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Obama en Bogotá: estas son las frases que definen su pensamiento
El libro de discursos del expresidente de EE.UU., quien llega a Colombia, ya está en las librerías.
Esta semana, con la llegada al país de Barack Obama, expresidente de Estados Unidos, se presenta de manera oficial el libro Un mundo mejor para nuestros hijos (Duomo Ediciones/Océano), que reúne los discursos que el carismático líder pronunció siendo huésped de la Casa Blanca (enero de 2009 a enero de 2017).
Uno de ellos fue su histórica intervención en la Puerta de Brandenburgo, en Berlín, el 19 de junio de 2013, en la que el exmandatario resaltó la fortaleza de los pueblos de levantarse de las caídas y los deseos de libertad del ser humano.
Además, en sus palabras a la ‘Juventud europea’, en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas (Bélgica), el 26 de marzo de 2014, Obama envía un mensaje a las nuevas generaciones de no perder la perspectiva histórica de quienes los antecedieron en el pasado.
A continuación reproducimos algunos fragmentos que reflejan el pensamiento vanguardista de Barack Obama:
Libre albedrío
“A lo largo de toda esta historia, el destino de esta ciudad (Berlín) se redujo a una sola cuestión: ¿viviremos libres o encadenados? ¿Bajo gobiernos que defiendan nuestros derechos universales o regímenes que los supriman? ¿En sociedades abiertas que respeten la santidad del individuo y nuestro libre albedrío o en sociedades cerradas que asfixien nuestra alma?”.
Igualdad
“Como pueblos libres, hace tiempo que manifestamos nuestras convicciones. Nosotros, como estadounidenses, creemos que «todos los hombres son creados iguales», con derecho a la vida, a la libertad y a buscar la felicidad. Y ustedes, como alemanes, declaran en su Ley Fundamental que «la dignidad del hombre es inviolable». En todo el mundo, las naciones han prometido cumplir la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que reconoce la dignidad inherente y los derechos de todos los de la familia humana”.
Barack Obama, expresidente de Estados Unidos. Foto:Reuters
Dignidad humana
“A veces podemos tener la sensación de que los grandes desafíos ya son cosa del pasado. Y eso trae consigo la tentación de replegarnos en nuestro interior, de pensar únicamente en nuestros propios afanes y no en el devenir de la historia; la tentación de creer que hemos saldado cuentas con la historia y que ahora podemos simple-mente disfrutar de lo que conquistaron nuestros antepasados. Pero yo he venido hoy aquí, a Berlín, a decir que la autocomplacencia no es un rasgo de las grandes naciones. Las actuales amenazas no son tan extremas como las de hace medio siglo, pero la lucha por la libertad y la seguridad y la dignidad humana, esa lucha continúa”.
“Y si levantamos la mirada, como nos pidió el presidente Kennedy, habremos de reconocer que nuestro trabajo no ha terminado aún. Porque no somos solo ciudadanos de los Estados Unidos o Alemania, también somos ciudadanos del mundo. Y nuestros destinos y fortunas están entrelazados como nunca lo han estado antes”.
No hay muro que resista ante los anhelos de justicia, los anhelos de libertad, los anhelos de paz que arden en el corazón de los seres humanos.
“Nuestros valores nos instan a proteger las vidas de personas que nunca conoceremos. Cuando Europa y los Estados Unidos lideran con esperanza en lugar de con miedo, hacemos cosas que ninguna otra nación es capaz de hacer, que ninguna otra nación hará. Así que hoy debemos levantar la mirada hacia ese día de paz con justicia que nuestra generación desea para este mundo”.
Diversidad y tolerancia
“Cuando respetamos las religiones practicadas en nuestras iglesias y sinagogas, nuestras mezquitas y nuestros templos, estamos más seguros. Cuando acogemos a los hombres y las mujeres inmigrantes, con su talento y sus sueños, estamos haciendo algo que nos renueva. Cuando defendemos a nuestros hermanos gais y nuestras hermanas lesbianas y hacemos que su amor y sus derechos sean iguales que los nuestros ante la ley, entonces estamos defendiendo también nuestra propia libertad. Somos más libres cuando todos tienen la posibilidad de buscar su propia felicidad. Y mientras en nuestros corazones existan muros que nos separen de aquellos que no tienen nuestro aspecto, o no piensan como nosotros, o adoran a un Dios diferente, vamos a tener que trabajar más intensamente, juntos, para hacer caer esos muros que nos dividen”.
Cuando defendemos a nuestros hermanos gais y nuestras hermanas lesbianas y hacemos que su amor y sus derechos sean iguales que los nuestros ante la ley, defendemos también nuestra propia libertad.
Barack Obama, expresidente de Estados Unidos. Foto:
Creatividad
“La paz con justicia significa una libre empresa que da rienda suelta al talento y la creatividad que llevamos dentro; en otros modelos, el crecimiento económico directo funciona de arriba abajo o depende únicamente de los recursos extraídos de la tierra. Pero nosotros creemos que la verdadera prosperidad proviene de nuestro recurso más preciado: el pueblo. Y por eso hemos decidido invertir en educación y en ciencia e investigación”.
“En un mundo en el que las clases medias consumen cada vez más energía, los esfuerzos deben provenir de todas las naciones, no solo de algunas. Porque la lúgubre alternativa también afecta a todas las naciones: tormentas más violentas, más hambruna e inundaciones, nuevas oleadas de refugiados, costas que desaparecen u océanos que aumentan de nivel. Este es el futuro que debemos evitar. Esta es la amenaza global de nuestra era. Y, por el bien de las generaciones futuras, nuestra generación debe avanzar hacia un acuerdo mundial que combata el cambio climático antes de que sea demasiado tarde. Ese es nuestro cometido. Esa es la tarea que nos corresponde. Y debemos poner manos a la obra”.
