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‘En 2024 tendremos $ 10 billones para transferencias monetarias’: Laura Sarabia
El Registro Universal de Ingresos permitirá una mejor caracterización de la población vulnerable.
Laura Sarabia, directora de Prosperidad Social, en una visita que hizo al Chocó. Foto: Prosperidad Social
El Gobierno está próximo a expedir el decreto que da vía libre al Registro Universal de Ingresos (RUI) y pone fin a los estratos sociales en Colombia. La directora del Departamento de Prosperidad Social (DPS), Laura Sarabia, entrega detalles de cómo este RUI ayudará a enfocar las ayudas del Estado a las familias que realmente las necesitan, especialmente a aquellas que están en pobreza extrema.
Además, se refiere al futuro de los programas sociales que actualmente se tienen en el país y resalta que en 2024 se tendrán aproximadamente 10 billones de pesos para transferencias monetarias.
¿Los ajustes que se están haciendo en la política social están contenidos en algún documento?
En principio, es el Registro Universal de Ingresos (RUI), que nos va a permitir hacer un uso eficiente del gasto y esto hace parte de todos los esfuerzos que viene haciendo la dirección del Departamento de Nacional de Planeación (DNP) junto con Prosperidad Social para poder actualizar el Sisbén y que realmente podamos identificar y caracterizar a la población vulnerable.
Cuando me refiero a población vulnerable entendemos que hay muchos territorios que tienen necesidades, pero realmente hay poblaciones que se encuentran en pobreza extrema, y la instrucción del presidente Gustavo Petro es que podamos tener una atención universal a esos más de 3 millones de hogares que se encuentran en pobreza extrema, sean madres cabeza de hogar, personas con discapacidad o adultos mayores, porque hemos identificado que hay un gran porcentaje de adultos mayores en pobreza extrema. Hay una queja generalizada desde hace mucho tiempo y es que los subsidios no llegan a las personas que realmente los necesitan, sino se quedan en personas que tienen ingresos. Podríamos realmente tener un uso eficiente de los recursos del Estado, esa es principalmente toda la apuesta que está haciendo el DNP y en la que hemos trabajado articuladamente desde Prosperidad Social y todas las entidades del Gobierno.
Dónde han detectado que hay esa mayor necesidad de recursos?
Sobre todo en el sector rural y la población indígena. Hemos encontrado que el censo indígena está desactualizado y saber cuántas familias wayús tenemos ha sido difícil. Lo que queremos hacer es caracterizar la población rural porque hemos encontrado que gran parte de esta población está en pobreza extrema y, sobre todo, hemos identificado que mucha de esta pobreza está concentrada en mujeres.
¿El tiempo sí alcanza para cumplir con los objetivos?
La política social tiene unos grandes retos, pero lo que realmente nos ha pedido el Presidente es poder establecer el camino. Sabemos que satisfacer muchas necesidades de las poblaciones que llevan muchos años ahí guardadas no es nada fácil. La idea es que podamos iniciar el camino, esto es atender a las madres cabeza de hogar con niños en primera infancia, a personas con discapacidad y a adultos mayores que hoy no cuentan con ninguna ayuda. Queremos ayudarlos no solo dándoles un subsidio sino crear proyectos productivos con ellos para una generación eficiente de recursos y que ellos mismos se puedan convertir en generadores de empleo en sus territorios.
¿Cuáles actividades podrían contribuir?
Nosotros hemos querido potencializar la asociatividad de las organizaciones y, sobre todo, las economías populares. Se les puede llamar economía popular a las pequeñas peluquerías, las madres que son artesanas y las familias wayús que son tejeduras de mantas y de mochilas en La Guajira. Queremos apoyarnos desde el Estado para su formalización, sobre todo para que se vuelvan catalizadores de productividad y de ingresos para los departamentos.
Laura Sarabia, directora de Prosperidad Social, entregando regalos a los niños en el marco de la Misión La Guajira. Foto:Mauricio Moreno/El Tiempo
¿Qué cambios concretos vienen en ese sentido?
Sobre todo es una real focalización, hay una queja reiterada en muchos territorios y es que las actualizaciones del Sisbén muchas veces no corresponden a las realidades de los hogares colombianos. Y es cómo realmente podemos atender esas trampas de la pobreza, cómo realmente podemos identificar que, aunque la persona tiene una vivienda, eso no quiere decir que tenga para comer o una generación de ingresos. El Sisbén y muchas de las bases de datos categorizan a las personas si tenían un baño o un piso en su vivienda, entonces eran personas que prácticamente estaban en clase media cuando la realidad que ellos viven es otra. Con el RUI podemos realmente identificar cuáles son las poblaciones vulnerables, cuál es la persona que realmente está generando ingresos y cuál es la persona que realmente necesita el subsidio o el programa del Gobierno.
