Eric Favre y su esposa, Anna-Maria, tenían un desafío constante. Ella, de origen italiano, insistía en que sus compatriotas eran los que más sabían de café. Él, suizo, ingeniero de empaques en Nestlé, quería mostrar que eso podía cambiar.
Por eso viajaron a Roma, al café Sant Eustachio, que según los guías tenía el mejor expreso de la ciudad, buscaban descifrarlo. Después de esa experiencia, Favre se dedicó a idear un mecanismo que le permitiera a cualquiera hacer un expreso perfecto sin ser barista.
Eran los 70. “El café era visto como un elemento de la canasta familiar, casi de primera necesidad”, dice Mathieu Colombier , coffee ambassador de Nespresso.
Nestlé, por su parte, tenía Nescafé, marca reina del café instantáneo. Por eso, Favre tuvo una tibia acogida cuando presentó su primera cápsula de aluminio y la máquina para extraer el café.
Finalmente, Nespresso vio la luz en 1986. La N del logo recuerda unos tacones femeninos, los de las amigas de la esposa de Favre que, encantadas con su café, lo animaron a seguir.
Colombier cuenta que el logo de Nespresso tiene en la N inicial el monograma de dos tacones femeninos, que recuerdan que si Favre no se dio por vencido fue las amigas de su esposa que se mostraban encantadas por el café de prueba que les servían en su casa.
“Nespresso es bastante masculino, nuestro embajador de marca es George Clooney. Pero los tacones hablan de la influencia femenina en su nacimiento”.
Al principio eran solo cuatro combinaciones de café. Es poco lo que ha cambiado la cápsula en materia de diseño, pero si ha variado su contenido, con sabores fijos y ediciones especiales.
Su éxito se debió a la capacidad de condensar en ella todas las variables: la materia prima, la cantidad, la tostión, la molienda y demás factores necesarios en una excelente taza.
En el 91, Nespresso, preocupado por el uso de sus cápsulas posterior a la preparación del café, estableció una campaña de reciclaje de estos elementos, aún vigente. "El tema del reciclaje hace parte de nuestro adn", expresa el embajador de la marca.
En el 96, cuando Internet apenas despegaba, fue de las primeras marcas en abrir ventas en línea. En el 98, Nestlé la puso aparte (casi independiente), pues la marca requería una relación directa con los clientes, fuera de supermercados y tiendas.
Su éxito se debió a la capacidad de condensar todas las variables: materia prima, cantidad, tostión, molienda y demás factors que influyen en una excelente taza.
Dos años después, en el 2000, Nespresso abrió su primera boutique en París como una forma de posicionamiento prémium. “Entramos al mercado del lujo, como el lujo más accesible de todos”, dice Colombier.
En el 2003, Nespresso estrenó su proyecto de calidad sostenible Triple A, que hoy agrupa a 110.000 caficultores en el mundo que le proveen café de alta gama (33.000 fincas son colombianas).
REDACCIÓN DE CULTURA