Alberto Gamero, ¿inmortal? (Opinión)

¿Renunció Alberto Gamero a la dirección técnica de Millonarios? El presidente del club, Enrique Camacho, se apresuró a desmentir un rumor que en un pestañeo se hizo viral. Pero de esa prisa quedó la excusa para abordar un asunto tan incómodo como necesario: ¿está escriturado el puesto del samario o en algún momento se discutirá su permanencia?

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Gamero tiene cinco años en el banquillo azul que no se tradujeron en títulos, pues si bien ganó una Liga, una Copa y una Superliga, otros antecesores suyos, como Russo o Torres, también lo habían hecho en menos tiempo y dejando algún prospecto para el club, además de las clasificaciones a torneos internacionales, que son los que aseguran la supervivencia del negocio en el mediano y largo plazo. Lo hizo bien, pero no se puede decir que haya sido excepcional.

¿Qué sí lo fue? La consolidación de la institucionalidad. Uno a uno ayudó a cumplir los compromisos del plan del equipo a cinco años, sobre la base de clasificaciones a Copa Libertadores y Sudamericana, la clasificación a los cuadrangulares, la disputa de al menos dos finales. Todo quedó escrito en la asamblea previa a su llegada y, aunque a muchos les suene a metas mediocres para un club con la historia del azul, cumplió sin falta todos los objetivos.

Pero además hubo un salto de calidad. Antes del actual DT no eran las fuerzas básicas una prioridad porque nadie quiso hurgar allí para encontrar soluciones, potenciar promesas y convertirse en formador y vendedor de talentos para el fútbol internacional, condición indispensable para ser un club respetable en la escena internacional. De Andrés Llinás a Emerson Rivaldo Rodríguez, Óscar Cortés, Andrés Gómez y otros que ya despuntan no se habría hablado jamás si Gamero, unas veces por convicción y otras por necesidad, no se hubiera empeñado en hacerlos crecer y, de paso, dejar millones de dólares en las arcas gracias a sus traspasos.

Por todas esas razones hoy tiene crédito. ¿Hasta cuándo? Esa es la cuestión. No hay inmortales en el fútbol moderno porque está todo sujeto al resultado, ese que castiga al proceso del samario en el azul: de la misma manera como se reconocen sus méritos hay que llamar por su nombre al rotundo fracaso internacional que ha sido su etapa como timonel de Millonarios, con insólitas eliminaciones a manos de muy modestos rivales y una notoria incapacidad para competir a la altura de la historia de su club.

Hasta Guardiola y Klopp, con sus títulos y sus hazañas, entendieron su momento de hacer las maletas cuando vieron que serían incapaces de hacer crecer a sus pupilos y el momento de ‘sacrificarlos’ en pos de la evolución era inminente. A todos les llega una hora. Depende de Gamero entender cuándo será la suya, sin poner en riesgo el título de ídolo que supo construir. No pueden despedirlo, ya se ganó el derecho a decir adiós.

Jenny Gámez

Editora Futbolred y columnista

@Jennygameza