Fenalce, gremio comprometido con la seguridad agroalimentaria

La Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya - Fenalce, es un gremio comprometido con la permanencia de los cultivos semestrales de ciclo corto de la agricultura nacional en Colombia y el abastecimiento de estos alimentos para la población. Desde sus inicios, en 1960, esta institucionalidad gremial se ha dedicado a proteger y representar los intereses de los cultivadores de cereales (fuente de calorías) y las leguminosas (principal fuente de proteína), resaltando su labor social de diversificar la dieta, el trabajo y el ingreso al producir la comida, la importancia de apoyar esta actividad productiva en el campo y lo estratégico que es para el país contar con abastecimiento de estos granos básicos agroalimenticios para la seguridad alimentaria de los colombianos.

Para esta labor, uno de los pilares fundamentales de esta Federación ha sido la istración de los fondos parafiscales, que incluyen el Fondo Nacional de Cereales, el Fondo Nacional de Leguminosas y el Fondo Nacional de la Soya. A través de estos, Fenalce en convenio con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural lleva a cabo actividades de investigación, transferencia de tecnología y apoyo a la comercialización, de cara a mejorar las condiciones del pequeño productor, con énfasis en la tecnificación de sus parcelas aprovechando de manera sostenible la oferta climática para aumentar la productividad y, por ende, su competitividad en el mercado.

Fenalce se encarga de cultivos clave para la seguridad alimentaria de los colombianos, entre ellos, el maíz amarillo, maíz blanco, cebada, trigo, avena, sorgo, fríjol, arveja, habas y soya, que no solo forman parte esencial de la gastronomía ancestral criolla y típica de las regiones, desempeñando un papel vital en el bienestar social y económico de la agricultura familiar y el agroturismo, sino que también contribuyen a la satisfacción de la demanda de materias primas para la producción pecuaria de pollo, huevo criollo, cerdo, pescado, leche y carne, para abastecer el mercado local, regional y nacional.

Y es que los resultados hablan por sí solos, pues de acuerdo con los registros de esta Federación, durante el 2022 la producción nacional de maíz amarillo llegó a 1.235.563 toneladas y de maíz blanco para arepa a 685.615 toneladas, mientras que el fríjol alcanzó las 115.330 toneladas, la arveja a 140.471 toneladas y la soya a 141.987 toneladas, datos que reflejan el trabajo rural que se incorpora en la producción de esos volúmenes de alimentos, la producción de granos agroalimenticios cada vez más sanos y nutritivos, su trazabilidad desde el campo hasta la mesa de los colombianos y el trabajo en el cual ha estado involucrado de lleno el gremio, impulsando activamente el cultivo de estos alimentos en Colombia, con miras a sustituir importaciones y garantizar la seguridad alimentaria de todo un país.

“Sembramos estos granos con el propósito de alimentar a la población colombiana y como un compromiso con la seguridad alimentaria de nuestro país, en cuanto a oferta disponible de comida, que sea asequible, cada vez más sana y nutritiva”, asegura Henry Vanegas, gerente general de Fenalce, argumentando que, “además, necesitan bienes públicos de infraestructura de poscosecha para garantizar una oferta más estable, un mercado seguro y un precio justo que compense los costos y todo el esfuerzo de los productores”.

En Colombia, el consumo promedio anual per cápita de estos alimentos ha venido creciendo: 142 kilos de maíz amarillo, 20 kilos de maíz blanco, 3.7 kilos de fríjol, 3.2 kilos de arveja y 45 kilos de soya; cifras que demuestran la importancia que han venido adquiriendo estos granos básicos agroalimenticios en la economía del país y que respaldan la necesidad de abrirle mercado a la producción local en lugar de seguir dependiendo de las importaciones; por esta razón, la campaña 'Colombia Sí Sabe' liderada por Fenalce, tiene como objetivo fomentar el consumo masivo de los cereales, leguminosas y soya, resaltando la versatilidad gastronómica de estos productos cultivados a nivel local y ofreciendo recomendaciones nutricionales para el rescate de saberes, sabores y texturas a disfrutar con mayor frecuencia en la mesa de los hogares y, por supuesto, incluirlos en la dieta diaria.

“Es estratégico apoyar a nuestros campesinos, comprarles lo que producen para incentivarlos a que permanezcan en sus parcelas, valorar el trabajo rural en la producción de alimentos y promover la corresponsabilidad de país: juntos aportamos a dinamizar la economía familiar, local, regional y nacional”, afirma Vanegas desde Fenalce, agregando que, “es una necesidad de país propender por una oferta constante a lo largo del año para mejorar la seguridad alimentaria de los colombianos, permitiendo contar con una producción de alimentos accesible para todos, incluso, para aquellos que se encuentran en situaciones de marginación social, que garantice que cada vez más personas sean alimentadas con productos frescos, nutritivos, seguros y saludables”.

‘Colombia Sí Sabe’ cuenta con una nueva sección documental denominada ‘Nuestras raíces’ que narra y visibiliza las vivencias y el diario transcurrir de los productores colombianos, así como el arduo trabajo que realizan para hacer posible que los alimentos no falten en la mesa de las familias. Estos relatos permiten comprender la importancia de valorar y respaldar su trabajo, comprándoles lo que cultivan los coterráneos, los agricultores locales, así como la relevancia de preservar las tradiciones que han sido transmitidas de generación en generación, reafirmando que la mejor opción es adquirir productos cosechados en estas condiciones de producción. Esta campaña está recorriendo las regiones de Colombia, cuyas historias las pueden encontrar en Instagram como @colombiasisabe, en Facebook como @colombiasisabe, en YouTube como @colombiasisabe y en TikTok como @colombiasisabe y en su página web www.colombiasisabe.com.

