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Estados Alterados: 33 años de una banda que nos mueve hasta desvariar
La agrupación recuerda su legado y abre puertas en su nuevo disco 'Remixphera'.
Estados Alterados, banda de Medellín Foto: Kunakhuk y Estados Alterados
Era una noche de 1992. Una fila de metaleros, punks, góticos y fanáticos de los sonidos electrónicos esperaban ansiosos en las afueras del colegio Santa Librada de Cali. La ciudad de la salsa se dejaba embriagar por los beats poderosos de tres muchachos de Medellín que se hacían llamar Estados Alterados y que, en poco tiempo, consiguieron abrazar las esquinas del underground colombiano a la par con los sonidos más pesados del rock que parecían dominar en ese espectro.
“¡Estados…Estados…Estados…!”, gritaban. Unas tribus que antes no se podían ni ver y que, en cualquier otro lado, su encuentro cara a cara podía terminar en una pelea o una persecución demencial, en ese momento le hacían coro a una agrupación que se atrevió a crear música electrónica y a emular algunos sonidos industriales. Tras un par de horas de espera, apareció Elvis, su carismático vocalista, entre gritos y aplausos gruñones, mientras las manos de su teclista, Tato Lopera, hacían magia con las primeras notas de Muévete, el himno que hizo temblar el piso. Todos bailaron hasta desvariar; lloraron con El velo (su otro hit de ese momento) y se dejaron llevar por un pogo que envidiaría cualquier banda de thrash metal cuando tocaron Prototipos y Opulencia, en la voz del baterista del grupo Ricky.
Fue un concierto inolvidable y brutal y muchos, en medio de su viaje sonoro, imaginaron por un rato estar en Berlín (Alemania) o en Basildon, la ciudad al norte de Inglaterra en la que se creó la banda más famosa del Synthpop: Depeche Mode; pero era Cali, la sucursal del cielo y la tierra donde lo más cercano a la estética industrial era Yumbo, con sus fábricas, ruido y contaminación. Es imposible no recordar una y otra vez esa presentación para entender el impacto de Estados Alterados en la música colombiana.
La banda logró salir de un capullo imaginario entretejido de beats, samplers y secuencias para hablar del caos urbano, del amor y de la manipulación. “Se me ocurre algo, quisiera que sí, solo por saber que no me dirijo a una pared…”, repitió varias veces Elvis ante una fanaticada que no quería que se fueran y que pedían una y otra vez El velo, quizá para descansar aquellos cuerpos ya destruidos de tanto bailar.
Estados Alterados dejó una huella imborrable en ese año y está claro que repitió la fórmula muchas veces, al punto que hoy siguen dando la batalla por su música y bajo sus propias condiciones. Una película de Ken Russell les dio el nombre hace unos 33 años cuando decidieron “olvidarse del baile tradicional”.
“El primer sencillo en realidad lo grabamos a finales de 1989 y el primer concierto lo hicimos en 1990. El disco era de 45 revoluciones de vinilo negro con letras brillantes y dos canciones (…). Fuimos a las emisoras y comenzó a sonar”, recuerda el vocalista y diseñador industrial. Los dos temas de esa pequeña joya eran El velo y Muévete. Fue amor a primer oído, la canción escaló en la programación de la radio y se notaban esas influencias de Depeche Mode, quizá algo de Nitzer Ebb o Front 242.
“Eso nos abrió espacio para que Sonolux –una disquera más enfocada en la música tropical– nos ofreciera grabarnos un larga duración; además se reeditó el sencillo en formato de 12 pulgadas y en 1991 salió el álbum Estados Alterados”, agrega Elvis, a quien en la casa le llaman Fernando Sierra.
“En verdad, son como 33 años, eso me asombra”, complementa Ricky (Ricardo Restrepo), el baterista y psiquiatra que ahora vive en Los Ángeles (Estados Unidos) antes de tomarse un segundo y sonreír, quizá recordando cómo se dio ese salto a las giras, las ruedas de prensa y más conciertos. El vinilo con el mismo nombre de la agrupación de portada oscura y con letras de color púrpura oscuro se convirtió en el objeto de deseo.
