Para Candice Welsch, representante regional de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC), el punto más relevante del informe Simci, -publicado este este 18 de octubre- tiene que ver con el crecimiento desproporcionado entre los narcocultivos (10 %) y la producción de cocaína (53 %). “Este efecto tiene una explicación. La coca sigue concentrada en las zonas donde la productividad es mayor en sus tres fases: cultivo, extracción y transformación. Haciendo que una hectárea de coca produzca hoy hasta dos veces la cantidad de cocaína que producía hace 11 años”, indicó la representante.
Según Simci, Nariño es el departamento con más cultivos y, comparado con el resto del país, tiene más coca que otros 15 departamentos juntos, incluyendo Antioquia y Valle del Cauca.
Este fortalecimiento de los enclaves cocaleros, entre ellos Nariño, Cauca, Putumayo y Catatumbo, responde a un cambio de producción. Se está industrializando, “usando nuevas formas para fertilizar las plantas”, que logran llegar a su punto máximo entre los dos y tres años desde su siembra, dijo Welsch.
Este factor tiene un alto costo ambiental. La mitad (47 %) de la deforestación en Colombia sucede en estos territorios, así como la minería ilegal y la producción del 82 % de las sustancias químicas que se requieren para la fabricación del alcaloide. “Esta es una oportunidad para abordar las problemáticas de drogas, pero también de desarrollo, de gobernabilidad y de sostenibilidad”, recalcó.
Otra causa-consecuencia de esta producción desaforada, es la incidencia de los narcocultivos en la economía. “La producción de hoja de coca representa más del 10 % del valor agregado de la economía en 38 municipios de los 181 con presencia de cultivos. En muchos de ellos es la principal fuente de ingresos”.
¿Dónde se cultiva?
Leonardo Correa, coordinador regional de análisis, monitoreo e innovación de la UNODC, resaltó que, “la mayoría de la coca sigue estando en territorios aislados”. El informe dicta que el 86 % de los centros poblados más cercanos a los cultivos ilícitos tienen una categoría submunicipal. De hecho, 59% de la coca tiene como Centro metropolitano más cercano a Popayán.
Sin embargo, alertó que, si bien el informe confirmó el fortalecimiento en los enclaves de coca que han estado vigentes desde hace años, hay preocupación por aquellos que están emergiendo. “Allí hay una densidad de siembra tal, que pronto van a ser capaces de tener el comportamiento de un enclave”.
Para frenar esta tendencia, señaló que en todos estos lugares donde se enquistó la coca como motor económico, la política de erradicación debe ser integral; de forma tal que logre transformar estos ingresos.
“Supongamos que tenemos una solución mágica y arrancamos toda esa coca hoy, cuando representa el 40 % de la economía de ese territorio. ¿Cuál es el efecto que estamos generando? Aquí es clave tener una estrategia que lo haga en el orden correcto: corregir las vulnerabilidades, crear oportunidades y luego sí pensar en cómo sacar el problema de los cultivos ilícitos”, concluyó el coordinador regional de la UNODC.
SARA VALENTINA QUEVEDO
Redacción Justicia