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‘Asia es un universo inagotable y sorprendente’: Juan Alfredo Pinto
El autor publicó 'El laberinto de la dificultad', 15 relatos fruto de su experiencia en Oriente.
Juan Alfredo Pinto, escritor colombiano. Foto: César Melgarejo/EL TIEMPO
El laberinto de la dificultad, el título del nuevo libro de relatos de Juan Alfredo Pinto, juega con la metáfora de esas estructuras de caminos que se entrecruzan, dentro del cual se confrontan dificultades que sus visitantes han de superar con paciencia e intuición.
Esa es, de alguna manera, la idea central que cruza estas narraciones. Como la historia de Susana, una pintora colombiana que sufre la enfermedad de la micosis fungoide. La dolencia ataca sus dedos y le impide realizar su trabajo artístico. “Ella encara la enfermedad con temperamento, sabe que la esperanza es el hilo para salir del laberinto de la dificultad”, dice el autor.
El escritor cuenta que estos relatos se han venido escribiendo, prácticamente, desde la década de los años 70, fruto de su experiencia como representante diplomático del país en varias naciones asiáticas como India, Indonesia, Irán, Pakistán y Turquía.
“Mis relatos son expresiones literarias, pero tienen manifestaciones multiculturales y de geografía humana que interpelan al formato del cuento breve, acotado, directo y muy concreto. Intento una ficción con personajes y lugares que brotan de la tierra para atravesar los linderos de lo fantástico”, explica.
Precisamente Susana, la pintora protagonista del primer cuento del libro, constata algo muy presente en el mundo surasiático: “Que el esfuerzo por derrotar el sufrimiento curte y educa, salva y aun conforta”, dice su creador.
Pinto, que tiene como costumbre madrugar para escribir, anota que su escritura ha estado influida por autores como Stefan Zweig, Oscar Wilde, Rumi y Hafez, Montaigne y Rabindranath Tagore, entre otros.
El libro se llama 'El laberinto de la dificultad'. Foto:archivo particular
¿Por qué la India es tan protagónica en los relatos?
Suele afirmarse que India no deja a nadie impávido. En mi caso, en la nación india yo encontré una suerte de campo magnético que me llevó a construir una relación intensa, profunda, como una filiación irrenunciable. Es hermoso querer a India. Entre otras razones, porque es un universo inagotable con capacidad de sorprenderte cada día.
¿Por qué se inspiró para otro cuento en aquella gran roca en medio de la selva de Sri Lanka?
Sigiriya es aquella roca inmensa en medio de la selva, la llamo el Machu Picchu de Asia. Es una planicie. En todo lo alto del enorme peñasco edificó su fortaleza un rey traidor que destruyó a su familia, a la monarquía de entonces. El lugar es un hito de la arqueología y allí logré crear una historia de amor en el lindero de lo imposible, de lo irrealizable.
¿Qué tan presente está en el libro Colombia?
En ocho de los quince relatos hay al menos un personaje colombiano. Temáticamente, los asuntos centrales de nuestra cultura y del momento histórico tienen cabida como problemas ligados a fenómenos críticos de interdependencia: crisis climática, sostenibilidad, fractura social, conflicto, nuestras tristes emociones, la circularidad iterativa de nuestras dificultades. También nuestras alegrías, nuestro arrojo y nuestra resistencia. En términos de geografía humana y de nuestros lugares sin par, de la belleza de los ecosistemas mayores, hay más de un centenar de referentes tratados con lenguaje literario no monográfico.
En los relatos abundan los personajes de origen latinoamericano. Me pongo en evidencia al hacer ostensible la construcción de un plano vinculante entre el sur de Asia y América Latina. Los editores del libro dicen textualmente que algunos personajes de mi laberinto son propios de la picaresca popular latinoamericana y encuentran rasgos de referencia con autores como Bryce Echenique u Oswaldo Soriano.
¿Siente que también dialogan estilos?
Me gusta esa expresión “dialogan estilos”, pues trato de desbordar los patrones de cada género. Evito la crónica del periodismo informativo y no me ciño a la estructura formal de la pirámide invertida. Reconozco la influencia de Pasolini en El olor de la India como la crónica de una fascinación. Por eso hablo de literatura multicultural y de relatos literarios