Barack Obama, expresidente de Estados Unidos. Foto:AFP
“Recordemos que la paz con justicia depende de nuestra capacidad para mantener tanto la seguridad de nuestras sociedades como la apertura que las define. Las amenazas a la libertad no solo provienen del exterior. También pueden surgir del interior, de nuestros propios miedos, de la desvinculación de nuestros ciudadanos”.
La formación de las sociedades
“A lo largo de la historia de la humanidad, las sociedades han lidiado con cuestiones fundamentales relativas a su modo de organizarse, a cómo deben regirse las relaciones entre el individuo y el Estado o a la manera más idónea de resolver los inevitables conflictos entre los Estados. Y fue aquí, en Europa, durante siglos de lucha –que vieron pasar guerras y la Ilustración, represiones y revoluciones–, donde un conjunto muy concreto de ideales comenzó a emerger: la convicción de que mediante la conciencia y el libre albedrío todos tenemos derecho a vivir del modo que elijamos; la convicción de que el poder deriva del consentimiento de los gobernados, y que deberían crearse leyes e instituciones que protegieran esa concepción. Más adelante, esas ideas inspiraron a un grupo de colonos establecidos al otro lado del océano, y las pusieron por escrito en los documentos fundacionales que todavía hoy siguen guiando a los Estados Unidos, incluida la sencilla verdad de que todos los hombres –y todas las mujeres– son creados iguales”.
“Los jóvenes que están hoy entre el público, jóvenes como Laura, nacieron en un lugar y un tiempo en los que existen menos conflictos, más prosperidad y más libertad de los que nunca haya habido en la historia de la humanidad. Pero, si así ocurre, no es porque los más oscuros impulsos del ser humano se hayan desvanecido. Incluso aquí, en Europa, hemos asistido a una limpieza étnica en los Balcanes que ha sacudido profundamente nuestra conciencia”.
Barack Obama, expresidente de Estados Unidos. Foto:Reuters
“La tecnología, si bien ha abierto un inmenso abanico de posibilidades para el comercio, la innovación y el entendimiento entre culturas, también ha permitido que los terroristas cometan asesinatos a una escala aterradora. En todo el mundo, la guerra sectaria y los conflictos étnicos siguen cobrándose miles de víctimas”.
El valor de los sistemas democráticos
“Sí, creemos en la democracia, democracia con unas elecciones libres y justas, con un poder judicial independiente y partidos de la oposición, con una sociedad civil y libertad para informar sin censuras para que cada cual pueda elegir por sí mismo. Sí, creemos en las economías abiertas basadas en el libre mercado y la innovación, en la iniciativa individual y el carácter emprendedor, en el comercio y la inversión que favorece una mayor prosperidad. Y, sí, creemos en la dignidad humana, en que todos hemos sido creados iguales, sin que importe quién seas, ni el aspecto que tengas ni a quién ames o de dónde seas. En eso creemos. Eso es lo que nos hace fuertes”.
Nunca debemos olvidar que somos herederos de la lucha por la libertad. Nuestra democracia y las oportunidades individuales de que disfrutamos existen solo porque aquellos que nos precedieron tuvieron el buen juicio y el valor de reconocer que nuestros ideales solo perdurarán si vemos como propio el éxito de otros pueblos y otras naciones.
Mensaje a los jóvenes
“Y sois vosotros, los jóvenes de Europa, jóvenes como Laura, quienes contribuiréis a decidir en qué dirección fluirá la corriente de nuestra historia. No penséis ni por un instante que vuestra propia libertad, vuestra prosperidad y vuestros presupuestos morales no pueden trascender los límites de vuestra comunidad, etnia o incluso país. Vosotros sois más grandes que todo eso. Vosotros podéis ayudarnos a optar por una historia mejor. Eso es lo que Europa nos enseña. Esa es la esencia de la experiencia de los Estados Unidos. Digo esto como presidente de un país que se miró en Europa para adoptar los valores recogidos en nuestros documentos fundacionales, un país que derramó sangre para garantizar que esos valores pervivieran a este lado del océano. También lo digo como hijo de un keniano y como alguien cuyo abuelo fue cocinero de los británicos, como alguien que vivió en una Indonesia que salía del colonialismo. Los ideales que nos unen son igual de importantes para los jóvenes de Boston o Bruselas, de Yakarta o Nairobi, de Cracovia o Kiev”.
“En última instancia, el éxito de nuestros ideales depende de nosotros, y eso significa también que depende del ejemplo que demos en nuestra vida o que dé nuestra sociedad. Sabemos que siempre habrá intolerancia. Pero, en lugar de temer al inmigrante, podemos acogerlo. Podemos insistir en políticas que beneficien a la mayoría, no solo a unos pocos; hacer que esta era de globalización y cambios vertiginosos abra la puerta de las oportunidades a los marginados, y no solo a unos cuan-tos privilegiados. En lugar de atacar a nuestros hermanos gais y nuestras hermanas lesbianas, podemos valernos de nuestras leyes para proteger sus derechos. En lugar de definirnos a nosotros mismos por oposición a otros, podemos reafirmar las aspiraciones que tenemos en común con ellos. Eso es lo que hará fuerte a los Estados Unidos; lo que hará fuerte a Europa. Eso es lo que nos hace ser quienes somos”.
Llega a las librerías el libro 'Un mundo mejor para nuestros hijos' Foto: