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Así es el barbárico laberinto de la explotación sexual en Cartagena
Espejos, con un blindaje especial, camuflan pequeñas puertas que dan paso a corredores de horror.
En cuartos de menos de dos metros cuadrados, y con un penetrante olor nauseabundo, deben cumplir con sus cuotas de explotación sexual, mujeres y menores de edad, en Cartagena.
No es la primera vez que los night club Chica Linda y El Cacique son allanados. Incompresiblemente, a los pocos días de las acciones judiciales ya tienen las puertas abiertas y las mesas nuevamente dispuestas para los extranjeros y nacionales que van a comprar sexo. Pero, sí es la primera vez que se logra llegar al corazón de los interminables pasillos del laberinto que esconde tras las pistas de baile.
Los espejos, con un blindaje especial, camuflan pequeñas puertas que dan paso a los corredores de horror, donde el aire es denso y la única luz es la de las bombillas neón que marcan el camino.
Algunas puertas -de los espacios que son idénticos a los de una celda de la cárcel La Modelo de Bogotá-, están marcadas con los sobrenombres que usan las mujeres en condición de prostitución, o con los que son ‘bautizadas’ las menores de edad explotadas sexualmente.
Valentina, Cata, Jessi… todas allí bajo condiciones inhumanas, sometidas y obligadas a pagar una interminable deuda por no acceder a las pretensiones aberrantes de los clientes, por vomitar en la pista de baile, pese a que su cuerpo ya no aguanta ni el licor ni las drogas que han tenido que consumir, o por usar menos tiempo o pasarse de la media hora reglamentaria que tiene cada ‘comprador’.
Las jóvenes eran reclutadas en Barranquilla por un influencer. Foto:Policía Nacional
A esos laberintos son llevadas mujeres que, como en las mafias internacionales de trata de personas, las mantienen bajo el efecto de alucinógenos para que no huyan. Así encontraron las autoridades a cuatro mujeres, prácticamente secuestradas, en medio de los operativos de la semana anterior.
La ONG Operation Underground Railroad (OUR), que se dedica a nivel global a arrancarles las víctimas a las redes de trata de personas, las acompañó y aplicó la ruta inicial para su rescate. OUR estuvo en el antes y después de la operación policial y, junto al equipo especial de Migración Colombia, intentó buscar hogares de paso para las mujeres.
“La gente cree que a ellas (mujeres y niñas) les gusta estar ahí y les gusta pararse en la Torre del Reloj, pero la realidad es que son víctimas de explotación sexual y solo quieren tener la oportunidad de salir de allí”, señala uno de los funcionarios.
Y es verdad. Porque una situación es la que se vive y se ve en el Centro Histórico de Cartagena, donde todo es fiesta, selfie, clima cálido y un trago agradable. Tras las transacciones de los proxenetas, viene ese infinito laberinto de horror que de chica linda, ni siquiera el nombre.
Ayer, la fiscalía argumentó, uno a uno, los cargos contra las 15 personas judicializadas, entre proxenetas, taxistas, promotores turísticos, cabezas de la red y una influencer. Ahora, tanto los rescatistas de OUR, las víctimas y quienes investigaron a esta red por seis meses, cruzan los dedos para que un vencimiento de términos o alguna sorpresa, no los deje nuevamente en la calle.