Una de las cosas que me producen enorme alegría es encontrar un lugar en el que preparen buenas empanadas. Porque una buena empanada es una de las mayores dichas que ofrece la gastronomía.
Y, aunque en apariencia se trate de un arte menor en el universo de la culinaria, una buena empanada es tan exigente como algunos de los grandes platos que piden manteles bordados y variedad de cubiertos.
Porque si hay algo fácil es preparar una mala empanada: y desafortunadamente abundan los ejemplos de empanadas grasosas y tiesas con rellenos de muy dudosa procedencia.
Cada quien tiene sus preferencias, y entre mis favoritas están las empanadas argentinas. Y, aunque no es fácil encontrar en Bogotá las auténticas, de vez en cuando se lleva uno gratas sorpresas, como la que me llevé en días pasados, cuando aterricé en un local sencillísimo –una de esas extensiones de los parqueaderos, tipo contenedor– diagonal al centro comercial Andino.
Se llama Rotisería y lo suyo son las empanadas. Empanadas argentinas, horneadas al momento: y, por lo tanto, conviene esperar unos pocos minutos después de ordenarlas, pues no se trata de empanadas precocidas. Y dije horneadas, sí, que corresponde a la tradición argentina y que las hace más sanas.
Cuando uno quiere probar si en realidad unas empanadas merecen el apellido de argentinas, hay que pedir las de carne cortada a cuchillo, y no molida. Y allí está la verdad: se debe morder una masa delgada y crocante, recién horneada, y su interior jugoso con tonos rojizos amenazará con estropear la camisa del comensal.
La carne, muy tierna, irá en pequeños trozos, acompañada básicamente de cebolla, y quizás de pimentón y aceitunas verdes troceadas. A su lado, inevitablemente deberá colocarse un platillo con auténtico chimichurri. Esta Rotisería cumple con todo el protocolo culinario de las auténticas empanadas argentinas, incluida la recomendación de que sean preparadas por manos argentinas.
Quizás el único pero es la salsa picante, que debería ser casera para evitar que los conservantes de las salsas industriales alteren el sabor verdadero de las empanadas. Por lo demás, maravillosas. Ya lo sé: de esas que generan adicción.
¿Dónde y cuándo?
Rotisería, carrera 11 n.° 84-50, Bogotá.
Teléfono 300 3321924.
SANCHO
Crítico gastronómico