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‘Nadie puede asegurar que algún día a Colombia no vaya a llegar el fentanilo sintético’
Julián Quintero, investigador de ‘Échele Cabeza’, habló de lo que han encontrado en Colombia.
En medio de mensajes de autoridades como el presidente Gustavo Petro, que alertan sobre el fentanilo, que está causando una crisis de salud pública en Estados Unidos, Julián Quintero, investigador de la corporación Acción Técnica Social y del programa ‘Échele Cabeza’, que trabaja en mitigación de riesgos por consumo de sustancias psicoactivas, habló sobre la realidad de esta droga en Colombia.
Julián Quintero, consultor en Drogas del programa Échele Cabeza cuando se de en la Cabeza de la Corporación ATS. Foto:Archivo particular.
¿Cuál es la situación hoy del fentanilo en el país?
El presidente Gustavo Petro al parecer se está adhiriendo a una cruzada internacional que está liderando el gobierno norteamericano, para quienes el problema del fentanilo se ha convertido en un problema prioritario de salud pública debido a la alta tasa de mortalidad que implica esta sustancia.
En Colombia lo que ha incautado la Fuerza Pública son ampolletas, que son medicamentos producidos por laboratorios farmacéuticos, que se usan en los hospitales pero que terminan desviándose al mercado ilegal básicamente para dos perfiles: por un lado, las personas que consumen heroína u otro tipo de opioides y opiáceos, que cuando faltan una sustancia la sustituyen con otra; y el segundo tipo es en el gremio de la medicina, que son personas que conocen muy bien la sustancia.
¿Y frente al fentanilo ilegal, el que no es una medicina, qué han visto?
Existen los análogos sintéticos del fentanilo, que son fabricados con insumos y precursores en laboratorios ilegales, es muy potente y como el rango de riesgo para una sobredosis es tan bajo, es allí donde se vuelve tan peligroso. Eso sumado a que las personas que usan fentanilo usualmente lo hacen solas y no tienen a nadie al lado que les pueda ayudar a identificar una sobredosis; tampoco tienen a naloxona, que es el medicamento que revierte una sobredosis; y en Estados Unidos apenas el último año y medio abrieron salas de consumo supervisado, donde las personas van a consumir y otros las cuidan.
¿El problema en EE. UU. ha sido por esos análogos sintéticos, que no se han identificado en Colombia?
Exactamente, por ejemplo, una persona compra lo que cree que es una pastilla de oxicodona en el mercado ilegal, pero en realidad es fentanilo… gran parte de los casos y los fallecimientos han venido por esa ruta.
¿Cómo es que el consumo de fentanilo se deriva del uso de otras drogas?
El antecedente de esta epidemia que está sufriendo EE. UU. fue resultado de un acto de corrupción y falta de control de un medicamento de nombre oxicodona, que una farmacéutica no informó de manera adecuada sobre la potencia y la adicción de este medicamento por 20 años. Cuando ya se dieron cuenta era demasiado tarde, intentaron suprimir ese medicamento del mercado y la gente salió a buscar sustancias similares como la morfina, la heroína y apareció el fentanilo. Colombia no tiene ese antecedente.
El Gobierno debería estar distribuyendo protocolos para la identificación y el monitoreo del fentanilo ante cualquier síntoma, intoxicación o sobredosis sospechosa
¿Cuándo se identificó en Colombia la desviación del fentanilo de uso hospitalario al mercado ilegal?
La primera vez que desde la corporación lo identificamos en nuestras investigaciones fue hace 7 u 8 años en los círculos de consumo de la heroína. También hace unos 5 años se habla de historias de que está siendo mezclado con la sustancia tipo tusibí, pero no lo hemos encontrado en las muestras analizadas, entonces no hay evidencia de esto. Pero hay que decir que la sobreexposición mediática y política del fentanilo en el último año ha alterado el mercado.
Nosotros hemos visto tres cosas. Una es un aumento en la consulta a nosotros sobre los efectos, los usos y las dosis, el aumento de esas preguntas pueden estar relacionadas con un aumento por el interés del consumo. Lo segundo es que han aumentado las incautaciones, eso es una señal. Lo tercero es un aumento del precio en el mercado ilegal, hace unos 2 años o 3 años las ampolletas se conseguían entre 40.000 y 50.000 pesos en el mercado ilegal, ahora pueden estar costando 120.000 o 130.000 pesos, lo que implica que podría haber una demanda alta y no mucha disponibilidad del producto.
Entonces, en Colombia no hay consumo de fentanilo en la manera que sucede en EE. UU., tampoco hay aquí laboratorios ilegales de fentanilo sintético, ¿cómo podrían las autoridades prepararse, en cualquier caso?
Nadie puede asegurar que algún día no lleguen los análogos sintéticos, toca estar preparados como la evidencia nos dice que funciona: teniendo salas de consumo supervisado, analizando drogas en los contextos de consumo, entregándole a la gente naloxona, y evitando que la gente consuma sola. Eso es lo que está demostrando que funciona más que intentar solamente prohibir o perseguir. Trabajar todos en conjunto, la sociedad civil, el sistema de salud, la Fuerza Pública, empezar a cruzar información frente a cómo se puede manifestar el fenómeno.
Es muy difícil tener un consumo de menor daño con sustancias con un riesgo de muerte tan alto (...) Ojalá toda esta información les permita tomar la decisión de no consumir fentanilo
¿Sería necesario algún ajuste en el sistema de salud?
El Gobierno debería estar distribuyendo protocolos para la identificación y el monitoreo del fentanilo ante cualquier síntoma, intoxicación o sobredosis sospechosa. También debe aumentarse la vigilancia previa, tenemos un problema y es que siempre vamos a analizar el cadáver o la sangre del intoxicado, hay que ampliar los servicios de análisis de sustancias previo al consumo; también las salas de consumo supervisado, sobre todo para las personas en alto riesgo, como quienes consumen heroína.
Esta es una sustancia riesgosa que está causando miles de muertes en Estados Unidos, pero aun así, habrá personas que quieran probarla, ¿hay alguna forma de mitigar los riesgos?
Es muy difícil tener un consumo de menor daño con sustancias con un riesgo de muerte tan alto.
Lo primero es informarse muy bien de cuáles son los riesgos asociados al consumo y sobre eso tomar una decisión… El fentanilo como medicamento, cuando se usa en hospitales, hay cuatro personas, todas expertas monitoreando a la persona, en un sitio con equipos donde te pueden resucitar, donde tienes una ventilación mecánica, ese es el contexto que debes tener para usar esa sustancia…
Aquí está la guía para el manejo de sobredosis por opioides en el ámbito comunitario (la hay hace décadas en el ámbito intrahispotalario) para que vengan a decir que no hay instrucciones para el manejo de fentanilo https://t.co/tzQxSoAz7ypic.twitter.com/oPwMfhpJXb
Lo segundo, evitar al máximo el consumo de la sustancia tusibí, porque en análisis de laboratorio hemos identificado que le ponen morfina y oxicodona y estas sustancias fueron las que precedieron la epidemia del fentanilo en EE. UU.. De otro lado, no mezclen el tusibí, que ya de por sí es una mezcla, con alcohol u otras cosas.
También, entérense muy bien de lo que es una sobredosis y sus síntomas; por ejemplo, los labios morados, la pupila muy pequeña, que empiezan a roncar, para que puedan reaccionar en caso de tener una sobredosis que pueda ser fatal. Ojalá toda esta información les permita tomar la decisión de no consumir esta sustancia.