¿Cuánto pueden tardar estos cambios en la caracterización de las familias para que puedan recibir las ayudas?
Esto tiene que ser una articulación real lo más próxima que podamos para tener cruces de bases de datos con la Dian, la Registraduría o los ministerios de Salud y de Educación. La dificultad que tenemos hoy en día es que hay bases de datos muy desactualizadas, que no nos hablamos los unos con los otros y que terminamos atendiendo a la misma persona tres o cuatro veces desde diferentes entidades. La idea con el RUI es poder identificar qué ingresos está recibiendo por subsidios o qué ingresos está recibiendo por algún empleo o proyecto que pueda tener. Muchas veces identificamos personas que contaban con ingresos, puede que no sea rica pero contaban con los medios y recibían subsidios del Gobierno. Eso es lo que realmente queremos evitar y contrarrestar cuanto antes.
¿Cómo será esa articulación con el RUI?
El Sisbén recoge unos datos, pero el RUI es el cruce real de bases de datos, es como contener una hoja de vida de un hogar para llegar de manera real con el recurso, no solo con subsidios sino poder determinar si necesitan una beca o un mejoramiento de vivienda. Esto nos ayudaría en la construcción real de una política pública.
¿El tiempo sí les da para unificar la información y empezar a trabajar?
Estamos en eso y ese fue el reto que nos establecimos en el Plan Nacional de Desarrollo. La idea es poder dejar todo lo más pronto posible andando y ojalá al próximo Gobierno le sea útil para toda la generación de su política pública.
Laura Sarabia, directora del departamento de Prosperidad Social, Foto:DPS
¿Cuál ha sido el mayor obstáculo para avanzar en este sentido?
Creo que lo más importante es poder ver este tipo de focalizaciones y caracterización de los territorios. En Providencia una persona puede tener una casa con piso, pero eso no quiere decir que no esté en pobreza extrema o que tenga qué comer. Lo mismo pasa en Bogotá, hay personas que tienen una casa en estrato cuatro, pero no significa que sean adineradas o de clase media. La estratificación en nuestro país se ha quedado tan desactualizada que hoy no indica realmente un nivel de ingreso o un nivel de calidad de vida. Entonces, se trata de poder abandonar esa estratificación y tener información real de un hogar. El RUI les ayudará a las entidades de Gobierno y a las entidades territoriales en la formulación de sus políticas, y no estar atendiendo todos a una misma comunidad sino poder distribuir de manera eficiente los recursos y los programas para poder llegar a más territorios en el país.
¿Cuál es el presupuesto que tienen para los programas sociales en 2024?
Este año tenemos aproximadamente 10 billones de pesos para transferencias monetarias, y eso vendrá con todo el sistema de transferencias. Esto vendrá articulado de más programas y más oferta institucional de cada uno de los ministerios.
¿El RUI hará que los programas de subsidios tengan algún cambio?
La idea es que el RUI sea como la base de información de todas las entidades del Gobierno, incluidas la de los subsidios. Lo que ha pedido el Presidente es poder atender todo el Grupo A, que son las personas que realmente están en pobreza extrema. Obviamente, se entiende que hay muchas familias en pobreza moderada que necesitan otro tipo de atención y, en ese sentido, podemos potencializar sus economías productivas, dar créditos para vivienda y mejorar sus calidades de vida, pero no necesariamente un subsidio para subsistir.
¿Pero los programas Jóvenes en Acción o Colombia Mayor van a funcionar bajo otro esquema?
No, todo va a continuar bajo los mismos esquemas porque son las mismas personas, las mismas madres cabeza de hogar que están en pobreza extrema, los mismos adultos mayores y los mismos jóvenes que necesitan un sustento para estar en la universidad. Esto va a seguir igual, la idea es poder encontrar nuevas personas que hoy no han podido ser localizadas porque en sus territorios no tienen Sisbén. En el Amazonas, por ejemplo, no saben qué es el Sisbén y queremos llegar a ese tipo de personas que hoy no se encuentran identificadas por el Estado para llegarles con toda la oferta institucional.
¿Es necesario concentrar los mayores esfuerzos en algún programa en particular?
La idea, principalmente, es poder atender a madres cabeza de hogar y a niños en primera infancia, las brechas educativas que se tienen en primera infancia son demasiado altas y si podemos atender esta población estaríamos teniendo resultados muy exitosos. Que las madres puedan tener un sustento para poder dedicarse al cuidado de sus hijos y que ellos puedan ir al colegio, sería un gran reto para nosotros. Además, las personas con discapacidad necesitan un cuidado permanente porque no tienen cómo generar un ingreso. Queremos ayudar a que estas personas tengan una mejor calidad de vida.