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Opinión
30 años del descubrimiento de la variedad carménère en Chile / Una copa
Durante décadas se creyó que era merlot. Hoy es un gran estandarte del vino chileno.
Víctor Manuel Vargas Silva, editor jefe de la Edición Domingo de EL TIEMPO y periodista de vinos. Foto: Michelle Morales
Se acaba de conmemorar el 30 aniversario de un descubrimiento que tuvo un enorme impacto en la industria del vino chileno. Y si bien en un primer momento ese hallazgo fue como un terremoto, pues generó auténtico pánico, este es un cuento con ‘final feliz’.
El 24 de noviembre de 1994, el ampelógrafo francés Jean Michel Boursiquot, de visita en Chile por un congreso de viticultura y enología, es invitado a recorrer los viñedos de Viña Carmen, en Alto Jahuel, muy cerca de Santiago. En el marco de esa visita le muestran un cuartel de merlot y Boursiquot suelta la siguiente bomba: “esto no es merlot, es carménère”. Todos los presentes quedaron estupefactos. Uno de ellos, Philippo Pszczólkowski, ingeniero agrónomo, enólogo y profesor de la Universidad Católica de Chile, cuenta que tuvieron que pedirle al francés que deletreara la variedad.
Placa conmemorativa en el viñedo de Viña Carmen donde se produjo el descubrimiento de uva carménère. Foto: Viña Santa Rita S.A.
La carménère es una de las variedades europeas más antiguasy su origen más conocido es la región de Médoc, en Burdeos. A Chile llegó desde allí a mediados del siglo XIX, antes de que la filoxera la golpeara severamente. Y luego de ello, por lo exigente que resultó su manejo tras su injerto en pies resistentes a esa plaga (rendimientos cada vez más bajos y vides poco saludables), terminó siendo desplazada por otras variedades más ‘fáciles’ como el merlot, al punto de que durante años se creyó que había desaparecido. (Hoy sabemos que aún hay algo en Francia y también en Italia).
Uno imaginaría que el hallazgo de una ‘cepa perdida’ y además con muy buena reputación en la historia vitivinícola de Francia, habría desatado de inmediato un ruidoso festejo. Pero la primera reacción de los productores chilenos fue de profundo temor.
Uno imaginaría que el hallazgo de una ‘cepa perdida’ y además con muy buena reputación en la historia vitivinícola de Francia, habría desatado de inmediato un ruidoso festejo. Perola primera reacción de los productores chilenos fue de profundo temor.Para la época, Chile brillaba con sus merlot en el mercado internacional, y si se descubría que buena parte de esos merlot no eran merlot sino otra cosa, el daño a la reputación del merlot chileno –y del vino chileno en general– se vislumbró como algo potencialmente catastrófico. Pero tras intensas –y a menudo duras– discusiones al interior de la industria del país austral, afortunadamente todo se decantó como correspondía. Luego de las confirmaciones de rigor, la carménère fue identificada, separada y empezó a construir su camino como una de las variedades que hoy más distinguen a Chile en el mundo. Hoy el país de Neruda es el mayor productor de carménère a nivel global, con cerca de10 mil hectáreas: el 8 por ciento de su producción vinícola.
La primera bodega en hacer vino con carménère a conciencia fue precisamente Viña Carmen, de la mano de su enólogo Álvaro Espinoza, quien en 1996 la embotelló bajo el nombre de Grande Vidure. Un año más tarde, la enóloga Adriana Cerda,
hizo que la Viña Santa Inés (hoy De Martino) se convirtiera en la primera bodega en etiquetar una botella con la palabra carménère. Cosa que, por cierto, los metió en gran lío con las autoridades competentes pues esa era una cepa no registrada en el Catastro Vitivinícola Nacional.
Tormentas atrás, hoy el carménère distingue a Chile en el escenario vinícola mundial. Y a pesar de lo exigente que es el manejo de esta variedad (hay un buen articulo al respecto en el portal www.wip.cl, de Mariana Martínez), varias etiquetas han demostrado porque la carménère es una gran vitis vinifera. Algunos nombres que lo certifican son: Carmín de Peumo (Concha y Toro), Kai (Errázuriz), Pewën (Santa Rita) y Purple Angel (Montes).
Termino brindando por el documental 'The Lost Grape', de Válvula Films, que se estrenará en el 2025 y que cuenta esta maravillosa historia de una gran variedad que vino a resucitar mágicamente a miles de kilómetros de Francia, en el extremo sur del mundo. ¡Salud por eso!