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Los 7 magníficos de la parranda del fin de año en nuestro país
La historia de cuándo nacieron y quiénes son los autores de esos éxitos que suenan en diciembre.
El conjunto Los Hispanos y el vocalista magangueleño Rodolfo Aicardi nos dejaron algunos de los temas inmortales de esta temporada como ‘Cantares de Navidad’ y ‘Feliz Navidad’. Foto: .
A principios del siglo XX, con el surgimiento de la radio y el fonógrafo, los discos fueron dejando de lado al país de los villancicos de estirpe española y de 1930 hasta bien entrada la década de los 90 tales inventos comenzaron a dejar en el gusto popular una huella que aún pervive.
A la cabeza está La víspera de Año Nuevo, merengue de Tobías Enrique Pumarejo que grabó el conjunto de Guillermo Buitrago (el Jilguero de la Sierra Nevada) y sus Muchachos.
El grupo, integrado por Ángel Fontanilla, segunda guitarra, y Carlos el Mocho Rubio, guacharaca, grabó en Discos Fuentes en 1947, con el acompañamiento de Los Trovadores de Barú, que dirigía el momposino Juan Esquivel Camargo, autor de los arreglos musicales, el sencillo, de 78 revoluciones, que traía en el respaldo de La araña picúa.
Juan Manuel Esquivel Camargo fue el arreglista de ‘La víspera de Año Nuevo’. Foto:.
En su lanzamiento no sonó mucho e incluso después de la muerte de Buitrago la canción aún no se había convertido en un éxito, como lo apuntó su biógrafo de cabecera Édgar Caballero Elías (Leonardo Herrera Delghams, EL TIEMPO 26/12/2017).
“… En la época que Buitrago produjo ese tema las composiciones que se hacían eran en honor al pesebre, a los pastores de Belén o a la cristiandad, pero no a las vísperas de las fiestas”, hizo notar Caballero.
A diferencia del resto de sus éxitos, desde Compae Heliodoro, la primera grabación de Buitrago con Discos Fuentes, y la que más alto índice de ventas alcanzó en su época, hasta el último de sus más de cien títulos triunfadores grabados ‘contra el reloj’ entre 1946 y 1949, año de su prematuro fallecimiento, es de esa cosecha de la que emerge invencible La víspera de año nuevo, para recordarnos con alegría de la llegada de la temporada decembrina.
Yo no olvido el año viejo
Cinco años después, en 1952, apareció El año viejo, conocido como Yo no olvido el año viejo, composición del guajiro Crescencio Salcedo, autor del célebre Mi cafetal. Nacido el 27 de agosto de 1913, en el corregimiento de Palomino, La Guajira, se dedicó desde muy niño a las faenas del campo y aunque no tuvo instrucción académica alguna, ya adulto se dedicó a recorrer el país vendiendo gaitas y flautas de caña y dando a conocer sus creaciones.
Es de anotar que La víspera de Año Nuevo y El año viejo no le cantaron al nacimiento de Jesús, sino a la venida del nuevo año. Poco se sabe del origen de la letra, el mismo Salcedo lo atribuyó a una anécdota subida de tono. “Esto sucedió de un hecho, no de un decir (…) Pues tuve ‘mi chiva’, pues tuve ‘mi burra negra’ y ‘mi yegua blanca’ y ‘mi buena suegra’, en el momento que recogí el motivo, precisamente a la entrada del año nuevo. No me llamaba la atención el año nuevo porque eso que venía no me traía nada, no me había entregado nada.
‘Yo no olvido el año viejo’ fue creación del gran compositor guajiro Crescencio Salcedo. Foto:.
En cambio, el (año) viejo, que iba a salir, me dejaba muchas cosas”, le refirió el creador a Jorge Villegas y Hernando Grisales en Crescencio Salcedo, mi vida (1976). “Esa composición la grabó primero Pacho Galán y su orquesta –recordaba Salcedo–, en la voz de Santander Díaz, en Discos Curro. Yo se la di en 1952 a Curro, un hermano de Antonio Fuentes, que se portó bien conmigo”.
