Julieth Marcela Pava Ojeda tiene nueve años de permanecer recluida en
la cárcel La Vega de
Sincelejo, sindicada del presunto delito de homicidio. Como todos los días, se levantó muy temprano y le da gracias a Dios por tener vida.
Para ella, el tiempo transcurre lento, las horas se le hacen eternas, a pesar de dedicarse a bordar vestidos y otros elementos que trata de vender en los días de visitas y otros por intermedio de familiares.
Tengo el corazón abierto y le doy gracias Dios porque sí necesitamos de verdad emprender un negocio
Sin embargo, hoy se siente motivada con la presencia de las funcionarias de la Secretaría de la Mujer de Sincelejo, y más con el anuncio de trabajos productivos que van a realizar por intermedio de parcelas con huertas, talleres de modistería y confección.
“Tengo el corazón abierto y le doy gracias Dios porque sí necesitamos de verdad emprender un negocio, tener la menta distraída y ahora que ustedes han llegado al camino de nosotras para tener algo hermoso, le damos más agradecimientos a Dios”, dice.
Su trabajo de bordado es apetecido por quienes lo conocen. Sabe que las circunstancias de su vida son adversas, pero recibe con alegría todo lo que coloquen en su camino para salir adelante.
“Sabemos que no es fácil este proceso que están viviendo. Por eso hacemos una apuesta para su bienestar, con un acompañamiento psicosocial por medio de capacitaciones, talleres y ahora este proceso de las huertas”, indica Tatiana Valeta, secretaria de la Mujer.
A las reclusas les vamos a entregar las semillas de lechuga, ají, berenjena, tomate, entre otros frutos
Explica que con la coordinación de la Secretaría de Desarrollo Rural entra en marcha el proyecto productivo de las huertas, con lo que se pretende vincular a unas 30 reclusas.
Con relación al tema, Ánderson Villamizar, director de Asistencia Técnica de la istración de Sincelejo, explica que a través de sus funcionarios pondrán en marcha el proyecto de las huertas.
“Todo está basado en huertas. A las reclusas les vamos a entregar las semillas de lechuga, ají, berenjena, tomate, entre otros frutos, para que sean ellas quienes hagan todo el proceso de siembra, con nuestra asistencia”, anota.
También talleres
La Secretaría de la Mujer cree que en los proyectos productivos tienen una gran oportunidad de servirles a estas mujeres, quienes tienen que pasar muchos años recluidas en la cárcel.
Sostiene que, además de las huertas, se hará la instalación de talleres de modistería y confección para que tengan un ingreso para ellas, o para sus familiares.
“Este es un trabajo articulado, con un gran aliado que es el Sena, porque además de las huertas van a tener todo el acompañamiento psicológico, talleres de auto perdón, auto estima, resocialización, con un proyecto de vida para desarrollar cuando salgan de este lugar”, dice.
‘Hacemos de todo’
Aquí hay muchas mujeres emprendedoras, cosen, hacen muñecos, lencería y bordados de manillas
El tema del apoyo para las reclusas en las huertas caseras y otros emprendimientos despierta el mayor interés para esta población. Julieth Marcela cuenta que lo estaban esperando desde hace mucho tiempo.
“Aquí hay muchas mujeres emprendedoras, cosen, hacen muñecos, lencería y bordados de manillas, chancletas, hacemos de todo, lo que sucede es que no lo hemos podido explotar. Es por eso que vamos a aprovechar al máximo esto para salir adelante”.
Paralelo al trabajo de las mujeres en las huertas, se desarrolla también otro dirigido a los reclusos, quienes ya recogen sus cosechas, las cuales ponen al servicio del penal.
El trabajo de la Secretaría de la Mujer de Sincelejo se inició después de una inspección de la Secretaría de Salud, en que se comprobó que la zona de mujeres estaba libre de covid-19, con todas las reclusas sanas.
Julieth es la más entusiasmada y no se cansa de darle gracias a Dios.
Francisco Javier Barrios
Para EL TIEMPO
Sincelejo
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