Pasajeros de un vuelo de Inírida, Guainía, a Bogotá, programado inicialmente para las 3:55 p. m. del lunes 28 de febrero y reprogramado para el día siguiente, denunciaron irregularidades luego de que el viaje no pudo realizarse por "malas condiciones meteorológicas", según les informaron desde la aerolínea Satena.
Los afectados aseguraron que por esa razón la aerolínea les negó bono para alimentación y hospedaje. A quienes tenían conexiones, les entregaron una carta en la que les informaban sobre la "exoneración" de la empresa.
El nuevo vuelo estaba previsto para las 7:31 a. m. del 1 de marzo. La aerolínea no les dio a los afectados bono por alimentación ni hospedaje, argumentando que la razón dada no cubría "este tipo de afectaciones".
Los pasajeros llegaron nuevamente al aeropuerto César Gaviria Trujillo durante la madrugada y se registraron. No obstante, la neblina no permitió que la terminal aérea estuviera habilitada en ese momento.
Según reportaron los afectados, hacia las 7:00 a. m., las condiciones del clima mejoraron. Un viajero constató por imágenes satelitales que hacia las 7:15 a. m. se registraban condiciones favorables para viajar. De hecho, una mujer encargada de la aerolínea le confirmó a otra pasajera que todo había mejorado y que se había abierto el aeropuerto.
Treinta minutos después, informaron que el vuelo había sido cancelado. La razón: "El vuelo programado tiene que cubrir otras rutas", les aseguraron a los pasajeros que cuestionaron por qué durante dos días no había soluciones.
De ahí en adelante, todo se convirtió en una cadena de errores logísticos, según denunciaron. Una de las irregularidades que notaron los pasajeros es que se registraron durante la mañana del martes fue que se les estaba dando vía libre a las personas de los siguientes vuelos programados para las 9:30 a. m. hacia Villavicencio y a las 2:00 p. m. hacia Bogotá.
Personas del 'counter' les dijeron a los viajeros afectados que "no les podían hacer lo mismo a otros viajeros de los otros vuelos". Algunos aseguraron que esto sería para que la aerolínea pudiera exonerarse de responsabilidades de pagos. El coronel Edwin Romero, comandante de la Policía de Guainía, llegó al lugar una hora después y habló con los afectados.
Luego, se ó desde el aeropuerto con el director encargado de Satena para llegar a una solución. EL TIEMPO se comunicó con la Aerocivil, pero aseguró que no tenían conocimientos del tema y que eso le correspondía a la Supertransporte. De esta última entidad le aseguraron a este medio que se debía radicar una queja.
Tras el reporte en redes sociales y los cuestionamientos de las personas, de Satena repartieron una bebida de caja y una torta de paquete. En algún momento se mencionó que se iban a repartir cupos aleatorios e incluso que se iban a priorizar conexiones internacionales y niños.
Hacia el mediodía, las personas fueron avisadas de que los pasajeros del vuelo de la tarde fueron acomodados para un viaje el 2 de marzo y que los afectados de la mañana viajarían en esa aeronave. El avión arribó a la pista del aeropuerto de Inírida hacia las 2:50 de la tarde y llegó al aeropuerto El Dorado de Bogotá a las 4:21 p. m.
La respuesta de Satena
EL TIEMPO habló con el general Luis Carlos Córdoba, presidente de Satena, sobre lo ocurrido. Explicó que las cancelaciones se causaron por las condiciones meteorológicas y para "garantizar la seguridad de los pasajeros".
Durante la mañana del 1 de marzo, según explicó, "se tomaron decisiones para no afectar en mayor medida la operación general programada, por lo que se pensó en cancelar otro vuelo hacia Arauca —una alternativa descartada— e incluso en enviar más aviones para trasladar a los viajeros a Bogotá".
"Se analizó la situación y a las 10 a. m. estaba cancelado el vuelo. Sin embargo, delegué a una persona con experiencia para que lograra hacer la operación, pues las condiciones meteorológicas no permitían el arribo del avión", dijo.
En efecto, el piloto de la tarde sobrevoló la zona antes de aterrizar porque la pista estaba húmeda tras una leve lluvia en ese momento, explicó
Sobre los otros pasajeros que tenían el vuelo programado para el martes y que volarían el miércoles 2 de marzo, el general Córdoba aseguró que se les dio alimentación y un bono de hasta 30.000 pesos para transporte a alojamientos.
EL TIEMPO