Estados Alterados Foto:Juan Diego Buitrago / EL TIEMPO
Lo buscaban en las tiendas de discos, pedían temas llamando por el viejo teléfono de disco a las emisoras y hasta estampaban de manera artesanal el nombre del grupo.
‘Los Depeche criollos’, como les decían sus fanáticos, hicieron ruido... O algo mejor: hicieron un tecno elegante con raíces roqueras y sonoridades que fueron algo más que una sorpresa. Luego fueron noticia al conseguir que el videoclip de El velo (lanzado en 1991 y dirigido por Simón Brand) se convirtiera en la primera canción de una banda nacional en tener un video en el canal MTV.
En 1993 grabaron su segundo álbum, Cuarto acto, el mismo año en que Carlos Vives explotó con Clásicos de la provincia, Aterciopelados roqueaba sin parar con su primer larga duración Con el corazón en la mano y Shakira estaba a dos años de despegar definitivamente su carrera con el disco que se llamaría Pies descalzos. Solo con ese panorama estaba claro que algo estaba pasando en la música nacional y que Estados Alterados era parte de todo eso, pero siempre fueron fieles a otras texturas y a otros extremos. Cuarto acto trajo sencillos potentes como Seres de la noche o Nada y hasta un tema en inglés: Selfish, mostrando que no tenían miedo de arriesgarse y hasta de dejarse llevar un poco por el sueño de surfear en otras mareas del mercado de la música.
Con el disco Rojo sobre rojo (1995), sintieron un punto de inflexión. El fantasma del tropipop rondaba en los alrededores y su disquera (Discos Fuentes) quiso, paradójicamente, que ‘Estados…’ alterarán un poco su sonido. En ese larga duración hablaron de energía sexual con La fiebre de marzo; imaginaron mundos sin preocupaciones con Paraíso y su densidad musical bajó un poco. Se llegó a decir que eran más comerciales y su sonido era más masticable por colaboraciones como la del salsero Fruko, pero siguiendo los otros surcos del disco, se revelaban gemas con el sello de la banda como Los amos de la información, criticando la manipulación de los medios, o Ángel perdido, un tema melancólico acerca de la vida y la muerte.
“Tuvimos un intermedio fuerte desde 1999 hasta 2010, pero en 2005 estábamos trabajando en más música. Terminamos nuestras carreras y comenzamos a hacernos cargo de nosotros mismos. Yo soy muy crítico con la industria disquera –lo que ahora es el management musical– de ese momento. A muchas bandas les pasa que, cuando sus papás los mantienen, todo va muy bien, pero cuando les toca asumir la vida todo cambia. Toda esa industria vive de la plata de los papás de los músico”, comenta Elvis.
La pausa y la nostalgia convivían en las charlas acerca de Estados Alterados de una fanaticada dispuesta a no olvidarlos, pero ellos no se iban a quedar atrapados en ese bucle. Tocar en la edición de Rock al Parque de 2005 le dio una inyección de adrenalina muy fuerte; en el 2011 grabaron un nuevo álbum, Romances científicos, bajo su propio riesgo y lidiaron con la salida de Tato Lopera –pieza fundamental del sonido de la banda–.
“No fue nada fácil. Fue uno de los momentos más duros del grupo”, agrega Ricky, que junto a su compañero de batallas asumió la batuta para conectar esas ‘otras vidas’ y más ritmos de su música. En 2014 volvieron con Intruso armónico, que llegó a coquetear con sonidos del bolero en la canción Guayaquil. Una frase del tema Inventándome, resumía muy bien lo que les estaba pasando: “Estoy ocupado, inventándome”, bueno, quizá reinventándose.
Estados Alterados, banda de Medellín Foto:Kunakhuk y Estados Alterados
“Recuerdo una frase: ‘Si usted puede vivir sin escribir, no escriba’. Nosotros nos dimos cuenta que teníamos que seguir haciendo música. Teníamos una identidad tan fuerte que debíamos abrazar como una totalidad. Antes quisimos dejar a un lado al psiquiatra o la mía de diseñador para tratar de ser músicos, pero cuando permitimos que todo eso entrara vimos que Estados Alterados era un proyecto de muchas facetas”, apunta Elvis, quien reconoce que vivió sus propios conflictos durante ese proceso.
