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Priorizar la tregua en la mesa y control del territorio, giros urgentes con Eln

¿Qué pasa con el Eln? Analistas exponen posiciones frente al Gobierno y la 'paz total'. 

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, convocó este miércoles a los negociadores de paz con el ELN para "examinar" el "grave" ataque de la guerrilla que dejó nueve militares muertos y otros nueve heridos.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, convocó este miércoles a los negociadores de paz con el ELN para "examinar" el "grave" ataque de la guerrilla que dejó nueve militares muertos y otros nueve heridos. Foto: EL TIEMPO

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José David Pushaina Epiayú tenía tres hermanos. Estaba a punto de cumplir 19 años y su madre, que trabaja en servicios generales en un colegio cerca de Riohacha, le tenía lista la fiesta para celebrar el cumpleaños.
Antes de empezar el servicio militar se dedicaba a la pesca, pero ya con el uniforme puesto había decidido seguir en el Ejército como soldado profesional.
Pero la fiesta le dio paso a la tragedia. Pushaina Epiayú fue uno de los nueve militares asesinados por el Eln cuando prestaban seguridad al olecoducto Caño Limón-Coveñas en el Catatumbo. Desde noviembre, cuando se iniciaron los diálogos formales, esa organización criminal ha matado a 14 uniformados.
El ataque a la patrulla justo cuando Gobierno y Eln se preparan para una tercera ronda de negociaciones, esta vez en Cuba, y cuando el presidente Gustavo Petro tiene varios flancos de su ‘paz total’ en llamas, generó el rechazo de todos los colombianos y revivió la urgencia de que la vida tranquila de la que gozan los jefes del Eln refugiados en Venezuela y Cuba empiece a verse también en las zonas del país azotadas por la violencia de sus frentes de guerra.
Son nueve militares, la mayoría de ellos apenas sobre los 20 años, cuyas muertes a mansalva les recordaron al país y especialmente al gobierno Petro, que el Eln sigue fiel a su lógica de que mientras más violencia ejerza en Colombia, supuestamente más podría ganar en una negociación.
Una lógica sangrienta que se remonta a enero del 2019, cuando el Eln perpetró un atentado con carro bomba contra la escuela de Policía General Santander, en el sur de Bogotá, que dejó como saldo 22 muertos y 80 heridos.
El ataque terrorista contra la Escuela de Policía General Santander dejó 21 víctimas mortales.

El ataque terrorista contra la Escuela de Policía General Santander dejó 21 víctimas mortales. Foto:EL TIEMPO

Horas después, el entonces presidente Iván Duque declaraba rotas las negociaciones iniciadas por su antecesor, Juan Manuel Santos, y le pedía a Cuba capturar a los 10 negociadores elenos que se encontraban en ese país y entregarlos a las autoridades colombianas.
Con esa decisión, y tras el sangriento atentado en la capital del país, de nuevo se cerró la puerta a un proceso de paz con el Eln, una guerrilla que desde mediados de los 80 le ha rehuido al menos seis veces a la posibilidad de dejar la violencia.
La puerta volvió a abrirse, como era de esperarse, con la llegada del primer presidente de izquierda a la Casa de Nariño. Pero ni siquiera Gustavo Petro ha logrado, hasta ahora, que el Eln deje de sembrar minas en el camino de sus negociaciones con el Estado.
Al filo de la noche de este viernes terminó la reunión extraordinaria convocada por el jefe de Estado con sus negociadores. Como estaba anunciado, el Gobierno defendió la necesidad de seguir adelante con los diálogos –calificó de “traspié” la crisis–, pero también dejó claro que el Eln debe avanzar cuanto antes para cumplir “una responsabilidad inmediata de generar esperanza en la sociedad”, en palabras del comisionado de Paz, Danilo Rueda.
Danilo Rueda, tras el encuentro ‘Gobierno escucha: intercambio de experiencias de paz’, realizado en Cartagena.

