El desarrollo de una novedosa tecnología de producción de energía verde y de bajas emisiones de CO2 con miras a descarbonizar el sistema eléctrico colombiano hace parte del proyecto geotérmico del Valle de Nereidas, ubicado en la Cordillera Central de Los Andes, a unos 35 kilómetros de la ciudad de Manizales, capital del departamento de Caldas, que nació con las distintas investigaciones que la Central Hidroeléctrica de Caldas (CHEC) del Grupo EPM ha realizado desde los años 80 en el volcán Nevado del Ruiz para corroborar el potencial que existe para la generación de energía eléctrica a partir de fluidos calientes en el interior de su corteza.
“La geotermia busca aprovechar el calor que hay en el interior de la tierra, es decir, si en un sitio se hace una perforación en el terreno, a medida que se va bajando, el terreno se va calentando porque el núcleo de la tierra es caliente. Si esta práctica se realiza en Bogotá o Medellín, ese incremento de calor es muy bajo, mientras que si se hace cerca de un aparato volcánico, va a haber una anomalía térmica asociada a esa actividad. Un proyecto como el geotérmico del Valle de Nereidas busca encontrar esas anomalías para generar energía en dichos sitios, particularmente, energía eléctrica. Por ejemplo, la hipótesis que tenemos es que en cerca de dos o tres kilómetros de profundidad de estas áreas hay temperaturas de 250 grados centígrados que se pueden aprovechar para generar electricidad”, afirma Julián López, director del proyecto.
Si bien el proyecto en mención viene tratando de encaminarse hace muchos años, entre el 2013 y el 2016, CHEC, esta compañía de orden regional que abastece el mercado de energía eléctrica en los departamentos de Caldas y Risaralda (a excepción de Pereira) y es una filial del grupo EPM, el cual ostenta cerca del 80 por ciento de su propiedad y está en los negocios de comercialización, distribución, transmisión y generación de energía, abasteciendo a poco más de 500 mil familias en estas dos regiones, llevó a cabo actualizaciones de los estudios del proyecto apoyada en dos grandes empresas de geofísica: Dewhurst y XXX, para comprobar lo que ocurría debajo de la superficie y el potencial interesante que podría permitir la construcción de una planta de hasta 65 MW, con muy buenas expectativas de generación de energía eléctrica.
¿En qué fase se encuentra?
Con base en los últimos estudios de factibilidad y desarrollo del proyecto, teniendo en cuenta que dentro de las especialidades de CHEC no se encuentra ejecutar perforaciones profundas, la entidad empezó una búsqueda constante de un aliado estratégico que la acompañará con su conocimiento y experticia en los riesgos asociados al tema, sean riesgos de éxito de hallazgos de recursos o no.
“En este camino apareció Ecopetrol con unos intereses similares a los nuestros, en el sentido que busca descarbonizar la economía, generar energía eléctrica más sostenible y con menos emisiones de CO2, así como nuestros amigos de Baker Hughes con proyectos de este estilo. Por lo tanto, en los últimos meses nos hemos juntado para revisar la información técnica científica y hacer una factibilidad del proyecto. Un proyecto que ha ido madurando, pero que estos actores nuevos le dan calidades y cualidades muy interesantes. Baker Hughes desde las tecnologías que tiene en el aprovechamiento de calor y Ecopetrol en su conocimiento en temas de exploración y perforación”, continúa López, agregando que “aquí hay que aclarar que este proyecto se encuentra fuera del área de los Parques Nacionales Naturales de Colombia y de los páramos, pues está en zonas de tierra fría de Villamaría en Caldas”.
Aunque el proyecto está en una fase de factibilidad que ayudará a confirmar la existencia del potencial geotérmico mediante la perforación de pozos exploratorios profundos y el esfuerzo está orientado a medir y cuantificar los recursos, se hace necesario mirar un poco más allá y pensar en qué pasará si el resultado es exitoso.
“En caso de tener éxito en el recurso y de que este sea abundante, hay que ver cuál sería el tipo de planta que lo aprovecharía, tendríamos que hacer un diseño preliminar de la planta en superficie. Cuando uno perfora un reservorio de esos, el vapor sube por la perforación, en la superficie mueve una turbina y luego el agua se condensa y se reinyecta nuevamente a las mismas profundidades. Es un recurso renovable sostenible y su desarrollo puede ser importante para la diversificación de la canasta energética de Colombia y el desarrollo regional y nacional”, explica López.
Retos y beneficios del proyecto
En lo que a retos se refiere, de acuerdo con el director del proyecto, son varios a los cuales se han tenido que enfrentar. Por un lado, a la evolución de la tecnología que hace complejo evaluar los desafíos de la ejecución y, por el otro, a las altas inversiones.
“Nos encontramos en un sector eléctrico y, habitualmente, generamos con hidroeléctrica proyectos que sabemos evaluar y de los cuales conocemos sus riesgos y desafíos, este por lo nuevo, escapa a veces de nuestras rutinas de evaluación y tiene un riesgo asociado. Además de ello, otro desafío que se desprende es que este tipo de proyectos requiere altas inversiones y después bajos costos de mantenimiento de la infraestructura, pero hay que tener una billetera grande para financiar esas etapas tempranas; ahí es donde se necesitan socios que asuman esa capacidad financiera”, enfatiza López.
De otra parte, los beneficios del proyecto son varios, y en ese sentido, al realizarse en una zona que carece de desarrollo de infraestructura en vías de comunicación, servicios y educación, un proyecto como estos generará mejores condiciones en la calidad de vida de sus habitantes que, además, también repercutan a nivel laboral.
“Adicionalmente a estas mejoras, hemos empezado a estudiar unos desarrollos en cascada, es decir, como usamos agua caliente para mover una turbina y el agua se reinyecta, aun antes de la reinyección, hay unas temperaturas en el agua que se pueden aprovechar en usos directos como piscinas termales, calefaccionar espacios, secar alimentos, productos agrícolas o madera, cultivar con mejores temperaturas, entre otros. Estos desarrollos de usos directos se podrían implementar en colaboración con la comunidad y con propietarios de fincas vecinas al proyecto para crear otros usos que no necesariamente sean eléctricos, sino que redistribuyan las riquezas de los recursos a nivel local”, puntualiza López, concluyendo que “ si hablamos en orden nacional, el proyecto será relevante porque la energía geotérmica es energía firme y tiene capacidad de generar energía durante todo el año, lo que no tienen otros tipos de energías renovables. En ese orden de ideas, tiene la capacidad de ahorrar la emisión de CO2 que generan las centrales a base de gas, carbono y AM, lo que la hace poderosa en el tema ambiental y en el de seguridad energética”.