Es 1984 y en Estados Unidos, en medio de unas elecciones muy movidas, Ronald Reagan gana un segundo mandato sobre Walter Mondale. En ese mismo año los investigadores finalmente identifican que la causa del sida es el virus del VIH y la primera ministra india, Indira Gandhi, es asesinada.
En 1984 el mundo se encontraba en plena Guerra Fría y parecía que nada podía ni podría unir al Bloque Capitalista con el Bloque Comunista, liderado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), con Rusia a la cabeza; fue en ese contexto en el que llegó Tetris y quienes parecían no ponerse de acuerdo en nada, se pusieron de acuerdo en que Tetris era el juego perfecto. Esta historia es la base del argumento de Tetris, la película recién estrenada en la plataforma de Apple TV+ y protagonizada por Taron Egerton (Kingsman, Rocketman).
Aunque se asemeja a una historia de ciencia ficción, fue un videojuego el que logró lo que parecía imposible: la amistad entre dos bloques de ideologías totalmente opuestas cuyos líderes políticos no pensaban nunca en un acercamiento. Increíble, pero real. Todo empezó finalizando la década del 70. Un hombre llamado Alexey Pajitnov se unió al Centro de Computación de la Academia Soviética de Ciencias como investigador. Su tarea tenía que ver con hardware, pero él era un convencido de que la tecnología podía cambiar el mundo y lo que más deseaba era que las computadoras hicieran feliz a la gente.
Pajitnov desarrolló, entonces, varios juegos y en 1984, mientras intentaba recrear su rompecabezas favorito, comenzó a trabajar en un juego en el que unos bloques irían cayendo y el jugador los acomodaría estratégicamente para formar líneas y así completar niveles.
Comenzó a trabajar en un juego en el que unos bloques irían cayendo y el jugador los acomodaría estratégicamente para formar líneas y así completar niveles
Lo llamó Tetris, una palabra que inventó a partir de una combinación de tetra (que significa cuatro, ya que cada bloque tiene 4 cuadrados menores) y su deporte favorito, el tenis. Les presentó el juego a sus colegas, quienes rápidamente –y como casi todos nosotros– se volvieron adictos a él.
Pajitnov quería que el mundo entero conociera Tetris, pero no sabía cómo lograrlo: sus conocimientos sobre el mundo de los negocios eran nulos. A eso se le sumó la geopolítica del momento y que la ley de derechos de autor de la antigua Unión Soviética no les permitía a los desarrolladores soviéticos vender sus creaciones al mundo occidental. Pero cuando las cosas tienen que suceder, suceden, y una copia de Tetris llegó a Hungría.
Robert Stein, un vendedor de software, descubrió el juego e inmediatamente le vio el potencial. Decidió ponerse en o con Pajitnov para obtener los derechos de licencia. Desde la URSS dieron a entender que estarían dispuestos a llegar a un acuerdo con Stein; lo hicieron por Telex (sistema telegráfico de comunicación por medio de un transmisor semejante a una máquina de escribir y un receptor que imprimía el mensaje) y en un inglés no tan bueno (por no decir muy malo). Y tuvieron en cuenta que ese Telex podía ser interpretado como un contrato legal.
Asumiendo que tenía los derechos, Stein se acercó a varios editores en el Consumer Electronics Show de Las Vegas y firmó dos acuerdos: vendió los derechos europeos a la editorial Mirrorsoft y los derechos estadounidenses a Spectrum HoloByte. Tetris fue llevado a plataformas como Atari ST, Commodore 64 y Amstrad C y fue un éxito comercial en Europa y Estados Unidos.
¿Sin licencia?
El juego comenzaba a despegar cuando Stein reconoció un problema: el único documento que certificaba esa licencia era el telex de Pajitnov; es decir, Stein había vendido la licencia de un juego que no le pertenecía. Abrumado por el rápido crecimiento del juego, decidió ponerse en o con Pajitnov e intentó legalizar la situación.
Stein reconoció un problema: el único documento que certificaba esa licencia era el telex de Pajitnov; es decir, Stein había vendido la licencia de un juego que no le pertenecía
En 1988, Spectrum HoloByte (que estaba segura de tener derechos del juego) vendió los derechos de sus juegos a Henk Rogers, un holandés que vivía en Japón y que buscaba juegos para el mercado de esa nación asiática.
Se llegó, entonces, a un momento en el que había demasiados actores, muy pocas cosas claras, un juego exitoso y media docena de empresas creyendo que tenían los derechos de Tetris.
Corría el año de 1988. Margaret Thatcher era la primera ministra británica más longeva del siglo XX. Nacían los primeros quintillizos probeta del mundo. Se estrenaba El fantasma de la Ópera en Broadway; George H. W. Bush era elegido presidente en Estados Unidos y Nintendo se preparaba para lanzar su primera consola portátil, la Game Boy.
Nintendo quería que Tetris estuviera en la consola portátil (esa negociación es una historia aparte) y Rogers comenzó a sospechar que había cosas extrañas en el contrato con Stein, así que decidió ir personalmente a la Unión Soviética y negociar los derechos.