“Yo siempre tuve esa dualidad, a mí siempre me encantó el diseño y creo que todo eso nos ha permitido manejar muestra música, si yo estuviera viviendo solo de la música estaría moviéndome en un género urbano o algo por el estilo por fuerza mayor, porque toca: para poder comer… Tener otras opciones nos ha permitido hacer la música que queremos hacer (la queremos vender claro), pero muy honesta y un poco independiente de las tendencias”, insiste acerca de ese organismo creativo que tiene como banda. “Hay muchas formas de llevar a Estados Alterados a convertirse en algo nuevo y eso siempre nos anima a seguir, a intentar”, recalca Ricky.
Más luces y Depeche Mode
En 2018 lanzaron Lumisphera, un disco que siguió explorando las posibilidades de lo electrónico y una conexión (que siempre ha existido en toda su historia) con la imagen y el objeto. De hecho, para este disco se creó un sintetizador a partir de una esfera con cuatro sensores de luz que modificaban diferentes parámetros del sonido al ser iluminados. Salió en formato de vinilo, se hizo en Los Ángeles y exploraba el miedo, la manipulación y el poder devorador de la ciudad, de la vida urbana.
En este ciclo tuvieron un año interesante, pues afianzaron el vínculo con quienes ahora hacen también parte de la banda: Natalia Valencia -en los teclados- y Felipe Carmona en la guitarra. Dos músicos de formación académica que alimentaron a esa criatura alterada con nuevas texturas sonoras.
“Natalia ya había estado como invitada en Romances científicos y luego como músico en conciertos. En 2015 entra Felipe y luego ambos conectaron muy bien, así que decidimos que fueran parte de la banda. Son valiosísimos, tienen personalidades muy contrastantes: Natalia tiene una formación en música clásica y Felipe, además de tocar la guitarra, es un gran productor de música electrónica. Ofrecen una mirada fresca a Estados Alterados”, recalca Elvis.
Pero la historia alrededor de Lumisphera tuvo más brillos, ya que se lanzó en el año que Estados Alterados cumplió un sueño o una extraña premonición, ligada al apodo de sus devotos. Lograron ser los invitados a abrir el segundo concierto de Depeche Mode en Bogotá, que se llevó a cabo el 16 de marzo de 2018 en el Parque Simón Bolívar. Todo parecía estar conectado como en la mejor de las conspiraciones: la banda que los influenció, el mes de una ‘nueva fiebre’ y una cierta sensación de justicia (habían tratado de ser parte del primer recital de los británicos el 10 de octubre de 2009, pero no lo lograron) se sintió cuando tocaron en una noche mágica, con una despedida emotiva, con acordes de Enjoy the Silence, el megahit de los Mode. Esa historia es de otro mundo.
Durante una reunión de los músicos en la grabación del disco, el teléfono celular no dejaba de timbrar. La banda se encontraba en un café de Los Ángeles. “Eh, Ricky, una llamada de Colombia, y nosotros grabando este disco", le dijo Elvis. "Respondé, que uno no sabe", contestó Ricky. Elvis activó el micrófono de su celular y escuchó una voz que les preguntó si estaban todos ahí (con Natalia y Felipe) y que si estaban sentados: "¡Sí, claro!", respondieron. "¡Ustedes son los elegidos para tocar con la banda Depeche Mode el 16 de marzo!" fue lo que oyeron. Luego los citaron a una reunión de emergencia con el productor del álbum, Amir Derakh (exguitarrista de la banda estadounidense Orgy y miembro del grupo Julien K) y todos terminaron festejando semejante noticia. "Llévame como ingeniero de cables", le rogaron los que estaban trabajado con ellos en el álbum.
Los otros alterados
Cuando el mundo cambió por el encierro, la banda no podía quedarse quieta, así que dando otro paso inesperado, tomaron un nuevo papel en lo que sería el germen de su más reciente producción discográfica a la que bautizaron Remixphera, un disco doble de vinilo. “Antes se llegó a pensar en la música como sí misma y no en el disco como un objeto de deseo. Uno quiere tener el objeto físico y es algo que además te fuerza a sentarte a oír música, eso es algo que alguna manera el ritual del vinilo lo obliga”, explica Elvis.
