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Noticia
¿Funciona el bótox? Estudio compara gemelas: una aplicó la toxina por años, la otra no
Algunas arrugas y líneas glabelares no eran evidentes en la hermana que recibió tratamiento regular.
Las gemelas participantes del estudio. Foto: Dermatologic Surgery
En el mundo de los tratamientos estéticos, la toxina botulínica, más conocida como bótox, se ha posicionado como una de las soluciones más populares para combatir las arrugas de expresión.
Esta sustancia, que paraliza temporalmente la acción entre el nervio motor y el músculo, ha sido objeto de múltiples estudios para validar su eficacia.
Una investigación llevada a cabo por especialistas de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) arrojó luz sobre los efectos a largo plazo del bótox, mediante un enfoque singular: el estudio comparativo de dos hermanas gemelas, una de las cuales aplicó la toxina regularmente por años, mientras que la otra no.
El uso del bótox como tratamiento no quirúrgico ha visto un aumento considerable, representando el 43.2 por ciento de todos los procedimientos estéticos no quirúrgicos realizados a nivel mundial, según el último informe de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS). La popularidad del tratamiento se debe, en parte, a su naturaleza temporal, lo que requiere aplicaciones periódicas para mantener los resultados.
Las inyecciones de bótox bloquean determinadas señales químicas de los nervios que hacen que los músculos se contraigan. Foto:iStock
Los resultados del estudio
El primer análisis, dirigido por el dermatólogo William Binder, de la Escuela de Medicina de UCLA, se publicó en 2006, cuando las hermanas gemelas tenían 38 años.
Desde los 25 años, una de las hermanas comenzó a recibir aplicaciones de bótox en la frente y la región glabelar de 2 a 3 veces por año, ampliando eventualmente el tratamiento a las patas de gallo, aunque con menos frecuencia en los últimos años.
Por otro lado, la segunda hermana solo recurrió a la toxina botulínica de manera esporádica, aplicándola solamente dos veces antes del primer seguimiento, también en la frente y en la región glabelar, a los 31 y a los 35 años (7 y 3 años antes del estudio).
A la izquierda, la gemela que se sometió a dos sesiones de bótox en 13 años. A la derecha, la gemela a quien se le realizó el procedimiento anualmente. Foto:Archives of Facial Plastic Surgery
Los resultados del seguimiento inicial demostraron que las arrugas hiperfuncionales y líneas glabelares no eran evidentes en reposo en la gemela que recibió tratamiento regular, en contraste con su hermana que tuvo un tratamiento mínimo. Esto llevó a Binder a concluir que el uso prolongado de bótox puede prevenir el desarrollo de líneas faciales permanentes.
"La documentación fotográfica muestra que la frente hiperfuncional y las líneas glabelares no son evidentes en reposo en la gemela tratada regularmente. En contraste, son visibles en la gemela mínimamente tratada", dijo el experto. Y agregó: "El tratamiento prolongado con bótox puede prevenir el desarrollo de líneas faciales impresas que son visibles en reposo".
Además, se observó que el efecto clínico del bótox se mantuvo por al menos seis meses después de cada inyección en la gemela tratada regularmente, sin disminuir la eficacia con tratamientos repetidos.
El segundo seguimiento
Un nuevo seguimiento realizado seis años después, cuando las hermanas tenían 44 años, confirmó las observaciones iniciales. La gemela que continuó con las aplicaciones regulares de bótox mostró una notable diferencia en la apariencia de su piel, con menos signos de envejecimiento en comparación con su hermana.
A la izquierda, la gemela que se sometió a dos sesiones de bótox en 13 años. A la derecha, la gemela a quien se le realizó el procedimiento anualmente. Foto:Archives of Facial Plastic Surgery
Este estudio, publicado en el periódico 'Archives of Facial Plastic Surgery', subraya la efectividad del bótox para retardar los signos visibles de envejecimiento facial y sostiene que el tratamiento repetido puede ofrecer beneficios a largo plazo.
Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de O Globo, y contó con la revisión de la periodista y un editor.