Ryan Castro conquista con altura su primer Movistar Arena en Bogotá: 'Mucho de esto lo soñé'

Una atmósfera roja se tomó la capital colombiana la noche del viernes. Ríos de gente vestidos de ese color, con camisetas y tenis Jordan, de varias partes de Colombia y el mundo, entraron desde temprano a la Movistar Arena de Bogotá. En los corredores del venue se tarareaban canciones que en los últimos dos años han cobrado relevancia en el país. Una pareja de amigos alemanes, que estaba esperando que le entregaran algo de comida en una tienda, entonaban algunas con un español bastante entendible. "No podíamos perdernos a Ryan Castro", dijo uno de los dos. La mujer que los atendía le preguntó por su canción favorita. Él respondió: "Monastery, hay niveles de niveles".

Dicen que las primeras veces pueden ser muy gloriosas o bastante tormentosas. Lo que logró el cantante paisa sin duda fue lo primero. Ryan Castro salió a las 10:14 de la noche en medio de una seguidilla de aplausos y gritos que duraron tres minutos y 47 segundos. Al menos una hora y media antes, el lugar estaba lleno. Fueron Jhay P, DJ Manguito y DJ Tornell quienes ayudaron a mantener la vibra alta antes del comienzo del espectáculo central.

Hace unos años era impensable que el reguetonero llenara un escenario como este. Cuando era adolescente, empezó su carrera cantando en los buses y las calles de Medellín. Desde entonces han pasado 13 años de altibajos y de un proceso para abrirse un camino en la industria urbana nacional. Fue invitado de varios. Con el tiempo, sus éxitos despegaron y su apodo, 'el cantante del ghetto', se convirtió en una insignia. El año pasado, en el Festival La Solar, lo vimos con una apuesta impecable. Su show se volvió viral y dio indicios de lo que seguía: una gira completa en solitario.  

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El mayor desafío, sin embargo, era conquistar uno de los escenarios imponentes del país. Y lo hizo. Anoche comenzó su gira nacional y debutó en solitario con sold out, algo que no todos logran. Unas 13.000 personas corearon sus canciones. El repertorio lo comenzó con Ghetto star. El escenario tenía tres pantallas en forma de diamantes, al igual que la punta de la tarima en forma de T que sobresalía hacia el público. Su primer micrófono era brillante, al igual que las cinco cadenas que usó en diferentes momentos durante el concierto. 

Sobre la tarima estaban dos motos, un carro Chevrolet Corvette y una cuatrimoto. El paisa interpretó varios de sus éxitos, como Lejanía, uno de los temas que lo han llevado a otras latitudes. Niña de mis sueños, Quien TV, Jordan y Wasa Wasa fueron otras de las canciones.

"Mucho de esto lo soñé", dijo al intermedio. Y miró cada tribuna. Por su cuerpo era probable que recorriera adrenalina y su corazón latiera a máxima velocidad. Se notaba cuando la cámara que lo seguía enfocó su mano, que le temblaba un poco, y sus ojos brillantes por las luces de los celulares de los asistentes. "Gracias, Bogotá, por el apoyo", continuó. 

Hubo sorpresas: tuvo seis invitados especiales. "Si hay sitio para uno, hay para todos", enfatizó. Una frase que recordó los momentos en que otros grandes del género le dieron un espacio para que pudiera cantar fragmentos de canciones. "Todos esta noche cantan conmigo y cantan algo de sus éxitos", contó.

Kapo fue uno de ellos. Es uno de los cantantes emergentes que se ha posicionado en el último año con dos hits que lo han llevado a ligas extranjeras, Ohnana y Uwaie. También, Ryan Castro subió a la tarima a los puertorriqueños Miky Woodz, con quien cantó Parchar, y a Brray, con quien interpretó Corazón roto, una canción que se ha vuelto imponente entre los jóvenes y ha sido cantada en varias versiones.

Otra de las sorpresas fue Andy Rivera, uno de los grandes conocidos de la música urbana en la última década. Con él cantó Monumento, un remix en el que también participa Ñejo. El pereirano tuvo espacio además para cantar su mayor éxito, Te pintaron pajaritos, algo que hizo retumbar el lugar. Su aparición fue ovacionada porque ha pasado bastante tiempo desde que no se le veía en grandes tarimas.

Después apareció Piso 21, la reconocida agrupación paisa. Ellos interpretaron 14/20 y Los cachos.

Pasadas casi dos horas, hubo espacio para la salsa. Ryan Castro interpretó El cantante del ghetto con una banda en vivo. Y después incluyó el merengue con Mujeriego, El pinchón y La garrafa, mientras la escena se transformó en un cuadro decembrino de un barrio de Medellín: la olla para el sancocho, el muñeco de año viejo, los vecinos bailando y hablando con fuerza. "Desde septiembre se siente que viene...", dijo haciendo alusión al famoso verso de una emisora colombiana.

De las cosas que varios esperaban era El ritmo que nos une, la canción que se viralizó en la Copa América pasada y en la que incluyó las voces de Juanfer Quintero y Lucho Díaz. "Me dijeron que este tema estaba muerto por lo que pasó, pero yo creo que no".

Para el cierre pasó algo que causó la máxima euforia. Si se pudiera medir qué tanto tembló esa zona de la ciudad en ese momento, habría un pico en los grados de la escala de medición. Desde el carro en la mitad de la tarima salió junto con Feid, uno de sus grandes amigos. "A esto no le cabe un arroz parado", dijo el también cantante paisa. Ambos interpretaron Ritmo de Medallo y Monastery, y una versión inédita de Chimbita.

Lo que sucedió durante dos horas fue histórico para el reguetón, que se ha inscrito con más fuerza en Bogotá. Ryan Castro hoy es uno de los grandes referentes del género y ha impuesto su estilo, a su manera. Está viviendo un presente que es el resultado del devenir de circunstancia que, en ocasiones, como les ha pasado a muchos colombianos, han sido espinosas. El lugar que se ha ganado no ha sido gratis y espera seguirlo manteniendo. Su próximo objetivo es conquistar Bucaramanga y Medellín en octubre, y su gira de 15 fechas en Estados Unidos. 

EL TIEMPO