Danilo Rueda, tras el encuentro ‘Gobierno escucha: intercambio de experiencias de paz’, realizado en Cartagena. Foto:JUAN DIEGO CANO/PRESIDENCIA

Más incisivo, el jefe negociador del Gobierno, Otty Patiño, cuestionó si el Eln está usando las conversaciones para fortalecerse, como muchas voces denuncian desde las regiones, y si su presencia en la mesa “significa una real intención de paz”.
Aunque con el Eln no está vigente un cese del fuego (que está activo con la ‘Segunda Marquetalia’, el ‘Estado Mayor Central’ y las Autodefensas de la Sierra), el hecho es que el ataque en el Catatumbo, quiéranlo o no las partes, prioriza esa discusión.
Claramente, la opción de una ruptura como la de 2019 no estaba sobre la mesa. No solo por las convicciones ideológicas del Presidente sobre la necesidad de una salida negociada con las guerrillas, que quedaron plasmadas desde la campaña, sino porque hoy por hoy la del Eln podría terminar siendo la única tabla a flote de su proyecto de ‘paz total’.
Tanto así que voces tan influyentes para Petro como la del presidenrte del Congreso, Roy Barreras, le vienen insistiendo hace semanas que concentre sus apuestas, y también a su comisionado de Paz, solamente en ese proceso.

¿Qué busca el Eln?

"No se puede tener una agenda tan abierta que termine por dilatarlo todo".
Pero ¿cómo darle un timonazo a un proceso de paz con un grupo en cuya historia se cuentan el asesinato de un obispo de Arauca (que rompió los diálogos de Tlaxcala); el atentado de la General Santander, que dinamitó el proceso iniciado en la istración Santos, y los secuestros del avión de Avianca en el sur de Bolívar y de la iglesia La María, en Cali, que terminaron de poner en jaque a la ya complicada estrategia de paz del gobierno Pastrana?
El exprocurador Jaime Bernal Cuéllar, quien participó en pasados procesos de paz con ese grupo, señaló que se debe precisamente acordar lo antes posible un cese de fuego y fijar previamente un protocolo claro que garantice el cumplimiento de los compromisos.
Sostuvo que ya a instancias de la Comisión Facilitadora, en los diálogos de paz de 2015, se había fijado un mecanismo de participación ciudadana que estaba en cabeza de gremios y organizaciones, con lo que se podría cumplir con la petición de tener presencia de las comunidades en el proceso y dar paso a los acuerdos humanitarios.
Igualmente señaló que se debe acordar una agenda concreta en la que se defina claramente cuáles son las pretensiones del Eln, que no son nuevas y ya se vienen discutiendo hace años. “No se puede tener una agenda tan abierta que termine por dilatarlo todo”, añade.
La politóloga María Victoria Llorente, directora de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), coincide en que hay que aterrizar una agenda. “El problema es que el Eln no tiene claro qué quiere. Por eso se ven ‘varios’ Eln: uno está en la mesa y otro en territorio; no se ven consensos internos de lo que quieren hacer”, dice Llorente.
"El problema es que el Eln no tiene claro qué quiere. Por eso se ven ‘varios’ Eln: uno está en la mesa y otro en territorio".
Pero advierte que no se trata de una división total sino de las federalizaciones de frentes que históricamente han afectado cualquier intento de paz con ese grupo.
Siendo esto así, informes de inteligencia y fuentes que hablan con el Eln sí señalan que hay poderosos jefes, como ‘Pablito’, el amo de la frontera entre Colombia y Venezuela a la altura de Arauca y Apure, que están en abierta rebeldía con jefes como ‘Antonio García’.
Hay una disonancia entre un Eln grandilocuente que quiere hablar de todos los temas y ser el veedor de los cambios del país, y la realidad del grupo que sigue siendo pequeño, con un dominio real en muy pocos sitios del territorio nacional”, dice Llorente, advirtiendo sí que eso no implica desconocer la gran capacidad de daño que pueda tener esa guerrilla. Y frente al equipo negociador, considera que sería positivo tener un mayor liderazgo del jefe de la negociación, Otty Patiño, quien ha demostrado ser más pragmático que otros actores que representan al Ejecutivo.
Danilo Rueda, tras el encuentro ‘Gobierno escucha: intercambio de experiencias de paz’, realizado en Cartagena.

