Casitas de menos de 40 metros cuadrados están siendo consideradas cada vez más en el mercado inmobiliario estadounidense por su precio módico, su minimalismo y su menor impacto en el medioambiente.
El movimiento tiny houses, que incluye las casas sobre ruedas y aquellas construidas en un terreno, se originó hace varias décadas, pero la crisis financiera del 2008 y la llegada de los millennials a la vida activa le dieron un nuevo impulso.
El primer punto fuerte es el precio. Mientras una vivienda nueva tradicional vale en promedio 300.000 dólares, estas casas cuestan unos 50.000 y pueden tener el interior personalizado, como quiera el dueño; incluso, esos que enloquecen a las cadenas televisivas estadounidenses de manualidades y decoración.
“Enfrentamos una crisis de vivienda y un parque inmobiliario envejecido”, explica Brandy Jones, que se mudó con su marido y sus dos hijos a una de estas casitas, hace ocho meses.
...en algunos lugares la gente tomó conciencia de que vivir con menos es muy ventajoso para su estilo de vida
Minimalismo
“Aunque en estos últimos cuarenta años, la sociedad estadounidense siguió la moda del gigantismo, de construir casas enormes, en algunos lugares la gente tomó conciencia de que vivir con menos es muy ventajoso para su estilo de vida”, anota Marcus Stoltzfus, director comercial y de mercadeo de Liberation Tiny Homes.
Por su parte, según Scott Berrier, que se mudó a una casa de 34 metros cuadrados con su pareja, sin importarle los comentarios negativos, señala que “viviendo en estos lugares se hace menos daño al medioambiente.
“Es una gran ventaja porque reduces tu huella de carbono. Además, no usas tanta electricidad, ni tanta agua”, como se haría en un apartamento o casa clásicos.
Según algunas proyecciones, habría un poco más de 10.000 minicasas en Estados Unidos, que aunque están de moda aún distan de ser masivas. El primer gran freno es el financiamiento, pues es casi imposible hallar un préstamo inmobiliario clásico para comprar uno de estos inmuebles. El otro obstáculo es la legislación: la mayoría de las colectividades locales prohíben a sus residentes vivir todo el año en una habitación sobre ruedas y fijan un mínimo para la superficie de una casa, en general por encima de 80 metros cuadrados.
AFP