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Opinión
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Silencio y tristeza por perder la Copa América... (Meluk le cuenta)
Hay silencio en las calles porque es válido quedarse así, triste, aburrido, rascándose la cabeza.
El alma estuvo andando en la cuerda floja durante toda la final de anoche.
A veces hacía más pie en el alambre y avanzaba, pero a veces parecía que el viento argentino la movía y...
Hasta que en el minuto 112 de ese extratiempo eterno, Lautaro Martínez cruzó una ráfaga que acabó con el partido, con la Copa América, con la ilusión de título de la Selección Colombia.
Y el alma futbolera se resbaló del alambre, cayó con esa sensación de hueco, de vértigo en la boca del estómago. Es una jartera perder.
Es una sensación abrumadora, más cuando se estuvo tan, pero tan cerca de agarrar la Copa entre las manos y levantarla a lo más alto.
Quizás anoche en la final contra esta Argentina más terrenal, con Lionel Messi llorando por su tobillo inflamado en el banquillo tras ser sustituido, Colombia no jugó su mejor partido en la Copa. Quizás James no estuvo ni fino ni continuo. Quizás Luis Díaz intentó más de lo que logró...
Pero de verdad, en serio de pura verdad, eso no importa ahora, porque las finales no se juegan, las finales se ganan, como la ganó anoche Argentina sin ser una aplanadora, sin ser evidentemente superior a Colombia.
En un partido mano a mano lanzamos la moneda al aire y cayó de cruz y hoy nos toca cargarla. Es lo que nos toca...
Afuera hay silencio. No se oyen las cornetas que sonaron todo el día. Tampoco hay pitos de carros con el “ta-ta-ta” que armaron un trancón de ilusión y esperanza en la tarde del domingo. Tampoco suena la pólvora que estalló en voladores cuando entraba la noche y el partido no empezaba y la ansiedad aumentaba.
Barranquilla, Colombia, 14 de Julio de 2024. Hinchas de la Selección Colombia muestran su tristeza en el Parque Sagrado Corazón ante la derrota del equipo en el tiempo extra de la final de la Copa América. Foto Vanexa Romero/El Tiempo. Foto:Vanexa Romero/ET
Ahora es casi media noche
Ahora es casi media noche y hay silencio en las calles porque es válido quedarse así, triste, aburrido, rascándose la cabeza, lamentándose incluso lagrimeando, soltando un par de palabrotas de frustración, volviendo a jugar el partido en la cabeza, renegando del árbitro y jurando que hubo un penalti que no fue, pensando en lo que pudo haber sido... Y se perdió y no fue el título deseado y está ese sabor amargo que no se va...
Sí: es verdad que esta Selección nos dio 15 días maravillosos, llenos de emoción y de fe. Recitamos los versos del poeta de la zurda, James Rodríguez, renacido para el fútbol. Vimos un magnífico torneo de Dávinson Sánchez, del que muchos ya no creían que podía estar en la Selección. Fue una pantera Jéfferson Lerma cazando balones en la mitad de la cancha... ¡O el segurísimo Camilo Vargas de manos de imán!
Sí, también es cierto que el futuro se ve alentador, que para la eliminatoria el equipo tiene cuerpo para llegar al Mundial del 2026 y que hay una camada de jugadores como para creer otra vez en ellos, como se creyó en toda esta bella Copa América.
El atacante de la selección Colombia, de buena actuación en Copa América. Foto:AFP / Jared Titon