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De las nieves perpetuas al fondo del mar: la magia de Davos

Estas son las acciones del sector privado para el desarrollo sostenible en el país, según Montenegro

Santiago Montenegro, presidente de Asofondos, asegura que Colpensiones es insostenible.

Santiago Montenegro, presidente de Asofondos, asegura que Colpensiones es insostenible. Foto: Sergio Acero. EL TIEMPO

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La magia y el hechizo comienzan mucho antes de llegar a Davos. El viaje en ferrocarril desde Zúrich es una sucesión de hermosísimas tarjetas postales vivas, pero también del pasado distante como cuando nos detenemos en la pequeña estación alpina de Landquart, para cambiar de tren, y recordamos que, en ese mismo lugar, Hans Castorp hizo el mismo transbordo en su viaje a La montaña mágica, la novela que hizo célebre a Thomas Mann. 
El embrujo continúa al llegar al alucinante valle donde se sitúa Davos, rodeado de enormes guardianes de roca y hielo, y, por supuesto, al conocer y experimentar en vivo la magnitud del Foro Económico Mundial (FEM), que tiene lugar desde hace medio siglo en esta ciudad suiza durante una semana de enero. Es un evento estremecedor por las 400 conferencias y es que tienen lugar. Es un evento extraordinario por los tres mil participantes, venidos de todas partes del mundo, y por el número de jefes de Estado, presidentes, primeros ministros, intelectuales, premios Nobel, profesores universitarios, líderes empresariales, millonarios, líderes sociales, artistas.
Es único por los temas que trata, que no es solo la economía como dice su nombre, sino también la política, la geopolítica, la sociología, los temas de género, la historia, la ciencia, la tecnología y, por supuesto, el cambio climático y la protección de la naturaleza. Este año, la inteligencia artificial fue uno de los asuntos que más ocuparon la atención y el número de sesiones del foro.
Fundado por el profesor de economía Klaus Schwab en 1971, quien sigue siendo hoy su presidente, el foro analiza los problemas, los retos y los desafíos del mundo con el propósito de buscar soluciones y acuerdos entre los gobernantes, los líderes empresariales y los científicos de diversas disciplinas. Solo se puede ser conferencista o ista por invitación y este año tuve el honor de ser uno de los 150 expositores, pero, más que una invitación personal, considero que el FEM invitó al Grupo ISA, empresa de la que soy presidente de su junta directiva, por la excelente labor que ha realizado para la protección del capital natural y los ecosistemas de nuestros países, al tiempo que es una constructora y operadora de infraestructuras lineales, lo que le ha valido un gran reconocimiento a nivel internacional.
Así, participé en una sesión con Mónica Medina, presidente de la Sociedad para Conservación de la Vida Silvestre, quien fue secretaria asistente para Océanos, Ambiente Internacional y Asuntos Científicos del Departamento de Estado de los Estados Unidos, y con la activista climática mexicana Xiye Bastida, miembro de la nación indígena otomi-tolteca, cofundadora de la iniciativa Re-Earth. La sesión fue organizada por La Global Collaboration Village, una plataforma del FEM para crear conciencia y buscar soluciones a los grandes problemas de la humanidad con la asociación de casi cien organizaciones públicas y privadas de todo el mundo.

El metaverso en el FEM

La magia y el hechizo de Davos crecieron en forma exponencial para quienes participamos en este porque, para nuestra sorpresa, el formato de esta plataforma era en metaverso, algo que muy pocos de los expositores y participantes del FEM experimentaron este año. Así, al llegar al lugar asignado, a los tres istas nos pidieron que entrásemos a unas cabinas individuales y nos colocaron unas gafas de metaverso, al tiempo que nos enseñaron a manejar unos controles manuales para movernos dentro de un océano imaginario, el lugar escogido para nuestro .
Así, unos veinte minutos después de haber caminado por las calles de Davos, cubiertas de nieve y con una temperatura de ocho grados bajo cero, fui transportado a las profundidades de un mar imaginario, con sus algas, su coral, y, por supuesto, sus peces, ballenas y tiburones, para conversar sobre lo que hacemos en nuestros países y comunidades para proteger el capital natural y los servicios que presta.
Tratando de contener mi estupefacción, en medio de peces y de amables tiburones, que nadaban a nuestro alrededor, hablé de la labor que ha realizado ISA para proteger el capital natural de nuestros países y para restaurar la degradación que ha tenido. Por capital natural se entiende los océanos, los manglares, los bosques, la fauna viva, las plantas y los servicios que estos activos naturales prestan para la supervivencia de la humanidad.
Para resaltar el papel que América Latina juega en el capital natural de la humanidad, recordé que, mientras tiene solo un 20 por ciento de la población, nuestro continente contiene un 70 por ciento de la biodiversidad del planeta. Recordé que tenemos seis de los países más biodiversos del mundo, México, Colombia, Brasil, Venezuela, Ecuador y Perú, y enfaticé que, después de Brasil, Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo.
Al tiempo que un 51 por ciento de nuestro territorio está cubierto de bosques y selvas, Colombia tiene 1.700 especies de pájaros, el mayor del mundo; somos el segundo lugar del mundo en especies de reptiles y anfibios; el tercer lugar en mamíferos; el cuarto en peces, y también somos el primero en orquídeas. Este capital natural es esencial para la supervivencia de la humanidad por los activos tangibles que lo contienen, como el agua, los seres vivos, las plantas, el aire, pero también por sus intangibles, como la contención del óxido de carbono que realizan los bosques, o la regulación de las mareas que ejercen los manglares, o la polinización que efectúan los insectos.
Además de estos servicios esenciales para nuestra supervivencia, el capital natural también genera servicios culturales que son fuente de estímulo para la imaginación y para la producción de obras de arte, de música y de literatura y para nuestros propios sueños, elucubraciones y fantasías. Un ejemplo preclaro de este estímulo de la naturaleza a la creación artística es, precisamente, el espectacular y hermoso lugar donde se encuentra Davos, enclavado en medio de los Alpes suizos, que inspiró a Thomas Mann a escribir la que es quizá su obra cumbre, La montaña mágica.
Allí, en Davos, existieron varios sanatorios a donde llevaban a los enfermos de tuberculosis, en uno de los cuales fue recluida, precisamente, la esposa de Thomas Mann, hoy convertidos en hoteles, uno de los cuales, el Schatzalp, tiene uno de los paisajes más alucinantes que he visto en toda mi vida.

