su papá. En efecto él no era ningún guerrillero y en su mochila llevaba limones, estaba haciendo los que los kankuamos hacen, aprendiendo de los padres", le dijo a la víctima Abelardo José Daza.
El teniente (r) así mismo reconoció que instruyó a los hombres bajo su mando para que sus versiones fueran iguales ante las preguntas que pudieran suscitar las operaciones que hacían. "Yo preparé a mis hombres y les dije qué tenían que decir para que se viera que había existido un combate", reconoció.
Por último pidió perdón a las víctimas por todo el dolor causado, por haber dejado a familias sin padres. "Sé el daño que causé, lo siento mucho, lo siento mucho. Con esto sepulté cualquier honor militar que me quedara". 
En el teatro de operaciones se hacían cosas totalmente distintas a las que figuraban en los papeles de las operaciones. A todos estos asesinatos obviamente se les daba la cara de legalidad
Otro de los comparecientes que habló hoy fue el mayor (r) Guillermo Gutiérrez Riveros, quien fue jefe de operaciones del Batallón La Popa. Contó que los 'falsos positivos' se hicieron con el coronel Hernán Mejía, pero incluso fueron más cuando llegó el coronel Juan Carlos Figueroa.
"En el teatro de operaciones se hacían cosas totalmente distintas a las que figuraban en los papeles de las operaciones. A todos estos asesinatos obviamente se les daba la cara de legalidad", contó.
Puntualmente reconoció y pidió perdón por por haber presentado 16 bajas en combate que no lo habían sido. "Estoy aquí y acepto mi responsabildiad por esas muertes,  en ese entonces, como jefe de operaciones y bajo las instrucciones de Hernán Mejía y Juan Carlos Figueroa. Reconozco mi responsabildiad. Yo di nombres de personas que luego se convirtieron en 'falsos positivos' ", dijo.
Finalmente pidió perdón a las víctimas por el dolor causado: "Su batallón La Popa de la época les falló, no cumplimos con nuestra misión de salvaguardar la vida, honra y bienes. Tengan la certeza de que estos asesinatos jamás se volverán a presentar. El dolor causado a todas estas familias no tiene perdón".
Eduart Gustavo Álvarez Mejía, quien  fue comandante del grupo 'Zarpazo' del batallón La Popa, pasó también al micrófono, y reconoció que varias veces dio órdenes de asesinar a personas, y él mismo lo hizo también. Incluso narró en la audiencia cómo asesinó a alguien y luego destruyó sus documentos de identificación para que quedara como N. N. y así obstruir la investigación.
"Esta contraguerrilla tenía un 'kit de legalización', entre los soldados se corrió el rumor de que el kit estaba ahí. Las víctimas siempre eran presentados como guerrilleros", contó.
El exmilitar reconoció también las alianzas con paramilitares y se refirió a la operación en donde fue asesinado Uriel Evangelista Arias: "Llegamos en el sector de El Boquete, apareció el señor Uriel Evangelista Arias, nosotros lo detuvimos, yo le di la orden al soldado de asesinarlo. No fue una situación de combate. No tiene nombre haber dejado a esta familia sin él, con los hijos pequeños", dijo. En ese momento, en la audiencia se levantó la esposa de Evangelista Arias y le dijo al exmilitar: "Yo soy la señora de él, usted me lo arrebató, quiero que me diga si mató un guerrillero o un hombre bueno, quiero que diga que él no era un guerrillero"; Álvarez le respondió que en efecto él no estaba cometiendo ningún delito pero se dio la orden de asesinarlo.
Luego miró a otras de las víctimas en la audiencia y les dijo: "Como comandante del grupo Zarpazo no asesiné a sus familiares pero soy el responsable de haberlos hecho pasar como guerrilleros", luego fue interpelado por una víctima quien le dijo que necesitan encontrar los restos de su hermano asesinado, y la madre de ese hijo hecho pasar como guerrillero también intervino, entre lágrimas, para pedir que le dijeron quién había matado a su hijo que sigue desaparecido, "¿quién dio la orden?", preguntó.
También contó una última operación con el grupo Zarpazo después de una llamada del coronel Publio Hernán Mejía, quien le ordenó ir a una operación especial con un grupo de paramilitares en la cual legalizaron muertes, incluso dijo que por teléfono Mejía le dijo que "tenía que aprovechar ese recurso, los paramiliares, para darle por lo menos 12 bajas más".
Soldado Alex José Mercado Sierra, quien hizo parte del grupo Zarpazo.

