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Clara advertencia: FMI le dice a Petro que sus reformas no deben romper la regla fiscal
Subdirectora gerente del FMI invita a escuchar las partes en la transición que considera saludable.
Antoinette Sayeh, del Fondo Monetario Internacional. Foto: FMI
Pasaron 11 años luego de la visita de Christine Lagarde para que volviera a Colombia, un miembro del directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI). En el 2012, la entonces directora gerente del Fondo y hoy presidenta del Banco Central Europeo estuvo en el país, y entre jueves y viernes se avanzó en la visita de Antoinette Sayeh, subdirectora gerente de esa institución.
La estancia en el país de la economista liberiana incluyó su encuentro este jueves con el presidente Gustavo Petro, y también entrevistas con representantes del sector privado, la sociedad civil, académicos y estudiantes, y la participación en un seminario organizado por el Banco de la República en la U. de los Andes.
Colombia es parte del portafolio de países a cargo de Sayeh, quien aprovecha su visita para expresar su pensamiento sobre las reformas, así como sobre la transición energética. En esta entrevista, la directiva comenta sobre el impacto que pueden tener en las finanzas públicas los cambios que se discuten.
También se refiere al papel que tiene en estos procesos la regla fiscal e igualmente habla sobre cómo debe ser la discusión en el seno de la sociedad, algo que también ha sido materia de discusión interna en el país. A través de Sayeh, el Fondo establece una posición sobre los objetivos generales de las reformas, a la espera de que haya mayores avances en los debates.
También comenta sobre la desaceleración que viene experimentando el país y el papel que en ella puede haber jugado el Banco de la República. Igualmente, analiza lo que le espera a Colombia en materia de crecimiento junto a otros países de la región, el año entrante.
En medio del débil crecimiento de este año, ¿qué tal han resistido América Latina y el Caribe?
Notablemente bien. A pesar de las condiciones externas menos favorables y de algunos efectos del endurecimiento monetario previo, la mayoría de los países de la región ha sabido capotear los recientes choques mundiales y ha tenido un desempeño sólido, aunque con cierta moderación del crecimiento últimamente. Esta resiliencia obedece en parte a una gestión macroeconómica prudente, la firme recuperación de los mercados laborales internos gracias a la cual los niveles de empleo han retornado a la tendencia registrada antes de la pandemia, la solidez de los sistemas financieros y el buen estado de los balances de las empresas y los hogares.
¿Ese panorama es homogéneo en la región?
Hay diferencias importantes entre los países, en razón de sus vínculos comerciales y financieros y de la solidez de sus marcos de políticas. En Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, se prevé que el crecimiento siga moderándose en 2024 a causa del debilitamiento de las condiciones externas y la continua orientación restrictiva de las políticas monetarias con el fin de facilitar la desinflación.
En América Central, Panamá y la República Dominicana, se prevé que el crecimiento repunte muy levemente el próximo año, gracias a la continua afluencia de remesas, en tanto que los países cuyas políticas se asientan sobre fundamentos más débiles (Argentina, Ecuador, Bolivia) enfrentarán mayores dificultades. A mediano plazo, se proyecta que el crecimiento en América Latina y el Caribe retorne a su promedio histórico de 2,5 por ciento, cifra que sigue siendo baja en comparación con la de los países de mercados emergentes y en desarrollo.
Tras el aumento necesario de la deuda por la pandemia, ¿hay forma de que la región retorne a niveles de endeudamiento que se consideren normales?
En América Latina y el Caribe, la deuda pública es elevada si se la compara con la de otras economías de mercados emergentes y en desarrollo, y permanece por encima de los niveles observados antes de la pandemia, a pesar del oportuno retiro del estímulo fiscal y el rápido repunte de la actividad desde entonces.
La mayoría de los países de la región tienen previsto seguir apuntalando las finanzas públicas para facilitar la reducción de la deuda pública a mediano plazo y recomponer los márgenes de maniobra para la aplicación de políticas a fin de hacer frente a choques futuros. Aunque los planes son de gran alcance, las proyecciones indican que la deuda continuará estando muy por encima de la de regiones similares hasta 2028, y mucho más aún en comparación con la de países con grado de inversión.
¿Qué deberían hacer los países?
Nos parece que hay margen para movilizar ingresos de una manera que favorezca el crecimiento y para mejorar la eficiencia y la focalización del gasto, entre otras razones, para crear espacio para programas sociales y de infraestructura prioritarios. La mejor opción será distinta según el país. Preservar los marcos fiscales sólidos anclados en reglas fiscales creíbles será crítico para mantener la disciplina fiscal y para que se cristalicen los planes de consolidación de gran alcance.
