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'Lo urgente es restablecer el clima de confianza y destrabar las inversiones públicas'
El exministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, expone medidas para reactivar la economía.
Juan Camilo Restrepo, exnegociador de paz. Foto: César Melgarejo. EL TIEMPO
Juan Camilo Restrepo era ministro de Hacienda cuando se desató la hecatombe de 1999, la peor crisis de la historia moderna de Colombia. A excepción de la pandemia del covid-19, esta fue la última vez hasta ahora que la economía estuvo en negativo.
En entrevista con EL TIEMPO, el abogado, político y economista opina sobre cuáles podrían ser las medidas más urgentes para reactivar la economía, la cual cayó 0,3 por ciento en el tercer trimestre. También habla de la regla fiscal, de la propuesta de intervenir el mercado cambio y de la independencia del Banco de la República, entre otros.
¿Si no se hace nada, la economía podría entrar en recesión?
El crecimiento negativo del tercer trimestre es preocupante. Sin embargo, era algo que se presentía. Una recesión se define como dos trimestres consecutivos en negativo. Puede ser que caiga también en el cuarto trimestre. Independientemente de ello, las cifras ya están mostrando que la economía en su conjunto está muy resentida y débil.
¿Por qué piensa que hemos llegado a esta situación, la economía no se terminó de ajustar bien tras la pandemia?
Después de la pandemia hubo un gran auge de demanda, es decir, los hogares salieron a demandar bienes y servicios con los ahorros que habían acumulado durante el confinamiento y no los habían podido gastar. Sin embargo, esa demanda ya se ha agotado, de manera que esa es quizá la principal razón que explica este decaimiento. Desde hace varios meses se había venido reclamando un programa anticíclico de gasto público que contrarrestara la desaceleración pero, infortunadamente, los dos sectores que pueden tener un papel protagónico no han arrancado. La vivienda de interés social está mostrando caídas con relación con el año pasado de casi el 50 por ciento. Además, las obras públicas están completamente paralizadas y no es tanto falta de plata sino de ejecución presupuestal y de coordinación entre las entidades gubernamentales.
¿Qué tan grave cree que es el problema de ejecución presupuestal? Los últimos datos apuntaban a que el gasto de inversión va en un 54 por ciento y faltan menos de dos meses para acabar el año.
La ejecución debía haberse acelerado desde hace meses, cuando se empezaron a ver los primeros síntomas de enfriamiento de la economía. Sin embargo, no es un problema solo de ejecución, sino de mayor confianza. El sector privado ha sido vapuleado permanentemente por el Gobierno. No hay reglas del juego claras y todos los días reciben maltratos. Por ejemplo, las concesiones de obras públicas no están reaccionando por la falta de confianza debido a la manera en la que han sido tratadas por el Gobierno. La economía es 80 por ciento inversión privada y 20 por ciento estatal, de manera que no se puede dar la espalda a ese gran socio, que se puede convertir en el gran jalonador.
Juan Camilo Restrepo, exnegociador de paz. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO
¿Y qué pasos o mensajes cree que habría que dar en este momento para poder aumentar la inversión que está caída?
Los programas y diseños de las obras están ahí, lo que se necesita es ejecución presupuestal rápida y restablecer un clima de confianza que se ha ido quebrando. Esos son los dos ingredientes fundamentales.
¿Las reformas que se han tratado de sacar en el Congreso han alimentado ese clima de incertidumbre?
Las propuestas de reforma no tienen la culpa de lo que ha sucedido porque ninguna de ellas ha salido todavía. Cuando se aprueben, según lo ha recomendado el Comité Autónomo de la Regla Fiscal, es importante que se valoren sus costos para ver si son compatibles con la sostenibilidad fiscal del país, pero por el momento no son más que trifulcas en el Congreso y en los partidos políticos. Eso sí, crean cierto clima de incertidumbre.
Usted fue ministro de Hacienda durante la crisis del 99, la última vez quitando la pandemia en que la economía cayó. ¿Qué nos diferencia de aquella época?
Aquella época fue bastante diferente porque teníamos una megacrisis bancaria y la crisis del sudeste asiático. Además, teníamos los canales del crédito multilateral cerrados y unas altísimas tasas de interés, el doble que las que hoy tenemos porque se estaba equivocadamente tratando de sostener la banda cambiaria. Cuando todas esas dificultades se liberaron, la economía inmediatamente comenzó a recuperarse.
En esa crisis había más choques externos que ahora, ¿la recuperación está en estos momentos más en nuestras manos?
Claro. En el 99 hubo un gran componente de crisis externa. Fue la época en la que Rusia entró en moratoria, que los precios de los commodities que nosotros exportamos se fueron al suelo, que los bancos multilaterales y los privados también cerraron la financiación a muchos países. Ahora hay menos componentes externos que explican lo que está sucediendo.
Tal y como está la situación, ¿usted cree que podría haber una crisis fiscal pronto?