Soldado Alex José Mercado Sierra, quien hizo parte del grupo Zarpazo. Foto:JEP

Yo sabía para qué los íbamos a buscar, en esos tiempos era una persona ignorante que lo hacía por un premio, por un permiso, por el ego de llegar a un batallón y darle el gusto a un coronel
El siguiente compareciente fue Alex José Mercado Sierra, quien según la JEP fue uno de los mayores "gatilleros" y de los militares que más dispuestos estaban para asesinar a inocentes.
Mercado recordó que cuando cometió estos crímenes tenía 19 años y se comprometió a decir la verdad de quién les daba la orden. 
"El sargento Cuéllar me da la orden de ir a Barranquilla, que el soldado Gómez Payares me va a entregar tres personas. Yo sabía para qué los íbamos a buscar, en esos tiempos era una persona ignorante que lo hacía por un premio, por un permiso de un mes, por el ego de llegar a un batallón y darle el gusto a un coronel de mantener el batallón en los primeros lugares", contó sobre cómo fue asesinado el padre de Laura Piña, una de las víctimas presentes en la audiencia. 
"Muchas veces recogíamos la plata, comprábamos el material, le pagábamos al soldado que fuera a buscar a las víctimas... había soldados que tenían facilidad de cambiar material del Ejército por un arma para ponérsela a un campesino", detalló.
Dijo que no está en la audiencia obligado ni por la JEP ni por nadie, sino para responderles a las víctimas, darle la cara a las madres que ya no tienen a sus hijos. Él contó que hoy en día es padre y cuando su hijo iba a visitarlo a prisión, pensaba en que al menos su hijo podía verlo los fines de semana, no como los hijos que quedaron sin padres por sus acciones.
"Acepto mi responsabilidad por haber asesinado a ocho personas en estado de indefensión, también acepto mi responsabilidad por ser partícipe del reclutamiento; hoy quiero pedir a la prensa que así como un día por culpa de mí manchamos el nombre de unas personas inocentes, que su nombre salga en todos los medios, ellos no eran personas que nosotros hicimos creer, sus nombres eran: Álvaro Adolfo Piña, Carlos Carmona, un joven sin documento porque la orden de un comandante era traer a los jóvenes sin documento para que no fueran identificados; Daiver de José Mendoza Montero, Uriel Evangelista Arias", dijo.
También mencionó a Ronald José Blanquiceth, "aún haya sido del grupos que haya sido, no merecía morir como murió porque era una persona que ni siquiera agarró su arma".
Finalmente dijo: "No les pido perdón porque no lo merezco, que me perdone Dios. Quiero darle las gracias a mi primero, José Arias, primo de un familiar que le quitamos la vida, sus palabras fueron que no era nadie para juzgarnos". 
Subteniente (r) Elkin Leonardo Burgos

Subteniente (r) Elkin Leonardo Burgos Foto:JEP

Seguidamente habló el subteniente (r) Elkin Leonardo Burgos, quien fue comandante del pelotón Dinamarca 2 de batallón La Popa, también reconoció sus crímenes.
"Vengo a reconocer que planeé y di la orden a mis subalternos de cometer asesinatos, fueron seis personas inocentes, indefensas. Yo di la orden", contó.
Burgos le habló directamente a varias de las víctimas que han hablado en la audiencia, como a Marcial Contreras a quien le asesinaron a su hermano. 
"El 23 de febrero de 2004 su hermano llegó al retén, liderado por el cabo tercero Cubillos, en ese retén me informa el cabo que había llegado un señor indocumentado, él me preguntó cuál era la orden y yo en el afán de querer dar un resultado operacional di la orden de que lo asesinaran, su hermano fue llevado a escasos kilómetros del retén, fue vestido con prendas militares haciéndolo pasar como un subversivo", relató.
Seguidamente dijo que luego se fingió un combate que no había sucedido, y ordenó a soldados disparar mientras él llamaba al batallón para informar que estaban en un combate, y posteriormente informó así mismo que en ese falso combate  "se había dado de baja a un subversivo, cosa que no es cierta, señor Marcial, su hermano era un campesino".
Así mismo mencionó que para esa época el comandante del batallón La Popa era Publio Hernán Mejía, "fui presionado por el comando del batallón en dar resultados operacionales, reconozco públicamente de tratar de alimentar un ego militar, recibir una condecoración por dar resultados operacionales, quizás como lo ofrecían los comandantes del batallón que después de 7 bajas le daban a uno la medalla gris, quizás después de 7 resultados seríamos candidatos a un viaje al Sinaí, quizás las prebendas que ofrecía el comando del batallón como descansos, comidas, festejos... Me siento arrepentido de haber dado la orden, es tarde y estoy acá parado ante usted, señor Marcial", comentó. 

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