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La búsqueda de la Comisión de la Verdad para 'nombrar lo innombrable'
Así se titula la serie de conversaciones que contará este jueves con la artista Doris Salcedo.
Doris Salcedo, artista colombiana, nació en Bogotá en 1958. Foto: Claudia Rubio
¿Basta leer sobre quiénes fueron los actores armados, cuáles fueron las dinámicas del conflicto y cómo perpetraron sus peores crímenes para entender nuestra guerra? Seguramente no, o al menos a eso apunta la reflexión que se está haciendo la Comisión de la Verdad sobre su tarea de esclarecimiento del conflicto armado vivido por más de seis décadas en el país.
Si no basta, entonces, ¿a qué acudir para comprender aquello que se escapa a la racionalidad histórica o académica? La respuesta, considera la comisionada Lucía González, está en el arte y la cultura. Por eso, desde hace un par de meses, ella modera una serie de conversaciones llamadas ‘Nombrar lo innombrable’, en las que indaga con artistas del país por sus formas de contar el horror.
Este jueves, la invitada será la artista plástica Doris Salcedo, una de las voces y miradas más reconocidas a nivel internacional, quien ha concentrado toda su obra en el conflicto armado, pero no solo en el conflicto, sino sobre todo en las víctimas de este.
Hoy a las 6 de la tarde, en 'Nombrar lo innombrable: conversaciones sobre arte y verdad’, la comisionada @luciagonzalezd conversará con Doris Salcedo sobre el valor que tiene el arte para contar los horrores de la guerra.
— Comisión de la Verdad (@ComisionVerdadC) June 25, 2020
¿Qué es lo innombrable?
Los armados tuvieron nombres colectivos e individuales, más conocidos como alias. Hubo remoquetes para todos los sectores. ‘Mamertos’, ‘pájaros’, ‘chulavitas’, ‘elenos’, ‘paras’, ‘farianos’ hacen parte de una larga lista. Las víctimas han sido llamadas así, ‘víctimas’, como un genérico que recoge millones de experiencias particulares. ‘Conflicto’, ‘guerra civil’ o ‘terrorismo’ han sido algunos nombres en disputa para nombrar lo que ha pasado en Colombia.
¿Dónde está lo innombrable? “Lo innombrable es el sufrimiento que genera el horror, no el hecho fáctico que normalmente nombramos”, explica la comisionada González. Es allí donde se apela a lo emocional que los artistas son capaces de plasmar, el dolor y el sufrimiento que son inenarrables y, por lo tanto, solo encuentran la posibilidad de ser expresados en el relato artístico.
La comisionada de la Comisión de la Verdad pone como ejemplo la obra de Horacio Benavides, el poeta caucano autor de versos como “te metieron en una bolsa negra y te llevaron al monte”. “Yo nunca he leído nada más horroroso –señala González–. No quisiera enfrentarme a eso, pero puedo leerlo y puedo sentirlo”. O los alabaos de las cantaoras de Bojayá con sus memorias de tantos dolores y tantas resistencias. “No podrías relatar ese dolor que hay ahí”, piensa González. “Es también lo que pasó con la exposición fotográfica de Jesús Abad Colorado”, ‘El testigo’, dice.
Los lenguajes del arte permiten comunicar más allá de lo racional y transformar en historias a los muertos y desaparecidos que se han convertido en números, expresar dolores que no son cuantificables como los de campesinos, madres, sindicalistas y hasta combatientes.
“Cuando uno ve las telas de Doris Salcedo es como ver la inmensidad de la tragedia, la tela es gigantesca”. Esta es otra imagen que utiliza la comisionada Lucía para señalar la capacidad particular y única que tiene el arte frente a las crisis sociales y humanas.
Justamente será la obra de Salcedo por la que se indague este jueves. “Creo que es precisamente en las épocas de crisis cuando el arte alcanza su significado más profundo”, escribió este año la artista en una columna para The New York Times. “Los testimonios de las víctimas no solo están en el centro de mi trabajo, sino que en realidad son un requisito para la existencia de todas mis obras”, agrega Salcedo.
El armamento de las FARC se fundió y se instaló, como arte, en el corazón de Bogotá. Foto:Juan Fernando Castro.
Es por eso que la obra de Doris Salcedo es de interés para la Comisión de la Verdad. De hecho, han trabajado de la mano. Así sucedió con ‘Quebrantos’, la instalación de Salcedo en la plaza de Bolívar en la que decenas de líderes y lideresas sociales sobrevivientes rompieron vidrios para señalar lo que sucede cuando asesinan a sus compañeros, para mostrar lo irreparable.
