‘¡Qué alegría estar con ustedes por primera vez!’: Juanes

“Estoy muy feliz, para mí es un sueño, agradezco a la organización por abrir este espacio a mi música. Y a los que critican, que se echen la bendición porque la vamos a romper, hijueputa”, dijo Juanes durante la rueda de prensa previa a su presentación, que arrancó con hora y media de retraso en el escenario Plaza.

Faltaban solo algunas horas para el final de Rock al Parque; el frío no había podido afectar la energía de los asistentes y, en esos minutos previos a su presentación, la expectativa crecía. Algunos gritaban el nombre del artista colombiano y otros se preguntaban cómo iba a salir su recital. Y fue a las 8:30 p. m., cuando el cantante que se dio a conocer en Ekhymosis cumplió su sueño de cantar por primera vez en el festival musical gratuito más grande de Latinoamérica.

Un video que presentaba varias etapas de la carrera de Juanes precedió su salida al escenario. Y fue ‘A Dios le pido’ la canción que dio el pistoletazo de partida para el espectáculo del paisa, cuya voz se potenciaba por los instrumentos roqueros de la banda de cuatro músicos que lo acompañaron.

Juanes saludo a los espectadores: “Qué alegría tan hijueputa estar con ustedes por primera vez y la cosa se pone buena muchachos”, dijo antes de presentar a Zeta Bosio de Soda Stereo.

El bajista de la legendaria banda argentina lo acompañó para interpretar ‘Cuando pase el temblor’. Era inevitable que el recuerdo de Gustavo Cerati se paseara por el Simón Bolívar.

"Yo creo que muchos vimos unas imágenes muy duras en Tierralta, aquello fue muy fuerte para mí cuando vi a ese niño llorando por su madre que habían matado. Eso tiene que parar, eso no puedo seguir pasando en este país, tenemos que ver cómo cambiamos esa mierda", dijo Juanes antes de cantar su canción 'Fíjate bien', que compuso hace 20 años como una reflexión a la violencia en Colombia.

Luego, el artista le dio la bienvenida a dos cantantes amigos, Andrés Cepeda y Fonseca, junto a quienes cantó un clásico de Ekhymosis: 'La tierra'. Para el final, Juanes guardó algunas de sus canciones más conocidas, cómo 'La camisa negra', 'Me enamora', 'Solo', una de las más recordadas de su antigua banda, y al final hizo temblar la tierra, sacando su lado más metalero, con un cover de 'Seek and Destroy' de Metallica. Y una imagen para la historia, decenas de miles de personas iluminando la noche con sus celulares.

La función siguió con Fito Páez, que con su pinta tecnicolor empezó expresando su felicidad por estar en "uno de los festivales de rock más importantes del mundo". El argentino empezó cantando que quería vivir en una "ciudad liberada" y luego, sentado al piano, pidió que todos lo acompañaran a interpretar su historia de dos personas que "en un café se vieron por casualidad". Y el público cantó con él.

"Excelente Bogotá", gritó Páez, que ya sabe de conciertos históricos en esta ciudad (en el 2009 reunió a más de 100 mil personas en Rock al Parque).

Después de tres días de frío, y de horas y horas sin sentarse, en el público aún quedaban gargantas para gritar, para cantar que "nadie puede, y nadie debe, vivir vivir sin amor", sirviendo así de telón de fondo a la fiesta que el argentino montó en el escenario.

Lo acompañaron al lado del camino, "en tiempos donde nadie escucha a nadie", y demostrando una vez que cuando el argentino se sube a ese escenario algo grande va a pasar. Incluso volvió a alumbrar la oscuridad convirtiendo al público en un campo de luciérnagas blancas y trajo de regreso a Juanes para causar una locura general con 'Ciudad de pobres corazones'.

"Y dale alegría, alegría a mi corazón", fue la despedida de Páez, tras casi una hora y media de concierto y luego de otra noche memorable.

Y fue rondando la medianoche cuando llegó el esperado espectáculo de cierre, que por primera vez estuvo a cargo de la Orquesta Filarmónica de Bogotá. Aquella fue una fiesta, en la que dos de los símbolos musicales más importantes de la ciudad se unieron en un despliegue musical en el que estuvieron acompañados de algunos de los cantantes más recordados que han pasado por el festival. 

Hubo momentos emotivos, como el recuerdo del Titán Elkin Ramírez antes de la interpretación de 'Vestido de cristal', y festejos descontrolados, cuando casi todos los vocalistas, liderados por Andrea Echeverri y Héctor Buitrago, se unieron para cantar 'Florecita roquera', el bonus track con el que se cerró la noche.

En el escenario principal también estuvo el argentino Pedro Aznar, con una carta de amor al estilo de la época dorada del artista y un recuerdo a Charly García, con quien compartió en Serú Girán.

Y no fue solo en la noche cuando esa masa roquera removió los cimientos del Simón Bolívar. Hacia las 4:20, los mexicanos de El Tri, que están celebrando 50 años de carrera, marcaron una intensidad bien alta en esta escala de Richter musical. Aunque el público tuvo que armarse de paciencia mientras los del equipo técnico solucionaban los pormenores técnicos.

Mientras, en el escenario Bio salía una de las invitadas femeninas más esperadas, Christina Rosenvinge.

Con un sonido más sosegado, pero con su encanto particular, la rubia española agradecía a la ciudad por esta invitación a Rock al Parque. “Por fin, por fin”, decía Rosenvinge en medio de su presentación, y entre el público más de un espectador le expresaba su amor a gritos.

El itinerario en el escenario Lago comenzó con las presentaciones de Guachez y Voltika, ambas pertenecientes a la convocatoria distrital y que le dieron paso a la explosiva Channel One Sound System, una agrupación británica que puso a bailar a los asistentes.

A la misma tarima llegó el mexicano Silverio, famoso en la movida alternativa y reconocido por su irreverencia. El artista causaba risas y expresiones de desagrado entre el público que, a su vez, le lanzaba botellas y objetos. Entre canción y canción, Silverio lanzaba un par de insultos y se despojaba de su ropa.

Por los lados del escenario principal cambiaba el vestuario y el tono, pues Gustavo Santaolalla y su ensamble invitaron a los asistentes a un banquete musical, en el que la vanguardia era el ingrediente principal, pero sazonada con sonidos populares.

Era una mezcla virtuosa y a la vez potente de contrabajo, percusión, piano, guitarras y hasta charango, que apareció cuando Santaolalla interpretó 'De Ushuaia a La Quiaca', una de las canciones de la banda sonora de la película 'Diarios de motocicleta'.

Santaolalla, dos veces ganador del premio Óscar, agradeció su participación en un festival que, según él, celebra la diversidad de la música en español y además dejó un mensaje especial por la participación de los asistentes: "Las alcaldías pasan, la gente pasa, pero el festival (Rock al parque) sigue. Así que es por ustedes".

Los organizadores informaron que en los tres días del festival se hicieron presentes 343.000 personas. Así mismo, el último día tuvo una asistencia espectacular de 157.000 personas.

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