Todo dependerá de la prudencia con la que se manejen las cuentas fiscales del Gobierno. Por ejemplo, el anuncio de estudiar la posibilidad de suspender la regla fiscal es equivocado y desconcierta a los mercados. No es el momento de entrar a reformarla porque las dificultades que se están viendo no son por la regla. Al contrario, la regla ha permitido mantener cierto orden en las cuentas fiscales.
¿No considera necesario ni que se abra el debate en el Congreso, como ha dicho el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla?
No, yo creo que es mucho más lógica la política que el mismo ministro Bonilla y el exministro José Antonio Ocampo habían anunciado con anterioridad, la de que iban a mantener puntillosamente la regla fiscal.
José Antonio Ocampo, junto con el ahora ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla. Foto:Sergio Acero Yate. EL TIEMPO
Pero el Presidente dice que sería bueno para poder tener una mayor inversión pública...
Ese panorama lo tenían cuando hicieron el pasado marco fiscal de mediano plazo y el presupuesto. Hace pocas semanas, el propio gobierno dijo que aprobó el presupuesto más grande en la historia del país por 502 billones de pesos. Hay que manejar prioridades y, si es el caso, reajustar partidas que no son prioritarias, sobre todo, no seguir anunciando programas y subsidios que carecen de apropiaciones y apoyo presupuestal. Así la confusión es mayor.
¿Cree que en esta situación en la que estamos el Banco de la República debería bajar de manera urgente las tasas de interés?
Parte de la independencia del Banco de la República consiste en no acosarlo permanentemente y no echarle la culpa de todo lo que está sucediendo. El Emisor ha dicho que comenzará a bajar las tasas cuando esté tranquilo de que la reducción de la inflación es evidente. Si bien es cierto que se ha dado una tenue reducción en los últimos meses, cuando el Emisor se sienta más seguro empezará a bajarlas de manera gradual.
¿Qué le parece la idea de intervenir el mercado cambiario para controlar la volatilidad del dólar, como ha propuesto el superfinanciero, César Ferrari?
Pésima. Sería echarle gasolina a toda esta hoguera que está estallando por todas partes. El mercado cambiario fluctúa, pero no ha sido una fuerza que en este momento pueda explicar lo que está sucediendo. Sería agravar aún más con una nueva e inusitada medida, que nadie está solicitando ni está teniendo explicación para lo que está sucediendo.
Usted dice que no es problema de plata, pues recursos hay, pero al Gobierno también se le han caído artículos como el de la no deducibilidad de las regalías de la tributaria que le restan billones, ¿hay que preocuparse?
El Gobierno tiene unos recursos importantes líquidos. Además, las cuotas de los tributos de la última reforma entrarían el año entrante, cuando se liquiden las declaraciones de renta. Lo que tiene que hacer es mirar con mucho cuidado ciertas medidas jurídicas que está tomando muy a la ligera. La emergencia de La Guajira fue mala preparación jurídica. Ahora están tomando resoluciones de la Creg sin el visto bueno de todos los comisionados y ahí pueden tener alguna sorpresa jurídica. Igualmente, la Corte Constitucional en un buen fallo hizo claridad de que no era ajustado a la Constitución prohibir la deducibilidad de las regalías, cosa que se había hecho en la última reforma. Si el Gobierno sigue precipitando por caprichos o de manera atolondrada la preparación de leyes y decretos va a seguir teniendo problemas en las cortes.
Esta se refiere al compromiso del gobierno en curso de no endeudarse hasta el límite. Foto:Rodolfo González/Archivo- EL TIEMPO / iStock
¿Le parece una buena noticia para el sector minero-energético que se prohíba la no deducibilidad de las regalías?
Más que una buena noticia para el sector es una para la juridicidad colombiana y la Constitución porque es evidente que la manera en la que se había producido contrariaba los principios de la tributación del país y eso fue lo que desarrolló y concluyó la Corte.
¿Hay alguna medida de las que ha sacado adelante el Gobierno que le parezca destacable?
En el campo económico la política de reducir los subsidios a los precios de los combustibles es la medida más coherente que ha tomado el gobierno de Gustavo Petro. Ojalá que no se abandone en mitad de camino, cuando ya se ha completado el ciclo de la gasolina y se comenzaría a incrementar el AM, porque ahí sí se acumularían unos déficits que darían al traste con la política fiscal.
¿Qué es lo más urgente qué considera que hay que hacer?
Restablecer el clima de confianza y destrabar la máquina de inversiones públicas. Lo más urgente es no maltratar todos los días al sector privado, porque es el gran socio del desarrollo económico, tanto los pequeños, como los medianos y los grandes empresarios.
Además, es necesario no golpear a los gremios, como lo ha venido haciendo también el Gobierno, es decir, que el Ejecutivo entienda que esta es una Constitución, la del 91, que aboga por la economía privada y no por una caprichosamente orientada con finalidades políticas desde la Casa de Nariño.