Antoinette Sayeh, subdirectora gerente del FMI, se reunió este jueves con el presidente de Colombia, Gustavo Petro, donde hablaron sobre temas como equidad y clima, los cuales representan un importante desafío global. Foto:FMI
¿Cree usted que, al cabo de tres años, hay riesgo de que los gastos extraordinarios autorizados por los países para combatir el covid-19 se vuelvan gastos y transferencias permanentes no condicionados?
La mayoría de los países de la región han retirado en gran medida el estímulo relacionado con la pandemia. Por ejemplo, los programas de apoyo general del ingreso de los hogares, proporcionado mediante transferencias de efectivo y mecanismos de retención de efectivo, se replegaron gradualmente o se focalizaron mejor desde finales de 2021, una vez que se levantaron las restricciones de la movilidad y que se recuperó el empleo. Muchas medidas de apoyo al sector bancario ya han sido suspendidas también.
No obstante, en algunos países las transferencias sociales permanecen por encima de los niveles anteriores a la pandemia, al haberse ampliado los objetivos sociales en vista de las considerables necesidades sociales. A nuestro juicio, el gasto social más abundante y mejor focalizado debe ir acompañado de iniciativas para movilizar ingresos o para mejorar la eficiencia del gasto a fin de garantizar la sostenibilidad.
En Colombia, ¿la caída del crecimiento del PIB desde más de 10 por ciento en algunos momentos del año pasado hasta el actual 0,3 por ciento es una señal de exceso en los aumentos de las tasas de interés?
Por lo que se refiere al crecimiento, primero hay que reconocer los importantes avances logrados por Colombia en las dos últimas décadas. Durante ese período, el tamaño de la economía aumentó en más del doble, y la pobreza y la desigualdad de los ingresos disminuyeron. También se logró controlar la inflación y se consiguió mantener la estabilidad económica. Además, los marcos de políticas se reforzaron considerablemente. Más recientemente, Colombia experimentó una de las recuperaciones más rápidas de la región tras la pandemia y la economía ya ha retornado a las tendencias previas a esta.
En la actualidad, la economía está en un proceso de transición gradual y saludable hacia una trayectoria más sostenible. En 2021 y 2022, la economía colombiana registró niveles muy altos de crecimiento impulsados por una sólida demanda interna, que estaba contribuyendo al aumento de la inflación y a los actuales déficits en cuenta corriente. Ahora, y gracias al debido endurecimiento de las políticas fiscal y monetaria, así como a la coyuntura externa menos favorable, el crecimiento está desacelerándose a ritmos más sostenibles a la vez que disminuyen los desequilibrios. Se proyecta que la economía se expanda 1,4 por ciento este año, con revisiones al alza de nuestro pronóstico que reflejan la continua solidez de los mercados laborales y el dinamismo en el sector de los servicios.
Esta transición a una trayectoria más sostenible es necesaria para reducir de forma duradera la inflación y para salvaguardar la estabilidad macroeconómica, una condición indispensable para que las reformas estructurales rindan fruto.
Entidades como el FMI suelen recomendar reformas estructurales, y Colombia está impulsando una nueva ronda en materia de salud, trabajo y pensiones. ¿Hay riesgo de que estos cambios agraven los problemas fiscales?
Las reformas estructurales son indispensables para promover un crecimiento económico inclusivo y sostenible, así como para mejorar la competitividad externa. Respaldamos los objetivos generales de las reformas sociales del Gobierno consistentes en ampliar la cobertura de las pensiones y el sistema sanitario, reforzar los derechos de los trabajadores y promover la equidad y la inclusión. Tenemos entendido que el Congreso está debatiendo diversas propuestas de reforma, por lo cual aún no estamos en condiciones de ampliar nuestros puntos de vista.
En el FMI consideramos que, para preservar la estabilidad fiscal, externa y financiera, es esencial ejecutar con cautela y prudencia el programa de reforma social. Estas reformas sociales previstas y el plan del Gobierno para la transición energética han de formularse respetando la regla fiscal de Colombia, y compaginando debidamente las consideraciones relativas a la equidad, la eficiencia y la sostenibilidad. Y otro aspecto igualmente importante consiste en proponer reformas en consulta con todas las partes interesadas y consistente con una estrategia de comunicación coherente y minuciosa para ayudar a hacer previsible la orientación de las políticas y lograr que estas reformas sean más duraderas.