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El recorrido del arte para sanar a Venezuela

La pintura, la poesía y la música han servido para hacer una resistencia pacífica.

Caracas sagrando

Caracas sagrando Foto: Francisco Bassim

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Cansados de tanta crueldad con sus compatriotas, de las largas filas para adquirir productos esenciales, de ver niños buscando comida en los basureros y de las miles de personas que están dejando lo poquito que les quedaba en su país para probar suerte en otro lado, diferentes personas y movimientos en Venezuela se han manifestado a través del arte frente a las injusticias de un gobierno que se atornilló al poder durante tantos años.
Muchos de estos colectivos o productos individuales dejaron de ser mostrados al público por diferentes razones, entre ellas, que los líderes de la iniciativa eran amenazados o que muchos tuvieron que dejar su país por fuerza mayor a causa de la situación del país. En otros casos, simplemente no contaron con los recursos para seguir produciendo tan valioso material.
Aquí se referencian solo algunas de las formas que encontraron estas personas para hacer resistencia desde el arte y gritarle al gobierno: ¡Basta ya!

Exposición 'Precario'  

Esta fue una exposición presentada en el 2018 por la artista plástica venezolana Xiomara Jiménez, quien se ha enfocado en los últimos años en temas relacionados con la pobreza y la precariedad de Venezuela a causa del gobierno. Así mismo ha trabajado con mujeres víctimas de abuso policial, labor por la cual se ganó el premio Fondo de aportes mixtos a las artes (Fundación Polar, 2000).
La precariedad que se ha ido mimetizando con el paisaje
Jiménez se ha caracterizado por trabajar en los últimos años con materiales plásticos y reciclables. "Poco a poco fue apareciendo un tema que era el deterioro como elemento y mientras estoy en un proceso de indagación con muchachos de zonas populares, comienzan a aparecer en mi imaginación cosas como la caja, el elemento esencial de mi exposición", asegura.
Es una exposición que hace visibles las múltiples caras de la condición humana más infeliz
Todas las imágenes que presentó en la galería, según ella, simbolizan la realidad por la que atraviesa Venezuela. Un juego verbal que se convierte en algo literal cuando se refiere al desborde de su país en basura, desperdicio y pobreza. 
Una de sus obras más fuertes y simbólicas es 'Los platos del hambre'. "Van de lo precario a lo incomible", explica. Desde huesos y patas de pollo -que aunque con poca carne, aún tienen algo comestible- hasta un plato con piedras, un trapo y una bolsa retorcida, que para ella, simulan el nudo que se hace en los estómagos de sus compatriotas a causa del hambre. Hambre que tiene que ver con las trágicas filas en su país. Hambre que hace retorcer a los niños por el dolor que produce.
Su trabajo realiza un recorrido por "la pobreza y la degradación" -asegura- y quiere simbolizarla con la misma degradación de la imagen. De ahí que utilice el cartón, la caja y la calina -humo que se produce de las quemas- en toda su obra. Porque no solo quiere describir con su arte lo que ve, sino que las personas puedan percibir la realidad con la personificación "del horror" en los objetos que utiliza.
"Es una exposición que hace visibles las múltiples caras de la condición humana más infeliz", escribe Igor Barreto refiriéndose a la muestra artística de Jiménez. 

Revista 'Sarcófago'

Portada Sarcófago.