Estados Alterados, banda de Medellín Foto:Kunakhuk y Estados Alterados
Remixphera es algo nuevo, una propuesta en la que la banda es reimaginada por otros artistas a partir de algunos cortes de Lumisphera. “Todo se conecta, tuvimos encuentros con estos once músicos en el camino, en prepandemia y durante la pandemia. En Rock al Parque, en Medellín, en Bogotá, en Los Ángeles y mucha gente apuntando a una idea: ¿Por qué no hacer un remix de Estados…? Y salió. Por supuesto que queríamos tener una experimentación con algo nuevo y luego de una conexión con esos artistas y una buena química, les abrimos la puerta a que con su género hicieran lo que quisieran con las canciones”, explica Ricky.
Remixphera es de Estados Alterados, pero es más una intervención de músicos como De La Rivera (Argentina); Yard of Blondes (Francia/Estados Unidos); Bobber Marco (España); Daniel Kla (Chile); Nina Hologram (México). Así como Borda+Andy Vica (Estados Unidos/Colombia) y otros artistas nacionales como Dearout, Brain+Sebas, Parallel Universe, Ana Gartner y Wonder B. Con versiones de Animal, Caín, Mantra, Miedo, Pueblo y Like, que van a lanzar también como sencillo el 11 de abril.
Estados Alterados, banda de Medellín Foto:Kunakhuk y Estados Alterados
Queríamos tener una experimentación con algo nuevo y luego de una conexión con esos artistas y una buena química, les abrimos la puerta a que con su género hicieran lo que quisieran con las canciones
“Hicimos la masterización en Londres y tras indagar donde íbamos a hacer el vinilo, nos contaron de La Fábrica de Discos, donde compraron equipos durante la pandemia para hacer vinilos y nos ayudaron a crear un álbum con un resultado musical honesto y sincero. Creo que por eso la gente lo valora y somos, digamos, un as debajo de la manga que quiere mostrar algo de nuestra cultura. Somos un vehículo, una carta de presentación para la cultura musical”, enfatiza el baterista.
Aunque han pasado por momentos difíciles, como la muerte de Mana (que tocó la batería con ellos antes de que se lanzara su primer disco) y la salida de Tato Lopera, Estados Alterados es indiscutiblemente una banda de culto, que ha vivido en la periferia del mainstream; que a pesar de su noche inolvidable con Depeche Mode, su conquista de MTV y una carrera a prueba de modas pasajeras, tienen la humildad de darle a artistas de nicho la oportunidad de crear algo nuevo a partir de sus criaturas musicales.
“Vamos paso a paso, queremos primero que todo que la gente vea que existe Remixphera, que vean a los artistas más que a nosotros y el trabajo que hicieron con nuestra música”, apunta Ricky.
“Hay dos libros en camino, en una especie de novela gráfica o fanzine y otro que es del periodista Felipe Sánchez, sobre el grupo”, explica. “Lleva unos cinco años trabajando en él, nuevamente cuando uno nota que la gente siente a Estados eso es muy bonito. Él llegó con la idea y empezó a trabajarla y ahí va con una labor minuciosa y espero que salga porque tiene mucho que contar”, revela Ricky.
Estábamos haciendo una música muy rara para nuestros veinte amigos freaks. Remixphera recoge la bola que tiramos
Elvis sonríe ante los proyectos y asienta con la cabeza al escuchar a su compañero de experimentos electrónicos hablar de una interesante versión de Coroncoro que se dio a conocer el año pasado y es original de la Niña Emilia.
“Ahora pienso en ese pelado de 17 años que comenzó en la banda. Ni en mis sueños más locos pensé que iba a sonar hasta ahora. Estábamos haciendo una música muy rara para nuestros veinte amigos freaks. Remixphera recoge la bola que tiramos”. Con los 33 años, la edad de Jesucristo y sin sentir que han llevado una cruz a cuestas, Estados Alterados sigue creando.
“Recuerdo lo que dijo una vez Jorge Montoya, un roquero famoso de Medellín, cuando le preguntaban en qué andaba, él decía: ‘Llevando la palabra del rock…’, creo que nosotros estamos aquí de alguna manera evangelizando”, finaliza Elvis, siguiendo el lema de una de sus canciones más queridas: “Pues sólo déjate llevar /olvídate del baile tradicional /Solo ¡Muevete!..”.