El tema se catapultó cuando el mexicano Tony Camargo consiguió que el director Rafael de Paz y su orquesta se lo prensaran con RCA Víctor.
“Esa canción se grabó en 1953 y hasta hoy funciona, por decirlo de alguna manera; en muchos hogares se sigue despidiendo el año con ella”, relató Camargo el 12 de febrero del 2014, en Barranquilla, cuando fue invitado al Carnaval de las Artes.
El 24 de diciembre es –quizás–la composición que mejor describe la celebración de nuestra nochebuena, como quiera que incluyó los detalles gastronómicos, etílicos y musicales de esta tradición nacional, con Niño Dios, pesebre y el árbol de Navidad recién venido de EE. UU. Se trata de una parranda paisa compuesta en 1938 por el locutor de Ecos de la Montaña –una de las primeras emisoras de Medellín–, Francisco el Mono González, de Titiribí, Antioquia.
Matilde Díaz cantó, acompañada por el maestro Lucho Bermúdez, ‘El 24 de diciembre’. Foto:.
La pieza fue primero grabada por el dueto Pepe y Chavela en México, con acompañamiento de mariachi, en la RCA Víctor de ese país, a pedido de don Félix de Bedout, representante del sello en Colombia, según lo contó el investigador Alberto Burgos Herrera en La música parrandera (2000).
Más tarde volvió a ser grabada en Cali por la cantante palmireña Lucy Figueroa y Los Alegres del Valle de Emiro Caicedo, en Discos Victoria, sello discográfico que fundó Mario Méndez Álvarez en 1950, en esa capital, con artistas exclusivos como el ecuatoriano Olimpo Cárdenas y el tumaqueño Tito Cortés, entre otros. Discos Victoria se trasladaría a Medellín en 1964.
Por último, Lucho Bermúdez la convirtió en porro, al grabarla en la voz de Matilde Díaz en el sello Sonolux, a mediados de los cincuenta.
El arbolito de Navidad
Con El arbolito de Navidad, compuesta por José Barros en 1948, se volvió a hablar nuevamente del uso de esa tradición anglosajona en nuestro país. No por cuenta ya de quienes se entusiasmaron a acoger esta costumbre estadounidense, sino del gran maestro José Barros, quien le pide al arbolito de Navidad, que siempre florece los 24, que no le vaya a dar juguete a su cariñito, que es un ingrato, porque el año pasado le dijo, que en este año se casaría; y todo ha resultado una mentira.
José Barros compuso ‘El arbolito de Navidad’. Foto:.
Barros, nacido en El Banco, Magdalena, el 21 de marzo de 1915, y huérfano de padre a los tres años, muy pronto debió ganarse la vida embolando zapatos. Con un escaso cuarto año de primaria, con el tiempo se volvió un andariego. “Yo andaba por todas esas ciudades y pueblos con una guitarra vieja”, contó más adelante.
En 1945 grabó en el Perú sus primeros discos con RCA Víctor. Un año después fue llamado por Antonio Fuentes para vincularse a su casa discográfica y hacer parte de Los Trovadores de Barú. Fue su época más prolífica y exitosa, cuando grabó El guere-guere, El vaquero, Momposina y, por supuesto, El arbolito de Navidad, entre tantos otros.
Esta pieza, a lo largo de los años, ha contado con infinidad de versiones, entre ellas de La Sonora Dinamita, Pastor López y su conjunto y Los Graduados. Sin embargo, la versión de El arbolito de Navidad que grabó el magangueleño Tito Ávila con los Tropicanos, en 1950, en Discos Victoria, en ritmo de son paisa, (con El 24 de diciembre al respaldo), fue la que se quedó pegada para siempre en el corazón del público en estos tiempos navideños.
Ven, ven, ven
Tema infaltable es Ven, ven, ven, de Pacho Galán, en ritmo de villancico, con visos de merecumbé, en la voz de Carmencita Pernett, con la Orquesta de Rafael de Paz, que ya era famosa por los éxitos que grabó en la RCA mexicana y prensados en Colombia por Sonolux.
