Según cifras de la Superintendencia de Notariado y Registro (SNR), el año pasado hubo más de 16.000 divorcios. Si usted está a punto de romper su matrimonio, pero no sabe cómo puede gestionar los activos que tiene en común con su pareja puede seguir ciertas pautas que le ayudarán.
En casi todas las sociedades conyugales suele haber un patrimonio común, compuesto por activos como pueden ser apartamentos, casas, vehículos o terrenos, entre otros, que se fueron adquiriendo durante la sociedad conyugal, es decir, durante el matrimonio.
Estos activos están bajo una figura denominada común y proindiviso. Puede ser que los dos cónyuges figuren en la escritura de estos bienes o que luego de un proceso de divorcio un juez determine que la titularidad de una propiedad pasa a ser del 50 por ciento para cada parte.
Como estos activos no pueden ser transferidos o arrendados si no se cuenta con el visto bueno de ambos, pueden ser el origen de muchas discordias entre las parejas.
Mónica Vanegas, gerente de Patrimonios Personales de Acción Fiduciaria, asegura que si un inmueble va a ser comprado en común y proindiviso o ya se encuentra bajo está condición, estructurar un fideicomiso mercantil puede ser la clave para que dos o más partes le saquen todo el provecho a su inversión sin caer en conflictos legales.
Por ejemplo, en un fideicomiso mercantil, el inmueble pasa a ser parte de un patrimonio autónomo donde la titularidad de cada parte se expresa en derechos fiduciarios. Lo anterior se asemeja mucho a una sociedad, donde cada socio cuenta con un determinado número de acciones.
“Aquí, lo principal es que se establecen unas reglas de juego claras sobre cómo proceder con la propiedad, y la entidad fiduciaria tiene la misión de hacer cumplir el mandato de los excónyuges”, afirma Vanegas.
Los fideicomisos estructurados por las entidades fiduciarias son un mecanismo que está regulado por la Superintendencia de Sociedades.
Según la experta, las reglas pueden establecer que si una de las partes no hace su respectivo aporte para el pago de impuestos como, por ejemplo, el predial, su participación se reduce en función del valor de la obligación.
Así mismo, indica que incluir un inmueble en un fideicomiso es un acto de seguridad y confianza.
Otro de los problemas más comunes que surgen con los activos en común y proindiviso es el impago de obligaciones. Según Vanegas, todo inmueble genera obligaciones como pago de impuestos, valores de istración y gastos de mantenimiento (servicios de limpieza o vigilancia, por ejemplo) que pueden no pagarse si uno de los poseedores del inmueble simplemente no tiene la voluntad de hacerlo, lo que puede poner el inmueble en riesgo de embargo o disminuir su valor.
"Al tratarse de propiedades sin socios mayoritarios su istración implicará para la expareja entrar en situaciones tan incómodas como la obligación de seguir en o, reunirse para tomar decisiones en conjunto, solucionar conflictos, entre otras circunstancias inevitables aun después del divorcio", dijo Vanegas.