México sigue beneficiándose del gran momento de la economía estadounidense. Las exportaciones a la primera potencia mundial, que supone el 80 por ciento del mercado exterior mexicano, crecen a un ritmo superior al que cabría esperar hace justo un año, cuando la llegada de
Donald Trump a la Casa Blanca disparó todas las alarmas.
Las remesas también se han visto impulsadas por el buen momento macroeconómico de Estados Unidos, que se ha traducido en mejores condiciones en el mercado de trabajo —del cual depende el grueso de los envíos de dinero de los mexicanos residentes en ese país—.
En 2017, según datos del Banco de México, los envíos recibidos por México subieron 6,6 por ciento en dólares, hasta marcar un nuevo récord: 28.770 millones de dólares. En pesos, el incremento fue del 7,5 por ciento.
Las remesas familiares son la segunda fuente de divisas de México y uno de los principales determinantes del consumo. El 95 por ciento del dinero que llega al país latinoamericano por este concepto tiene origen en EE. UU.
En diciembre, un mes tradicionalmente bueno para las remesas por el periodo navideño, los mexicanos remitieron 2.600 millones de dólares, 11,2 por ciento más que hace un año, y también un máximo histórico.
A esta notable mejoría también ayudó la depreciación de la moneda nacional en el tramo final del año —casi un 6 por ciento en diciembre—: un peso más barato supone un aliciente para enviar dinero a casa, ya que cada dólar transferido rinde más en moneda local.
Ese mes de 2017 se registraron 8,4 millones de operaciones, con una cantidad media de 310 dólares, frente a los 295 de un año antes. Muchos migrantes optan por fraccionar el dinero en varios envíos —transferencias electrónicas, preferiblemente (98 por ciento del total), por la seguridad y el ahorro de comisiones que supone—, a medida que van recibiendo ingresos.
Cerca de 24 millones de familias mexicanas tienen en las remesas un “ingreso fundamental” en su gasto diario, según un reciente estudio del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam).
El dato es ligeramente mejor de lo pronosticado por los principales bancos y casas de análisis mexicanas, que apuntaban a unas remesas anuales de 28.600 millones de dólares.
“Ha superado los pronósticos tanto en el conjunto del año como en el caso de diciembre”, dijo Salvador Camarena, economista del Santander especializado en temas macroeconómicos.
Más allá del buen comportamiento del mercado laboral estadounidense —la economía creció un 2,3 por ciento en 2017, se crearon dos millones de empleos y los salarios subieron un 2,5 por ciento respecto al año anterior—, Camarena achaca el empuje en las remesas a la retórica antimigración de la istración Trump.
Para 2018, pese a la incertidumbre en la relación bilateral EE. UU.- México, todo parece indicar a que la tendencia al alza se mantendrá.
IGNACIO FARIZA
Ediciones El País, Sl 2018