La combinación de un precio del dólar sobre los 4.800 pesos y unas tasas de interés del 11 por ciento, las más altas de los últimos 21 años, amenazan la viabilidad financiera de las concesiones 5G que se están adjudicando en Colombia.
Para Mario Huertas, presidente de Mario Huertas Cotes, estos dos factores tendrán “un efecto muy duro” en los cierres financieros de los proyectos. “Traer dólares ya es imposible porque una devaluación lo lleva a uno a la quiebra”, dijo.
Lo mismo piensa Jesús Albarrán, director de la firma de abogados Posse Herrera Ruiz: "Sí puede haber una afectación en el sentido de que, al tener los ingresos de las 5G en pesos y la financiación en dólares, habría un desbalance, a diferencia de las 4G porque algunas tenían un componente en dólares".
Por ello, el empresario aseguró que es necesario que el Gobierno nacional tome medidas al respecto. "El Ministerio de Hacienda tiene que ver cómo ayuda para poder tener los dineros en condiciones diferentes a los préstamos generales que puede hacer la banca en el día a día".
Igualmente, mencionó que es necesario que existan líneas de fomento porque la infraestructura que se está desarrollando no es para particulares, sino para municipios y departamentos. Otra alternativa por la que se podría optar para mitigar el efecto de la tasa de cambio son los bonos indexados a UVR o denominados en pesos.
Hoy en día las tasas no son convenientes ni para el sector privado ni el sector público, pero son una realidad.
Una posición no tan radical tiene Menzel Amin, gerente general de KMA. Aunque cree que la devaluación del peso y unas tasas más altas son el principal reto en términos de financiación, la salida es optar por créditos de corto plazo y no, por ejemplo, a 20 años. "Hoy en día las tasas no son convenientes ni para el sector privado ni el sector público, pero son una realidad".
"Nos toca, como buenos ingenieros, tener el ingenio de, en una coyuntura particular, trabajar unos créditos de una vida media, o sea, no podemos pensar en préstamos a 20 años porque ahí sí serían inviables (los proyectos). Entonces, hay que pensar en proyectos con unos plazos menores", aseguró.
Actualmente, KMA está interesada en seguir buscando proyectos de construcción, pero no concesiones porque está enfocada en buscar el financiamiento y arrancar las obras de tres grandes proyectos: las troncales del Magdalena 1 y 2 y Autopistas del Caribe. "Mientras organizamos estos proyectos, arrancamos y los estabilizamos, tenemos un mandato de la junta directiva de no buscar nuevos proyectos de concesión", dijo.
Desde el 2021, el proyecto Autopistas del Caribe, con una inversión de 4,3 billones de pesos, está en fase preoperativa y las obras comenzarán a finales del primer semestre de 2023. En cuanto a las troncales, los recursos que se destinarán son de 3,8 billones de pesos para Magdalena 1 y 1,8 billones de pesos para Magdalena 2.
El próximo primero de diciembre se firmará el acta de inicio de estos dos últimos proyectos 5G y el plan es poner el proyecto en unas condiciones mínimas de transitabilidad en un plazo de 180 días. A partir de ahí, serán 4,5 años para entregar las obras, por lo tanto, el proyecto estaría culminado en cinco años (diciembre de 2027).
Mario Huertas Cotes tampoco está interesada en buscar nuevas concesiones. En 2021 se ganó el contrato para construir la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO) en su tramo sur y actualmente está estructurando los diseños y buscando la financiación. "Queremos ir avanzando en lo que tenemos y dejar la oportunidad para que otras empresas se vinculen a proyectos similares", indicó el presidente de la compañía.
Más peticiones al Gobierno nacional
El presidente de Mario Huertas Cotes también le pidió al Gobierno nacional un mayor apoyo al asfalto -que se produce a partir del petróleo- porque se ha registrado un crecimiento en los precios del 35 por ciento, que no estaba contemplado en ningún presupuesto.
En esa misma línea, si el Gobierno insiste en marchitar la industria del petróleo, se podría ver una reducción en la longitud de las carreteras que se quieran construir en un futuro debido a los sobrecostos que se podrían tener por el encarecimiento de la materia prima.
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