'Tuesday, abrazando la vida’: un destello de esperanza frente a la muerte en el cine

Daina Oniunas-Pusic tiene 39 años y una esperanza de vida para algunos envidiable, pero ella decidió desentrañar el impacto de la muerte. La guionista y realizadora cinematográfica que vive en Londres y ancestros croatas se puso al frente (o, mejor detrás de cámaras) de Tuesday, abrazando la vida, una producción que sorprende por mezclar el drama, la ciencia ficción y algunos trazos de comedia en una trama que envuelve a Zora, una madre y a su hija Tuesday, una adolescente que parece lidiar con una enfermedad terminal.

De nuevo, la vida y la muerte deambulan en una trama que escapa de lugares comunes y pretende juguetear con un tema que frente a las cámaras se evidencia de manera muy seria divertida surrealista y a veces cruel, No en vano la protagonista es Julia Louis-Dreyfus, una actriz que se ha destacado en los terrenos de la comedia (Seinfeld, Veep) y que ha coqueteado también con el drama y enriquece el retrato de una madre que batalla día a día por existir mientras su hija (interpretada por la impresionante Lola Petticrew) convive con una enfermedad muy dura y un inevitable panorama que parece arrastrarlas a un desenlace fatal.

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Pero no hay que pensar que todo es un valle de lágrimas, al contrario Tuesday, abraza la vida es un destello de esperanza y su narrativa le da espacio a un pájaro parlanchin-una guacamaya-, que termina transformando a las protagonistas, en una metáfora inesperada de su dolor y su lucha por encarar la muerte.

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Poco a poco ese destello de esperanza da paso al terror y a batallas ganadas al enemigo que es el fin. Dreyfus destila un humor tan fino y navega sin lío entre momentos muy conmovedores y otros que más parecen un cuento de hadas o una apocalíptica película de terror, pero Daina Oniunas-Pusic consigue equilibrar todo eso y no es raro que la audiencia pueda sentir el asomo de una lágrima y a los pocos segundos una carcajada. Mientras que Lola Petticrew destila una madurez inesperada ante la situación de su personaje. Es fácil empatizar con ella y con su madre, que tiene una particular manera de representar esa famosa y dolorosa frase de ‘que la procesión va por dentro’. La química de ambas es impresionante en pantalla.

Al igual que la cinematografía y una propuesta visual que no tiene miedo de volar, como la guacamaya, y dar paso a un potente viaje onírico o a un cuento de hadas surrealista para inyectar un poco de adrenalina a la trama. La historia que inspiró a Oniunas-Pusic a pasar de los cortometrajes a su primera película, no está relacionada con su madre, ni tiene un perfil autobiográfico. “Se basó en una amiga mía, ella murió cuando éramos jóvenes y fue criada por su madre soltera”, recordó en una entrevista a la que tuvo EL TIEMPO, la realizadora que a su vez expresa valentía ante la tristeza en esta cinta.

El conflicto que se cierne en la vida de Zora y Tuesday genera entre ellas una especie de barrera invisible. Han aprendido a convivir con la enfermedad, pero eso ha dejado una herida en su relación. “Eso es probablemente proporcional a lo mucho que la ama. Se necesitaría mucha fortaleza para criar a un hijo que lleva estando enfermo muchos años, y generar ese tipo de determinación estable necesaria requeriría una cierta cantidad de negación y desapego de la realidad. Debes poder ser capaz de ignorar el panorama completo, compartimentar y bloquearlo de alguna manera”, recalca la directora.

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Algo que Dreyfus expone sin fisuras y con una naturalidad apabullante, en una de sus mejores actuaciones. “Ella puede existir en un estado altamente emocional y al mismo tiempo estar completamente en control de lo que está pasando, lo cual es fascinante.

Obviamente hay un aspecto cómico en sus actuaciones, pero también está este elemento misteriosamente más obscuro, de horror. Esa forma constante en la que es capaz de pasar de uno a otro y entrelazar todo en su trabajo actoral es irable”, explica realizadora que también potenció el uso de efectos visuales impresionantes (sobre todo con la inusual guacamaya que se quiere ‘robar el show’ todo el tiempo’) y la revelación de otros paisajes trascendentales y de pesadilla que hacen parte de la película.

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“La vida adquiere su valor por el hecho de que caduca. Un momento singular solo ocurre una vez en la vida- es melancólico y trágico, pero también es lo que le da a la vida su belleza, potencia y valor”, reflexionaba la directora de esta película acerca de su verdadero mensaje. La luz se abre paso entre las tinieblas, a pesar de todo y el sentir el respiro de la muerte no hay que dejarse abrazar por ansiedad o el miedo ante ese escenario; lo que la cinta desarrolla es que no hay que pensar tanto en el fin, sino orientar esa ansiedad a una idea de aprender a vivir cada momento, como lo pretenden Zora y Tuesday en este imperdible cuento que se sobrepone a sus desdichas y encuentra otro brillo para seguir.

ANDRÉS HOYOS VARGAS

CULTURA EL TIEMPO

En X: @Andreshoy1