“A veces sus obras son un poco difíciles”, dice la comisionada Lucía, pues su lenguaje es contemporáneo, pero justamente por esta razón resalta la importancia de poder conversar con los artistas, para entender su apuesta expresiva más allá de lo que pueda significar para cada espectador que se pare frente a una de sus obras.
Salcedo también fue la responsable de ‘Fragmentos’, la obra en la que víctimas de violencia sexual ayudaron a forjar un suelo con los metales fundidos surgidos de las armas entregadas por las Farc. Otras como ‘Ausencias’ y ‘Atrabiliarios’, dice la comisionada, también aparecerán en la conversación con la artista, hasta abarcar su obra como un todo completo.
Nombrar la resistencia
Lo innombrable no es solo lo horroroso. “Cuando uno ve a estas mujeres cantaoras de los alabaos del Pacífico, uno dice '¡qué capacidad de resistencia!'. O cuando escucha a los pelados haciendo rap, que están contando su tragedia urbana”, dice la comisionada González. Así, los relatos no solo permiten entender la emoción detrás del dolor, sino detrás de la capacidad de revivir, reclamar, resistir, reconciliarse y reconstruir.
La pregunta de la Comisión de la Verdad no está solo en los artistas que pueden nombrarse así sin dudas. También está en las manifestaciones artísticas de las comunidades en sus prácticas culturales, como las obras de teatro en las que las víctimas “nombran y procesan su dolor, pero también dicen ‘estamos aquí para alzar la voz, no nos han derrotado’ ”.
La complejidad de la cultura en la tarea de la Comisión de la Verdad no se queda solo en lo artístico. Hay una pregunta social que guía la tarea de esclarecimiento y que recuerda la comisionada: “¿Qué es lo que tiene la cultura que hace que la violencia se haya criado, desarrollado y perpetuado de la manera como lo ha hecho?”.
No basta con preguntarse qué hicieron quienes a otros quienes, cómo y por qué, sino en qué contexto cultural, basados en qué valores o ausencia de estos, ocurrieron esas atrocidades, reflexiona la comisionada. “Creemos que fundamentalmente la transformación es cultural. Para que sea verdadera no basta con que sea legislativa o institucional, tiene que ser en esencia cultural”, dice Lucía González.
Al girar la moneda aparece otra pregunta: ¿cuál fue el impacto del conflicto armado sobre la cultura? Las formas de canalizar la muerte, la costumbre de vivir en medio de la guerra y la pérdida de prácticas culturales son algunos que señala la comisionada González y que se han hecho manifiestas, por ejemplo, con fenómenos como el narcotráfico, pero no solamente.
Allí aparece de nuevo el arte, que para mostrar primero ve aquello que tal vez otras formas de abordar el conflicto no han visto. “Por eso quisimos darles voz a los artistas”, explica.
La charla con Doris Salcedo será la cuarta. Antes de ella estuvieron Ignacio Piedrahita, escritor y geólogo antioqueño que ha escrito sobre la afectación al medioambiente, como en el libro Grávido río; el también antioqueño Juan Manuel Echavarría, con obras como las pinturas hechas por excombatientes o las fotografías de tableros de escuela abandonados en zonas de guerra, y el santandereano asentado en Medellín Pablo Montoya, quien está cerca de lanzar un libro sobre la operación Orión en la comuna 13, pero ha escrito sobre los horrores en el proceso de la conquista de América, entre otros temas.
Después de ellos vendrá una decena más de artistas, entre los que la comisionada Lucía menciona a la poeta y dramaturga Patricia Ariza; a la cantaora de Timbiquí, Cauca, Nidia Góngora; al escritor William Ospina y la posibilidad de conversar con raperos o punkeros en otras charlas.
Todas estas conversaciones serán sistematizadas en el núcleo de cultura de la Comisión de la Verdad como aporte al que, señala González, es uno de los retos más grandes de esa entidad de justicia transicional extrajudicial: decidir cómo nombrar lo que tienen que nombrar. Asimismo, buscan adelantar la reflexión en la agenda pública con los artistas como aliados.
Al final, la comisionada no descarta que la Comisión presente sus resultados no solo en el informe final, sino también a través de obras artísticas teatrales, pictóricas o cinematográficas que contribuyan en la tarea de nombrar lo innombrable.