La expresión brasileña ‘aquel abrazo’ (aquele abraço), que significa ese abrazo único, apretado y sentido de los verdaderos amigos, es también el título de una de las composiciones de Gil que se convirtieron en himno de Brasil.
“Mi camino por el mundo / yo lo trazo”, dice la letra, en la que Gil no solo abraza al pueblo brasileño, a algunos personajes y barrios populares, sino que homenajea a la ciudad maravillosa: “Río de Janeiro continúa lindo / Río de Janeiro continúa siendo”.
En Cáliz (Cálice), otro de esos himnos, suplica: “Padre, aparta de mí ese cáliz / De vino tinto de sangre /... Cómo beber de esa bebida amarga / tragar el dolor, engullir el trabajo. / Aun sin abrir la boca, queda el corazón... / De qué me vale ser hijo de una Santa / Mejor sería ser hijo de la otra / Otra realidad menos muerta / tanta mentira, tanta fuerza bruta...”.
Refazenda, ¿Domingo no Parque? y A Novidade son también otras de sus composiciones con éxito internacional.
“Gilberto Gil es un poeta desde la canción como Bob Dylan (premio Nobel de literatura), Leonard Cohen y (ojalá nadie se rasgue las vestiduras) José Alfredo Jiménez (voces muy distantes y muy disímiles). No solo las letras de sus canciones, también sus obras literarias y no literarias lo habilitan perfectamente para pertenecer a la Academia”, le dice a EL TIEMPO el respetado poeta colombiano Manuel Pachón.
“Entre los méritos de Gil resalto el amor profundo por su pueblo y su lengua. Y creo que, de una manera muy moderna, en él se revive la imagen del juglar: un poeta que canta en versos sencillos los sentimientos e historias de una comunidad”, añade.
Más de 60 discos grabados, más de 500 canciones, más de 4 millones de copias vendidas en el mundo y varios premios Grammy caracterizan también el trabajo de Gil. Su primer LP, Alabanza (Louvação), fue lanzado hace más de medio siglo, en 1967.
En sus composiciones resume el sincretismo cultural de la música brasileña: los sonidos del folclor del nordeste; los de la bossa nova de João Gilberto; los de su identidad afro bahiana y la influencia del pop y de los Beatles, según la crítica.
Exministro de Cultura de Brasil (2003-2008), nombrado por la Unesco Artista por la Paz en 1999, embajador de la FAO en 2001, varias veces condecorado con distinciones como la Legión de Honor, por Francia, entre otros honores, Gilberto Gil es el primer cantautor latinoamericano, no escritor profesional en términos clásicos, en ser elegido miembro por una Academia de Letras regional.
En Brasil es el segundo negro elegido como académico en la historia de la centenaria Academia brasileña de Letras (ABL).
“Conociendo su paso por la universidad y su trayectoria vital, así como los reconocimientos que ha recibido, incluso de la ONU, es innegable que Gil es un intelectual que representa una voz de la cultura letrada como de la popular en la Academia”, resalta Pachón.
Lo que da la naturaleza...
Bahiano de nacimiento, hijo del médico José Gil Moreira y de la maestra Claudia os, Gil es, además, uno de los principales representantes del movimiento tropicalista y un gigante de la música popular brasileña (MPB).
El compositor, que mostró habilidades para la música desde los dos años, según sus biógrafos, y que comenzó como acordeonero en la década del 50 del siglo pasado, llega a la cumbre de sus 79 años como miembro inmortal de la ABL, fundada en 1897 y en la que figuran grandes nombres de la literatura de su país como Jorge Amado, Machado de Assis y Guimarães Rosa, entre muchos otros.
La ABL valoró a Gilberto Gil como un poeta popular: “Traduce el diálogo entre la cultura erudita y la popular. Es la línea que las une. Es el poeta de un Brasil profundo y cosmopolita, que ha estado atento a todas las demandas de la gente. Lo recibimos con afecto y alegría”, dijo Marco Lucchesi, presidente de la entidad, después de que 34 académicos lo seleccionaron para ocupar la silla 20, que antes perteneció al periodista Murilo Melo Filho, fallecido en 2020.