Danilo Rueda, tras el encuentro ‘Gobierno escucha: intercambio de experiencias de paz’, realizado en Cartagena. Foto:JUAN DIEGO CANO/PRESIDENCIA

Durante la cumbre de paz en Cartagena de esta semana, el presidente del Congreso, Roy Barreras, dijo que “el Eln tiene el deber moral de avanzar en el cese del fuego verificable”, pero también llamó al ministro de Defensa, Iván Velásquez, a que avance en una política de seguridad que permita que sea el Estado el que impone las condiciones en sus os con los diferentes actores ilegales. Esa estrategia, cuestionó Barreras, “no se conoce; y sería muy importante que el ministro de Defensa la diera a conocer ante el país”.
Barreras asegura que para cualquier proceso de paz es clave que el Estado controle los territorios, algo que no se ha visto en los casi ocho meses del actual gobierno. “El peor de los mundos es no tener control del territorio ni seguridad para hablar con fuerza en la mesa, y además que haya ceses del fuego en donde los únicos que disparan son los ilegales”, dijo el congresista.

Proteger a la población civil, una prioridad

Para Camilo González Posso, presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), antes del siguiente ciclo de conversaciones en La Habana se deberían reunir las partes y tomar decisiones de fondo.
Se debe pasar a dar prioridad al alivio humanitario y la protección de la población civil. No puede ser que hablen de abrir la participación a la comunidad para hacer los grandes cambios y al tiempo sigan cometiendo acciones violentas, ese no puede ser un punto perdido de la agenda, como está hoy”, dijo González Posso. Igualmente señaló que se tendría que fijar un cronograma puntual para el desarrollo de la agenda: “No puede ser algo indefinido, que sepamos que al menos se desarrollará en este gobierno y no en este siglo”.
Con el Eln por fuera de la tregua anunciada el 1.° de enero, los analistas dicen que al Gobierno le ha faltado contundencia militar para que la negociación política sea realmente para los elenos la única opción. Pero con sus jefes por fuera del país, esa estrategia se dificulta.
Petro tiene, sí, una carta que hasta ahora no se ha visto: usar la influencia que tiene el régimen de Nicolás Maduro sobre los elenos. En su momento, el presidente Hugo Chávez fue clave para el inicio del proceso definitivo con las Farc.
Esa influencia, o al menos lograr que las fuerzas armadas venezolanas aprieten a los grupos ilegales que usan el territorio venezolano para esconderse, es una variable que hasta ahora no se ha contemplado, pero que sí movería el statu quo que tiene tan cómodo al Eln en el mapa de la guerra y el narcotráfico.

Febrero, el mes más violento

Un informe del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac) conocido por EL TIEMPO señala que febrero fue el mes con mayor número de acciones ofensivas atribuidas al Eln en el último año.
Se registraron 12 acciones ofensivas y cuatro combates protagonizados por integrantes de esa guerrilla. El documento señala que en 11 de los 18 eventos violentos atribuidos a esa organización ilegal en el segundo mes del año hubo víctimas: un guerrillero murió, nueve personas resultaron heridas, cinco fueron secuestradas -y posteriormente liberadas- y por lo menos 10 fueron amenazadas. Igualmente se señala que las acciones violentas ocurrieron en Arauca (seis acciones), Antioquia (dos), Bolívar (dos); y en Casanare, Chocó y Risaralda, una acción en cada departamento.
Y aunque con esa guerrilla no está acordado un cese del fuego, el documento advierte que no se registraron operaciones contra el Eln en el segundo mes del año. “Es el primer mes, desde febrero de 2021, en el que Cerac no registra operaciones de la Fuerza Pública contra esa guerrilla”.
REDACCIÓN JUSTICIA
En Twitter:JusticiaET

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