Sídney Pernett Trujillo, que así fue su nombre de pila, nació en Cartagena el 11 de octubre de 1925. A los dos meses, sus padres la llevaron a Barranquilla, donde desde muy joven se inclinó por el canto y para finales de los años treinta ya era vocalista en la Atlántico Jazz Band de Guido Perla, en donde adoptó el nombre de Carmencita Pernett, con el que se empezó a conocer.
Carmencita Pernett grabó ‘Ven, ven, ven’ con el maestro Rafael de Paz. Foto:.
Carmencita Pernett es tal vez la vocalista colombiana que más cantó y grabó con el mayor número de orquestas tanto nacionales como extranjeras, tanto que bien podría estar en el Récord Guinness. Perteneció a la mayoría de nuestras agrupaciones antes de viajar a Cuba, en 1946, en plan de vedette, llamada por las orquestas de la famosa emisora CMQ, y la de Julio Gutiérrez, para actuar como cantante y bailarina. Su éxito fue tal que permaneció en la isla por seis años e incluso se nacionalizó mexicana.
Luego viajó a México en 1952, para grabar con las orquestas de Rafael de Paz, Juan García Esquivel y Dámaso Pérez Prado. Falleció el 22 de diciembre del 2014, en Ciudad de México, a los 89 años, siendo un símbolo de Barranquilla.
Dejo para el final dos números musicales muy importantes, cuyos autores son artistas foráneos, pero vocalizados ambos por Rodolfo Aicardi, quien sin duda, con Guillermo Buitrago, es el artista que más se oye en esta temporada. “… su particular timbre de voz y la música de las orquestas que lo acompañaban; hoy son una indeleble banda sonora en toda Colombia e Hispanoamérica”, dijo Carlos Vives en el prólogo del libro Rodolfo Aicardi: la historia de El ídolo de siempre, del biógrafo oficial del cantante, el musicógrafo Diego Londoño (2018).
Navidad que vuelve / tradición del año / unos van alegres / y otros van llorando.
El puertorriqueño Benito de Jesús, autor de ‘Cantares de Navidad’. Foto:.
Quién no ha entonado esta estrofa de Cantares de Navidad, compuesta por el puertorriqueño Benito de Jesús en 1952, oriundo de Barceloneta, y quien hizo parte del Trío Vegabajeño. Fue además autor de boleros legendarios como Nuestro juramento, La copa rota y Sigamos pecando.
La suerte de Rodolfo Aicardi cambió cuando el hijo de don Toño Fuentes, José María, encargado de la dirección de la empresa, le dijo a Jairo Jiménez, uno de los fundadores de Los Hispanos, que las puertas de Discos Fuentes estaban abiertas para ellos, tras quedar sin cantante por la separación de Gustavo el Loko Quintero y su fundación de Los Graduados en el sello Codiscos.
“En Fuentes tenemos a un muchachito muy cansoncito, pero con una voz fuerte y rara que se hace llamar Rodolfo (… y precisamente imita graciosamente al Loko Quintero). ¿Lo quieren escuchar?”, cuenta Londoño que le dijo Fuentes a Jiménez. Lo demás es historia. Aicardi murió el 24 de octubre de 2007, en Medellín.
Feliz Nochebuena
Guillermo Buitrago, intérprete de ‘La víspera de Año Nuevo’. Foto:.
Y para el remate, está Feliz Nochebuena, del cantor y poeta argentino José Aguer Constante, bonaerense nacido el 6 de abril de 1918.
Ay qué buena es Nochebuena (con felicidad) / Pasarla entre amigos (con felicidad). Bebiendo y tomando (con felicidad). Caballeros (con felicidad).
Llaman la atención los arreglos musicales que le introdujeron Los Hispanos y Rodolfo, que la hacen muy parecida a El 24 de diciembre del Mono González.
La pieza se publicó en su cuarto elepé De en triunfo en triunfo con Los Hispanos, fechado en 1970.
Concluimos así este podio musical de las siete canciones de parranda navideña más oídas desde los años 30 hasta hoy, siete números musicales imprescindibles, que han demostrado con el tiempo que carecen de fechas de caducidad a la vista.