Según el gerente general de Fenalce, uno de los desafíos que enfrenta la Federación es recuperar los mercados de consumo humano, animal e industrial para la producción local. Esto implica asegurar una oferta estable y condiciones de competitividad equiparables a las del maíz, la soya y el fríjol importados.

Durante años, los productores de cereales, leguminosas y soya han enfrentado diversos desafíos en términos de lo impredecible del clima y de la inseguridad, que torna inestable la producción, comercialización y sostenibilidad de la actividad productiva rural en el campo colombiano. Además, del costo país en materia de combustible, transporte, agroinsumos y del crédito, falta mucha investigación y profundización en el conocimiento al servicio de agro, para lograr productividades comparativas con los países con los que se compite. Se tiene el mito que las zonas templadas tienen mayores horas luz durante el verano, pero no se aprovecha la ventaja del perfil altitudinal que permite contar con una diferencia entre la temperatura promedio diurna y la media nocturna, durante todos los días del año, para una mayor acumulación de materia seca. “Además de la necesidad de invertir en investigación, se requiere contar con bienes públicos de infraestructura productiva rural, como el secado y almacenamiento, con riego y con desarrollar nuestras propias semillas que puedan solucionar con mayor eficiencia los problemas bióticos y abióticos que limitan la productividad en las diversas regiones productoras de granos", dice Vanegas.

El desafío que Colombia enfrenta para superar las deficiencias en su infraestructura productiva y de poscosecha es crucial. Las regiones y las fincas productoras más representativas deben contar con instalaciones adecuadas para el secado y almacenamiento de los granos, garantizando así condiciones óptimas que aseguren la calidad de los alimentos y favorezcan una exitosa transformación agroindustrial y la comercialización de productos más elaborados, de mayor valor.

“Aunque todos sembremos durante la temporada de lluvias, no es necesario que vendamos nuestra producción al mismo tiempo. Es fundamental contar con un plan nacional de infraestructura de poscosecha para los granos básicos alimentarios, de modo que podamos vencer la estacionalidad de las cosechas y ofertarlos permanentemente de acuerdo con las necesidades de la agroindustria nacional”, explica el gerente general de Fenalce.

Con esa orientación, la Federación está llevando a cabo un proyecto de fomento a la calidad del maíz y la soya, enfocado en guiar a los actores de la cadena productiva en establecer parámetros uniformes (grados y calidades) con trazabilidad y promover la adopción de prácticas que mejoren las relaciones de intercambio comercial y las eficiencias en fábrica y en el producto terminado al abastecerse únicamente con producción local. Esto no solo salvaguarda la salud de los consumidores, sino que también fortalece las capacidades de los agricultores en términos de comercialización, genera confianza y adopción de tecnologías avanzadas. Como resultado, los productores tienen la oportunidad de especializarse y convertirse en proveedores confiables para una determinada industria y estar capacitados para atender mercados cada vez más exigentes.

Precisamente, en medio de su labor por crear conciencia sobre el consumo de calorías y proteínas, de balancear raciones, mejor nutrición y salud, en apoyo a los agricultores y el valor del campo colombiano, Fenalce estará presente en AgroExpo del 13 al 23 de julio en el pabellón 6, stand 102, con su destacada oferta institucional. Esta reconocida feria agrícola es el escenario indicado para el intercambio de conocimientos, la presentación de innovaciones y la exploración de nuevas oportunidades de mercado. 

Durante el evento, Fenalce mostrará las diversas obtenciones de soya desarrolladas en genética, mejoramiento y biotecnología por la Federación, reafirmando su compromiso con la mejora continua y la excelencia en la producción local. Asimismo, resaltará la importancia de las Buenas Prácticas Agrícolas del Fenalcheck y el proceso que se lleva a cabo desde la siembra hasta la mesa, a través de una experiencia dinámica y enriquecedora.

"Esto a través de seis áreas temáticas: semillas, agronomía, soporte tecnológico, poscosecha, transformación y consumo, cada una transmitiendo mensajes didácticos sobre los productos y servicios que tiene Fenalce con sus agremiados", comenta Vanegas.

Según el gerente general de Fenalce, la entidad gremial tiene claro que hay que aprovechar aspectos de la agricultura regenerativa para recuperar la capacidad productiva y el equilibrio biológica de los suelos, de una manera progresiva, dentro de un enfoque integral, apostándole a la producción sostenible de alimentos que no sólo provean una seguridad alimentaria, sino que también dinamizan la economía desde lo local.

“La visión de la Federación para los próximos tres años es convertirse en un actor consultor en los planes y programas de seguridad alimentaria, así como en proyectos de inversión en los cultivos clave del país, especialmente en maíz, fríjol y soya. Nuestro objetivo es acompañar a pequeños, medianos y grandes productores en la sustitución competitiva de importaciones y en la generación de propuestas de valor agregado. No quedarnos solo en la producción, sino promover la empresarización colectiva y la industrialización del maíz y el fríjol, destacando su origen y asegurando una huella de carbono competitiva”, puntualiza Vanegas.

La Federación continuará fortaleciendo el consumo de la producción local, generando oportunidades para aumentar la producción nacional en comparación con los productos importados, implementando mecanismos de gestión del riesgo y brindando apoyo para abrir mercados pecuarios e industriales que propicien una comercialización fluida y permitan garantizar una buena rentabilidad a los productores.

Para mayor información, ingrese a https://fenalce.co/