Rogers llegó a negociar a la URSS (¡con una visa de turista!) en plena Guerra Fría y el resto es historia. Toda esta historia se cuenta en Tetris y que aunque parece ciencia ficción, es ciento por ciento verídica.
Taron Egerton interpreta a Henk Rogers, el hombre que decidió que iba a hacer lo que fuera con tal de conseguir los derechos del videojuego en la URSS. En diálogo con EL TIEMPO y cuando le preguntamos en qué se parecía y en qué se diferenciaba de la persona a la cual interpreta, Egerton aseguró:
Hay muchas cosas que iro en términos de su sentido común. Me gusta la cultura de los fanáticos, siento que es muy atractiva porque el verdadero 'fandom' trae consigo una especie de humildad
“Creo que el personaje de Henk es irresponsable porque, sí, se podría argumentar que su búsqueda de estos derechos estaba reñida con sus responsabilidades como padre... Aunque probablemente, alguien se enojará conmigo por decir eso (risas). Aún así, hay muchas cosas que iro en términos de su sentido común. Me gusta la cultura de los fanáticos, siento que es muy atractiva porque el verdadero fandom trae consigo una especie de humildad. Hay una humildad en ser fanático. Y eso me gusta de él. Cuando conoce a Pajitnov, es diferente a como es con el resto del mundo… porque a él lo respeta y respeta su talento. Esa humildad, ese respeto, es algo que me gusta de Henks".
Es tal vez ese respeto y esa iración lo que logró que este hombre que venía de Norteamérica y aquel hombre que nunca había salido de la URSS se convirtieran en amigos, tan amigos que al día de hoy mantienen esa relación.
Durante las entrevistas, tuvimos tiempo de conversar con los dos personajes que inspiraron la película: Henk Rogers y Alexey Pajitnov, juntos en una sala. Pajitnov con una camiseta amarilla en la que se lee ‘Tetris... desde 1984’. Mucha camaradería entre ellos. Mucha historia compartida y ahora, una película sobre sus logros. Una de las preguntas que les hicimos fue tan simple como complicada:
¿Alguna vez pensaron que un juego como el de ustedes podría servir como puente entre dos culturas o vertientes políticas que en teoría jamás se juntarían?
Alexey Pajitnov: Creo que no eran dos culturas diferentes que nunca iban a unirse. La cultura rusa es muy popular y tiene su propia posición en todo el mundo. Lo que es muy importante para mí es que Tetris trajo una nueva cultura al mundo. La gente en ese momento les tenía mucho miedo a los computadores... Tetris significó una unión entre la gente y la tecnología y ese es el punto de mi orgullo. El juego es muy, muy alegre y la gente lo disfruta. Por eso me encantan los juegos. De hecho, a mi edad, sigo jugando... sigo siendo un aficionado.
Henk Rogers: Yo he vivido en muchos países y en muchas culturas y cada cultura tiene sus diferencias, pero todos coincidimos en lo fundamental: todos nos casamos, todos tenemos hijos, todos comemos, todos vestimos. Quiero decir, si bien no somos idénticos, siempre puedes encontrar los paralelos. Los sistemas políticos son los que nos separan. Y algo más. En algunos países el sistema político se va, se sale de control y, básicamente, la gente tolera el sistema político... no lo aplaude ni lo respeta... simplemente lo acepta. Cuando las personas llegan al punto en que se desconectan del sistema político, entonces tienes un problema. Y hay muchos problemas en el mundo.
Tetris significó una unión entre la gente y la tecnología y ese es el punto de mi orgullo
Jon S. Baird, director de la película, también habló acerca de su relación con el juego: “Antes de leer el guión, no sabía nada sobre la historia de Tetris. No tenía idea de que había sido inventado en Rusia. Estaba seguro de que había sido inventado en Japón. Entonces, toda la historia de este tipo holandés-estadounidense que va al centro de la Unión Soviética y obtiene esto y lucha contra viento y marea me resultó fascinante. Ni siquiera creía que fuera una historia real cuando la escuché por primera vez. Creo que por eso quería hacer la película porque cuando la leí, me sorprendió mucho la historia. Me pregunté si iba a lograr hacer una película que hiciera que la gente se sintiera como yo me estaba sintiendo en ese momento, leyendo este guión y sorprendiéndome tanto. Es que realmente es una historia increíblemente interesante sobre este juego tan simple. Afortunadamente, la gente está reaccionando de esa manera, diciendo ‘guauuuuu’. La película parece estar teniendo una reacción igual a la que tuve cuando leí el guión por primera vez. Y, por lo tanto, lo que me llevó a hacer la película en primer lugar. Así que eso me tiene muy contento”.
Tetris, para muchos el juego perfecto, tenía una historia digna de ser contada. Una historia que mezcla humor, conflictos geopolíticos y tecnología, mucha tecnología.
Hoy Tetris sigue siendo uno de los juegos más populares del mundo y se considera el juego más vendido de la historia. Lo siguen llamando ‘El juego perfecto’.
Con solo escuchar la melodía que lo acompaña sabemos de qué estamos hablando. Está en más de 65 plataformas, ha vendido más de 500 millones de copias y, como si todo esto fuera poco, a partir de esta semana tiene su propia película.
URSULA LEVY
PARA EL TIEMPO
En Twitter: @Uschimusic
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