Así fue como agentes encubiertos de la Dijín infiltraron red de narcos en Bogotá

Augusto Gómez Zuluaga, de profesión ingeniero civil, se hacía pasar como un próspero comerciante dedicado al diseño de glampings, un moderno sistema de camping con todos los lujos, los cuales vendía en sectores exclusivos a las afueras de Bogotá. 

Esto le permitía llevar una vida de lujos y organizar suntuosas fiestas a las que asistían reconocidos empresarios y comerciantes de diversas partes del país.

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Pero su fachada se derrumbó cuando fue capturado en medio de una elaborada operación antinarcóticos adelantada por la Policía Judicial (Dijín), la Fiscalía General y dos agencias de Estados Unidos, la del Servicio de Migración y Aduanas (ICE) y la DEA.

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Lo señalan de ser el jefe de una estructura dedicada al tráfico de cocaína hacia México y de allí a Estados Unidos, por lo que no se descarta que tenga nexos con el 'cartel de Sinaloa'.

A Gómez y su estructura, integrada por María Alejandra Varón (quien tenía casa por cárcel por narcotráfico), César Alfredo Arciniegas, Fabián Emilio Paredes, Carlos Andrés Zuluaga y Víctor Hugo Cardona los capturó la Policía Judicial por solicitud de la Corte Distrital de Estados Unidos para el Distrito Sur de la Florida, que los pide en extradición para que respondan por delitos conexos con narcotráfico.

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De acuerdo con un investigador de la Dijín, desde 2019 se tuvo conocimiento de un grupo delictivo común organizado que enviaba cocaína a través del aeropuerto internacional El Dorado, de Bogotá. 

"Lo hacían bajo dos modalidades: una, utilizando maletas de doble fondo y la otra, contaminando cargas, por ejemplo de flores tipo exportación, las que se envían a Estados Unidos en fechas especiales como San Valentín", aseguró la fuente a EL TIEMPO.

En esa línea, los investigadores pudieron establecer que los narcotraficantes traían entre 50 y 80 kilos de cocaína por mes desde los laboratorios de producción ubicados en Cauca.

La droga la almacenaban en Bogotá mientras salía por El Dorado hacia México, en donde, dice la investigación, "contaban con las personas que 'bajaban (recibían), la cocaína en México y Estados Unidos, estaban muy bien organizados", aseguró el investigador.

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En Bogotá la red empezó a tener problemas tras unas capturas que los dejaron sin sus aliados en la terminal aérea, oportunidad que aprovecharon las autoridades para diseñar un plan para infiltrar la organización.

Es así como se decidió, en coordinación con la Fiscalía, un plan que involucró a varios agentes encubiertos que entraron a trabajar en El Dorado en las áreas de mantenimiento, carga y de control de equipaje.

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Paralelo a ello, dijo la fuente,  ya se tenía identificado a Augusto Gómez, quien estaba urgido de contar con un 'subidor' (encargado de contaminar con cocaína) en el aeropuerto, y a quien lograron engañar o infiltrar gracias a su debilidad porque "apostaba gruesas sumas de dinero en los casinos, hasta donde llegó uno de los agentes encubiertos que se hizo su amigo".  

"Así se logró un acuerdo, él (Gómez) pagaría a sus fichas en El Dorado (los agentes encubiertos de la Dijín), entre 12 o 13 millones de pesos por cada kilo de coca que se lograra poner en las maletas o carga", aseguró el investigador. 

 

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De hecho, dijo que con la Fiscalía se acordaron cuatro entregas controladas de cocaína, unos 140 kilos del estupefaciente, "los cuales se les dijo a los integrantes de la red que se habían 'caído' (que los habían incautado la Policía), situación que no los molestó o incomodó, porque tenían claro que cada kilo puesto en Estados Unidos de inmediato se convertían en 20.000 dólares", dijo la fuente.

Con las pruebas recolectadas, entre las que hay videos, audios y el testimonio de los infiltrados, los investigadores y los agentes norteamericanos, las autoridades procedieron a presentar el caso ante la Corte de Estados Unidos, que solicitó su captura con fines de extradición, la cual se concretó en las últimas horas.

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