La Academia recordó que “sus canciones, desde muy temprano, retrataron a su país y su musicalidad” y que, por el movimiento tropicalista (Tropicalia), que creó junto con el también cantante y compositor Caetano Veloso, fue perseguido por la dictadura militar (1964 y 1985) y obligados a exiliarse.
“Gilberto Gil es un poeta desde la canción
como Bob Dylan, Leonard Cohen y José Alfredo Jiménez, voces muy distantes y muy disímiles”.
Además, resaltó que el tropicalismo “contempló e internacionalizó la música, el cine, las artes plásticas, el teatro y todo el arte brasileño”, y recordó que con el auge de la bossa nova Gil dejó el acordeón, tomó la guitarra, primero la clásica y luego la eléctrica, que alberga las particulares armonías de su obra hasta hoy”.
El libro Todas las letras (1996), en el que se publicaron gran parte de sus composiciones, habría sido el que la ABL consideró para calificarlo como poeta popular, se afirma extraoficialmente.
Gil, que ha dicho que no le teme a la muerte pero sí a morirse, recibió la noticia de su nombramiento afirmando que con su elección la ABL gana un nuevo sabor. “Un sabor a poesía popular”, y deja claro que Brasil es diverso, pues la presencia de negros en la vida cultural aún es muy pequeña, pese a que representan casi el 50 por ciento de la población de su país.
“Muy feliz de haber sido elegido para la silla 20 de la ABL. Gracias a todos por el apoyo y a los ahora colegas de la Academia por haberme elegido”, escribió el cantautor en sus redes sociales.
También dijo que “no son solo poetas los clásicamente considerados que escriben poemas, libros, etc.”, y que con su elección, la Academia reconoce la calidad de su obra poética. “Mi escritura, como compositor”, dijo a Jornal Nacional, el principal noticiero de la TV brasileña.
El cantautor disputó la plaza de inmortal con los escritores Salgado Maranhão (7 votos) y Ricardo Daunt (0), y venció con 21 de los 34 votos.
Maranhão, hijo de un comerciante de la élite regional y de una campesina descendiente de esclavos, tiene más de una docena de libros publicados, y Daunt, cuentista, novelista y poeta y con un doctorado en literatura portuguesa por la Universidad de São Paulo, cuenta con ensayos, críticas literarias y más de media docena de libros publicados.
No todos de acuerdo
Pero no todos están de acuerdo con el nombramiento de Gil como nuevo inmortal de la ABL. Aplausos y críticas se dejaron sentir en las redes y los canales de televisión de su país cuando se dio a conocer su nombramiento el pasado 11 de noviembre.
Algunos críticos literarios brasileños reconocieron las grandes cualidades de Gil como compositor y su gran importancia en la música popular brasileña, pero estimaron que otra cosa es la literatura.
No obstante, los aplausos superaron a las críticas. El periodista carioca Mauro Ferreira, que escribe sobre música desde 1987, lo festejó y dijo que la elección de Gil “es justa porque la obra musical del cantante, compositor y guitarrista bahiano expone la visión poética plural y sabia de un pensador que, a través de la letra, reflexiona filosóficamente sobre la vida, el amor, la naturaleza humana, Brasil, la ciencia y el arte mismo”.
“Nuestro nuevo inmortal ingresa a la Academia con mucho más que una credencial de escritor. Trae riqueza cultural traducida en poesía e inspiración”, dijo Jornal Nacional en su emisión más importante.
La prensa mundial recogió la noticia del nombramiento, y en varios lugares del planeta se estimó que la ABL siguió la estela de la Academia Sueca con el cantautor norteamericano Bob Dylan, a quien otorgó el Nobel y lo elevó al olimpo de los grandes escritores del planeta en 2016.
Pero la Academia Brasileña rompió el molde en menos de un mes. Una semana antes de coronar a Gil como nuevo inmortal, reconoció también como uno de sus a la reconocida Fernanda Montenegro, nominada al Óscar como mejor actriz por la película Estación central en 1998.
Las academias se transforman y comienzan a quitarse la venda de los ojos. Expertos afirman que si los textos de Dylan son hoy tan importantes para la cultura norteamericana como los de Jack Kerouac, William Burroughs o Walt Whitman, por ejemplo, los de Gil empezarán a serlo para la brasileña como los de Clarice Lispector, Rubem Fonseca o Carlos Drummond.
GLORIA HELENA REY -
PARA EL TIEMPO