Portada Sarcófago. Foto:Portada Sarcófago

Una fotografía a blanco y negro de lo que parece un cadáver marca el inicio de la revista. La imagen transmite desolación. En la siguiente página hay un texto en letras rojas, como si estuviera escrito en sangre, que explica por qué lleva el nombre de 'Sarcófago':
"En un país donde anualmente fallecen de manera violenta e indeseada más de veinte mil personas, este título sonará para todos como la canción de un colibrí. Nuestros muertos son sin duda la República más numerosa. Solo ellos conocen lo que es estar al pie de la letra de una dictadura militar, o de una utopía que late a más de 120 decepciones por minuto", es lo que se puede leer. 
Seguido de: "Una línea de un poema o de una prosa podría ser tan larga como la cola del pan. Una sucesión de rostros son las letras y aquí no hay moral que valga, porque un tiro siempre llegará más lejos que un apropiado signo de puntuación".
Con tan solo leer unas líneas de estas palabras, escritas por Igor Barreto -director de la revista- se entiende el desamparo por el que cruza Venezuela. No hace falta decir mucho, todo está dicho en Sarcófago. Poemas de amor, desesperanza y esperanza llenan las 74 páginas que la componen. 
La resistencia a través de las letras ha motivado a las personas que siguen este proyecto que, por el momento, se encuentra en pausa por falta de recursos. "Las planchas y los negativos son incomprables. Quise respetar nuestro rechazo al digital y seguir solo en papel, con el que puedes mancharte de tinta literaria y de rabia por tanta injusticia. Estoy pensando qué hacer para seguir con la revista", asegura Barreto.
Le habría gustado imprimir una revista de 300 páginas para que el lector tardara meses en leerla. Una revista que pareciera un bloque de concreto para "arrojárselo a la cabeza al totalitarismo", explica. Sin embargo, "me quedé frente al espejo y sin dinero", agrega. 
La revista existe para defender lo que consideran debía y debe ser recordado. Antes de su pausa, entregaban de 2.000 a 2.500 copias gratis y la distribución tenía su misticismo. La entregaban únicamente a conocidos, amigos y amigos de amigos. Quien llegara a pedirla debía decir quién lo enviaba. Eso les sirvió para evadir a la policía y "nos libró de resbalones que en Venezuela se pagan caro", confiesa. 
A lo largo de la revista unas imágenes acompañan los textos. Francisco Bassim fue el encargado de hacerlas y utiliza un elemento recurrente que es el billete de 100 bolívares cubriendo el rostro de algún venezolano que se encuentra en ambientes de penubria.
Como las imágenes dicen más que mil palabras, aquí algunas:
 Ojalá que una imagen y una palabra precisa sí puedan llegar más lejos que una bala. 

Manifiesta: Comunicación creativa para el cambio.

Desde 2006 se podía ver en las calles de Caracas una serie de letreros y pancartas que acompañaban las caminatas y marchas para promover el voto. Se trataba de Manifiesta, un pequeño grupo compuesto por diseñadores gráficos, artistas, fotógrafos y arquitectos que al ver que el gobierno se quedó con el control total de la Asamblea Nacional decidieron hacer algo para concienciar a los venezolanos de la importancia del voto. 
Aún siguen creando piezas gráficas con ese tono humorístico que los caracteriza y con el que resaltan la importancia de que se respete la constitución tal como está.
Su única arma es la voz. Luchan por seguir haciendo comunicación creativa para el cambio y aseguran que "haremos todo lo que esté en nuestras manos para resolver las cosas pacíficamente". 
"El régimen no la ha tenido fácil. A pesar de que en Venezuela estamos pasando una situación difícil y hemos sido sometidos durante mucho tiempo, no nos hemos dejado someter de manera pasiva. Ya tenemos una constitución, solo que no se respeta, no hay independencia de poderes ni libertad de prensa. Por eso, nuestra voz se ha alzado y seguimos luchando de manera pacífica para que la norma sea respetada", asegura un vocero de Manifiesta, que pide que no se publique su identidad.
Por lograr la paz se han encaminado en esta actividad ciudadana que busca la despolarización, pero sobre todo la conciencia en el voto, pues consideran que esta es la herramienta más poderosa que tiene el ciudadano para hacer respetar sus derechos.

