Al término de su visita en Colombia, una Misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) reveló las principales conclusiones de la revisión del Artículo IV sobre Colombia.
Pese a los retos a nivel internacional, la economía colombiana superó las expectativas en el 2022 y creció a una de las tasas más rápidas entre las economías emergentes, en parte, gracias al consumo privado. Sin embargo, el organismo dice que ya hay signos incipientes de que empieza a enfriarse.
Se proyecta que el crecimiento tenga una desaceleración marcada en el 2023 por cuenta del endurecimiento de las políticas macroeconómicas, de la desaceleración de la economía mundial y de los mayores costos de endeudamiento en el mundo.
Además, dice que los riesgos externos adversos siguen siendo elevados, ya que las condiciones financieras mundiales podrían endurecerse más abruptamente de lo previsto, con repercusiones negativas sobre los precios de las materias primas, las salidas de capital y la demanda interna.
“No se pueden descartar riesgos internos; se necesitará especial cuidado para gestionar y comunicar la secuencia de reformas y que las políticas macroeconómicas sean lo suficientemente restrictivas para garantizar la convergencia de la inflación hacia la meta y la mitigación efectiva de los desequilibrios fiscales y externos”, dice el organismo.
Igualmente, dice que es necesario mantener una trayectoria continua de implementación de políticas muy sólidas, lo que incluye seguir cumpliendo con la regla fiscal y con el marco de inflación-objetivo.
"Hay que avanzar con prudencia con reformas estructurales claves, junto con una continua estrategia robusta de comunicación, será esencial para impulsar la productividad, mejorar la inclusión y garantizar una transición gradual y bien secuenciada hacia una economía más verde y diversificada", dice el organismo.
Puntualmente, respecto a las reformas dice un plan de transición energética y de diversificación de las exportaciones bien diseñado y ejecutado es vital para garantizar la sostenibilidad y la resiliencia a mediano plazo.
“El objetivo de reducir la dependencia de Colombia del petróleo y del carbón es encomiable. Una transición exitosa requeriría desarrollar un plan bien comunicado y gradual que equilibre las necesidades energéticas de la economía interna y su capacidad de generación de divisas en un contexto de transición hacia bajas emisiones de carbono de la economía global”, aseguró.
Esta transición tendría que complementarse con esfuerzos para diversificar la base exportadora de Colombia con medidas que fortalezcan el clima de inversión y que potencien el capital humano, la apertura comercial y la competitividad.