Conexión Jaguar

Para proteger el fantástico capital natural que tenemos en nuestra región, resalté los programas que ISA ha implementado en los siete países en los que tiene presencia, al tiempo que construye y istra sus infraestructuras, como líneas de transmisión de energía, autopistas o fibra óptica. Expliqué cómo ISA creó hace seis años el programa Conexión Jaguar con el propósito de proteger y renovar el bosque húmedo tropical afectado en las áreas donde operan nuestras infraestructuras, lo que le ha permitido, desde 2018, renovar más de 800.000 hectáreas de bosque, con programas que ha planeado, construido y mantenido a lo largo del tiempo con la estrecha colaboración de las comunidades donde se encuentran localizados.
Pero el programa de inversiones de ISA ha sido también reconocido a nivel internacional por la construcción y mantenimiento de líneas de transmisión desde fuentes de energía limpia, fuentes renovables tradicionales y no tradicionales, inversiones que ha logrado financiar, desde 2018, con la emisión de casi tres billones de dólares de bonos verdes, que han sido adquiridos por inversionistas corporativos e institucionales, como fondos de pensiones, y también por es de portafolios. Esta es una cifra muy alta que ha causado un impacto muy positivo en las comunidades internacionales que cooperan para la protección del medioambiente y la mitigación del cambio climático.
Además de mi , a lo largo del foro y ya sin las ballenas y los tiburones nadando en derredor, tuve la oportunidad de explicar nuestras experiencias y cambiar opiniones con amigos y conocidos académicos, así como con empresarios y funcionarios de varios países, cuyas opiniones e impresiones sobre Colombia, algunas no exentas de preocupación, me dejaron en general optimista sobre las posibilidades y el futuro de nuestras empresas, representadas esta vez por ISA, pero también por las posibilidades del país.
Hemos demostrado a la comunidad internacional que podemos desarrollarnos y crear infraestructura y al mismo tiempo proteger y reparar ese maravilloso capital y los servicios que provee nuestra naturaleza y cooperar con las comunidades que lo habitan. Pero, para escalar y acelerar el desarrollo sostenible, podemos y tenemos que unir esfuerzos, tenemos que buscar la cooperación entre el sector público y el sector privado, pero también la cooperación de nuestro país con los países, gobiernos e instituciones internacionales que trabajan por el desarrollo sostenible.
Podemos aprovechar nuestra situación geográfica, el nearshoring con los Estados Unidos, para exportar productos manufactureros, alimentos y servicios como los médicos y odontológicos. Por la naturaleza que tenemos, sus mares, montañas, valles, ríos y selvas, podemos hacer crecer exponencialmente el turismo extranjero y nacional, al tiempo que cuidamos y preservamos nuestra biodiversidad. Precisamente porque tenemos ejecutorias para mostrar, no podemos quedarnos en la queja estéril y la denuncia tercermundista, sino construir sobre lo construido y escalar programas y metas por parte de las empresas y entidades públicas y privadas, manteniendo y fortaleciendo sus gobiernos corporativos, a los que hay que llevar, como lo hace ISA, los más altos estándares de políticas para la mitigación del cambio climático y protección de nuestra biodiversidad.
En países como el nuestro, donde surgieron los conceptos de lo ‘real maravilloso’ y del ‘realismo mágico’, quizá no necesitemos el metaverso para conmover y maravillar a los inversionistas y visitantes extranjeros. Con ver y recorrer nuestras montañas y valles verdes, un “verde que es de todos los colores”, mirar la diversidad de nuestros pájaros y oler el aroma de las flores, del café y de la guayaba, o sumergirse en nuestros mares y ríos, solo eso bastará para que su magia y hechizo los envuelvan para siempre.
SANTIAGO MONTENEGRO (*)
Para EL TIEMPO
(*) Presidente de la Asociación Colombiana de as de Fondos de Pensiones y Cesantías (Asofondos) y presidente de la junta directiva del Grupo ISA. Es economista de la Universidad de los Andes, M. Sc. en Economía del London School of Economics y Ph. D. de la Universidad de Oxford. Fue presidente de la Anif y director del Departamento Nacional de Planeación.

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