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Las verdades y los mitos de lavar el arroz antes de cocinarlo: ¿es verdad que pierde nutrientes?
Expertos indican que lavar el arroz puede reducir hasta en un 25 % la presencia de microplásticos, pero puede causar una leve pérdida de nutrientes como hierro y vitaminas B.
Tradicionalmente, en las zonas donde se cosecha el arroz, se lavaban los granos para quitar residuos como insectos o piedras. Foto: Foto: iStock
El arroz, un alimento básico en la cocina mundial, es valorado por su bajo costo, facilidad de preparación y capacidad para brindar saciedad. Como acompañante o protagonista de muchas recetas, sigue siendo objeto de debate en torno a su preparación.
Uno de los puntos de controversia es si debe lavarse antes de cocinarlo. Algunos aseguran que es un paso necesario para mejorar la calidad del plato, mientras que otros lo consideran prescindible. Además, surge la duda sobre si este proceso afecta el valor nutricional del arroz.
El enjuague del arroz es una práctica común entre cocineros que buscan eliminar el exceso de almidón, lo que puede ayudar a obtener un arroz más suelto y menos pegajoso. Además, lavar el arroz también puede remover impurezas o microplásticos que podrían haber quedado en el empaque.
Algunos aseguran que lavarlo es necesario para mejorar la calidad del plato. Foto:iStock
Sin embargo, la controversia surge cuando se discute si este proceso también elimina nutrientes importantes, como vitaminas y minerales, lo que podría reducir el valor nutricional del cereal.
El arroz, más allá de ser una base culinaria, ofrece un perfil nutricional rico. Este grano es una fuente importante de carbohidratos complejos, que brindan energía sostenida, y aporta fibra, beneficiosa para la digestión y la salud cardiovascular.
De acuerdo con la istración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, el arroz también contiene vitaminas del complejo B, esenciales para el metabolismo y la salud del sistema nervioso, así como minerales como hierro y magnesio, fundamentales para la producción de glóbulos rojos y la función muscular.
Tradicionalmente, en las zonas donde se cosecha el arroz, se lavaban los granos para quitar residuos como insectos o piedras que podían quedar después del procesamiento. Aunque en algunas partes del mundo esto sigue siendo una práctica habitual debido a la falta de controles estrictos en la producción, muchos argumentan que, gracias a los actuales estándares de calidad, lavar el arroz ya no es necesario.
La Dra. Liliana Papalia, experta en Nutrición Clínica, opina lo contrario. En declaraciones para La Nación, recomienda lavar el arroz antes de cocinarlo, asegurando que este proceso “ayuda a eliminar impurezas superficiales, polvo y residuos de pesticidas presentes en los granos”.
También menciona que este lavado reduce el contenido de almidón, lo que da como resultado un arroz más suelto. Su colega, el licenciado en Nutrición Matías Marchetti, agrega que la limpieza es vital para eliminar posibles residuos del proceso de refinado industrial.
Un estudio titulado “Contaminación plástica del arroz comprado en tiendas” concluye que lavar el arroz puede disminuir hasta en un 25 % la presencia de microplásticos, dependiendo del tipo de arroz. A pesar de ello, la Dra. Papalia advierte que el lavado no elimina por completo estos contaminantes, pues algunos pueden estar profundamente integrados en los granos.
La gran pregunta que surge es si lavar el arroz afecta su valor nutricional. Según Papalia, el enjuague puede provocar la pérdida de minerales como hierro y zinc, así como vitaminas B1 y B2. No obstante, señala que “estas pérdidas suelen ser mínimas y deben contrarrestarse con los beneficios de eliminar contaminantes”. Recomienda un enjuague rápido para minimizar la pérdida de nutrientes, en lugar de lavados prolongados o repetidos.
Por último, de acuerdo con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), un adulto de 70 kilos puede consumir hasta 160 gramos de arroz integral o 280 gramos de arroz blanco al día, sin riesgo para la salud.
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.