Iluminemos Caracas

Con la rumba y las actividades de esparcimiento también se hace resistencia. Así lo ha demostrado esta iniciativa de Ciudad Laboratorio que invita a los ciudadanos a iluminar con su presencia la noche caraqueña ahora que está tan oscura y desolada.
La idea nació de una investigación que hizo este laboratorio social, con el fin de caracterizar de dónde viene la gente en la noche y qué es lo que está haciendo, para así hacer un monitoreo colaborativo a través de redes sociales y eliminar un poco las percepciones de inseguridad en la ciudad.
Con esto se dieron cuenta de que las personas estaban ávidas de estar en la calle y de recuperar esa posibilidad de encontrarse con los demás. Así que crearon un espacio cultural nocturno a manera de resistencia a un gobierno que ha permitido que Caracas tenga uno de los índices de inseguridad más desatados de todo el mundo (puesto número 3 de las 50 ciudades más inseguras del mundo según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal).
"Uno de los principales problemas del miedo es la soledad en la calle. Entre menos gente, más inseguridad. Pero si revertimos eso, la gente tiene más confianza de salir. Así que 'Iluminemos Caracas' es una propuesta de resistencia muy significativa porque es una red que cuida a los ciudadanos y los organiza para que se apropien de las calles", asegura Cheo Carvajal, activista de Ciudad Laboratorio y uno de los encargados de hacer realidad la iniciativa. 
Por eso, con un espectáculo que ofrece diferentes puestas en escena, desde coreografías hasta ensambles de música coral, buscan iluminar la noche con la presencia de cientos de venezolanos que por un momento se olvidan de sus problemas para centrarse en disfrutar de una proyección de cine, bailar salsa, escuchar música clásica o cantar canciones de rock a grito entero.
Y es que hay una gran diversidad de actividades para que las personas puedan sentirse a gusto y recobren la confianza de volver a las calles y hacerlas suyas. 
"En Caracas se ha disminuido significativamente el transporte público, la iluminación en la noche no es muy buena, la inseguridad es excesiva y hay una mezcla de muchas cosas que han hecho que la gente se repliegue, pero nosotros siempre hemos sido muy callejeros y hacer esto es un foco de resistencia para mantener esa relación que nos alienta a salir y disfrutar", agrega Carvajal. 
Espera que llegue el momento en el que sin la iniciativa del colectivo los ciudadanos se organicen en distintos lugares de la ciudad para iluminar sus calles. "No tiene que ser algo que requiera muchos recursos: salir a encontrarse con los vecinos, jugar con los niños en la noche, montar bicicleta, jugar dominó o cartas y bailar un rato. Cosas muy sencillas que ayudan a reactivar la ciudad", explica. 
Alrededor de 2.000 personas participaron en esta actividad que ha generado tanta expectativa. No es solo ir a bailar, sino que es todo un movimiento de reflexión política y de buscar ideas para iluminar el futuro, porque al movilizar a la gente también se incentiva la economía al lograr que más negocios abran hasta tarde y estimulen la vida nocturna en Caracas.

Guataca nights

Antes de que la crisis en Venezuela llegara a tocar fondo, Guataca Nights era una plataforma que reunía a muchas agrupaciones musicales para ofrecer conciertos en la noche. Sin embargo, a causa de la inseguridad y la serie de problemas que se fueron presentando cada vez con más fuerza, decidieron ofrecer sus conciertos a la luz del día y con una periodicidad de 15 días. 
"De algún modo lo que hacemos es una resistencia cultural. La esencia musical de Venezuela se ha venido a menos y no hay espacios culturales. Los pocos que quedan los ha cogido el régimen para hacer proselitismo. El hecho de que a pesar de la inseguridad de la noche sigamos con esta iniciativa es una manera de decirle al gobierno que no vamos a permitir que el entorno del país se extinga", asegura Erick Lezama, coordinador general de Guataca Nights.
Esta plataforma sirve como una vitrina del talento musical venezolano en el mundo, pero, al mismo tiempo, brinda la oportunidad de que muchos artistas dejen un mensaje que ayude a sensibilizar a los demás frente a la situación de los derechos humanos en Venezuela. 
Con letras de denuncia, amor, alegría y humor, cientos de venezolanos se suben a una tarima a llevar un poco de esperanza a sus compatriotas. Buscan hacerlos pasar un momento agradable que demuestre que el arte tiene mucho más poder del que se cree. 
Por ejemplo, el 8 de junio Aquiles Báez, director artístico de Guataca, participó en el evento humanitario 'Música por medicinas', que invitaba a las personas a comprar el disco de la agrupación venezolana de trovas Verbigracia. Esta iniciativa sirvió para que se distribuyeran gratuitamente cientas de medicinas a los habitantes de la comunidad rural El Naranjal (Miranda).
Así mismo, Guataca ha sido una plataforma para mostrar los ritmos más arraigados a la región y con ella evidenciar que en medio de la diáspora, la música es algo que une a Venezuela. 
"Entre tantas noticias malas, queremos ser motivo de alegría para los venezolanos. Por eso resistimos culturalmente, resistimos por la música de nicho. Queremos dejar registro de lo que está ocurriendo en el país a nivel cultural", agrega Lezama. 
 
Guataca es para reunirse y compartir con amigos. Para hacer música. Para distraerse. Para crear espacios culturales donde las personas se sientan escuchadas. Para exportar talento nacional y para hacer arte. 
MARIA CAMILA BOTERO CASTRO
ESCUELA DE PERIODISMO MULTIMEDIA EL TIEMPO
@CamiBotero8

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