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La venganza política contra líder negro que motivó la última pena de muerte en Colombia

Manuel Saturio Valencia fue fusilado el 7 de mayo de 1907, en la plaza de Quibdó, su ciudad natal.

La causa que avaló la sentencia de muerte fue haber causado un incendio. Pero había otras razones detrás.

La causa que avaló la sentencia de muerte fue haber causado un incendio. Pero había otras razones detrás. Foto: Archivo

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Una serie de coincidencias desafortunadas llevaron a Manuel Saturio Valencia frente al pelotón de fusilamiento el 7 de mayo de 1907, en su natal Quibdó. En esa época la pena de muerte estaba vigente para ciertos delitos, aunque se aplicaba poco y bajo circunstancias excepcionales. Algunos de los condenados, por ejemplo, eran “piratas”, “bandas de malhechores” e “incendiarios”. Por este último hecho terminó siendo sentenciado Valencia luego de prender fuego a un lugar en medio de una borrachera. Pero fue también la fachada perfecta para tapar las verdaderas razones por las que querían borrar del mapa a este líder político que cada vez tomaba más fuerza.
Tras la independencia se extendió durante décadas el debate de si mantener o abolir la pena capital. La Constitución de Rionegro, en 1863, la había derogado, pero volvió a restablecerse en la de 1886. Es en este contexto convulso en el que empezó a labrarse el fatal destino de Valencia, precedido, un año antes de su sentencia, por el atentado contra el presidente Rafael Reyes y el fusilamiento de sus autores, lo que crispó aún más los ánimos.
A comienzos del siglo XX, la situación política del país sufría las réplicas de la sangrienta guerra de los mil días que recién acababa. Se instauró un autoritarismo en cabeza del general Rafael Reyes que, según el historiador Felipe Arias Escobar, manipulaba los tecnicismos constitucionales que avalaban la pena de muerte para condenar a presos políticos. En esta maraña es en la que cae el quibdoseño.
“Para mí, Manuel Saturio Valencia fue una víctima de persecución política. Cometió una falta que por supuesto fue aprovechada por sus contradictores y en su juicio utilizaron las circunstancias por las que provocó un incendio para desaparecerlo del mapa, pues empezaba a ser molesto”, puntualiza el historiador.
Entonces, ¿cuáles fueron las verdaderas razones que visibilizaron a Valencia y terminaron cobrando su cabeza?
Valencia fue un personaje que se destacó en el entorno regional por su capacidad intelectual. Siendo de las clases populares de Quibdó, fue acogido por los mojes capuchinos quienes le enseñaron a leer, escribir y tocar instrumentos, siendo un músico destacado. Logró acceder a la educación universitaria y se graduó de abogado. Esto ya es todo un hito, pues para la época en Chocó no había más de 30 profesionales. Además, era conservador. Y fue un activista político del partido al punto de combatir en la guerra de los mil días en este bando.
De por sí, ser conservador, siendo afrodescendiente, era una rareza. “Fue gracias a las ideas liberales que se abolió la esclavitud y su bandera de la reivindicación racial hizo que las mayorías negras del litoral Pacífico y Caribe fueran simpatizantes del partido. Claro que también hubo unas minorías afro conservadoras, como el caso de Manuel Saturio Valencia”, señala Arias Escobar.
Algunos historiadores sostienen la teoría que fue su militancia goda la que creó un resentimiento en las mayorías liberales, que por la hegemonía conservadora fueron desplazadas. Incluso aún se acusa a los caciques rojos del Chocó de haber estado detrás de la sentencia en contra de Valencia.
Fue gracias a las ideas liberales que se abolió la esclavitud y su bandera de la reivindicación racial hizo que las mayorías negras del litoral Pacífico y Caribe fueran simpatizantes del partido
Junto a esta hipótesis se crearon toda una serie de mitos en torno a esa mano oscura que condujo el juicio contra este dirigente de origen popular. Se comentaba que fue fusilado porque se había enamorado de una mujer blanca de la élite quibdoseña, un amor prohibido que lo sumió en el alcohol, estado en el que finalmente ocasionó el incendio.
Otro de los rumores más sonados, sobre todo en las clases populares de donde provenía Valencia, hablaba de una retaliación racial contra su liderazgo que empezaba a coger vuelo. Pero casi todas las teorías pasaron por alto un hecho que se reveló en el documento emitido por el Consejo Verbal de Guerra: Manuel Saturio Valencia era socialista.

‘Un negro socialista’

Francisco Flórez Bolívar, historiador y docente de la Universidad de Cartagena, tuvo a los documentos contra Valencia firmados por el mismo presidente Reyes, el ministro de guerra y el intendente. En el documento se lee, en un breve perfil del condenado, que era “un negro empapado de ideas socialistas y anarquistas”, lo que descubrió una nueva faceta de quien era conocido por sus tendencias conservadoras.
“Al final, a Manuel Saturio no se le persiguió por ser incendiario, que fue la circunstancia que aprovecharon para dictar la sentencia. A Manuel se le persiguió porque se le acusó de ser socialista y anarquista en una época en la que esto representaba ir en contra del orden establecido por el Gobierno”, enfatiza el historiador bolivarense.
No era la primera vez que el General Reyes jugaba esta misma carta para sacar de la partida a un contradictor. Cuando fue ministro, encabezó un proceso para condenar a la horca al líder negro Pedro Prestán, un abogado liberal con influencia política en la costa Caribe, quien fue célebre por tomar la ciudad de Colón, donde posteriormente se produjo un incendio que le fue atribuido y por el que fue sentenciado.
Flórez tampoco descarta que haya influido el tema racial por el tono despectivo con el que se refieren hacia Valencia. “Cuando describen a Manuel Saturio lo hacen con las siguientes palabras: es un negro, un negro inteligente; lo que da una noción de que su identidad afro juega un papel fundamental. Y luego lo interconectan con las ideas que tiene: es un negro empapado de ideas socialistas”.
Pero también fue conservador. Por lo que surge el interrogante, ¿qué ocurrió en el transcurso de 1902 y 1907 para que Manuel Saturio Valencia, quien había expuesto su vida en la guerra de los mil días y combatido del lado de los conservadores, diera un vuelco de 180 grados y adoptara ideas socialistas y anarquistas?
Para el historiador Flórez no es descabellada la idea de que una persona con un nivel de formación como Valencia, que estudió en la Universidad del Cauca, haya estado en o con esta corriente. “Durante la época se leían textos extranjeros, sobre todo ses, entre los que se pudo colar alguna teoría socialista con la que sintió afinidad. Sin embargo, es necesario investigar más sobre este lapso de tiempo”.
A Manuel se le persiguió porque se le acusó de ser socialista y anarquista en una época en la que esto representaba ir en contra del orden establecido por el Gobierno
Esta fue la puerta de entrada a una visión que era la antítesis de los principios que antes defendía a muerte, convirtiéndose en una persona no grata para el gobierno central, que, sintiéndose traicionado, ordenó su ejecución. Sin embargo, como en la última reforma constitucional -la de 1886- en la que se reestablecía la pena de muerte, se prohibía aplicarla para delitos políticos, se aprovechó el episodio de la provocación del incendio para justificar la sentencia.
Así terminó este líder popular frente al pelotón de fusilamiento aquel 7 de mayo de 1907. Tres años más tarde, en la constituyente de 1910, se anuló de manera definitiva la pena capital en Colombia, pasando a la historia como el último ajusticiado por el Estado.

Mártir y leyenda popular

Capítulo aparte merece lo que pasó posterior a la muerte de Manuel Saturio Valencia, pues las teorías que atribuían su sentencia como una retaliación racial comenzaron a cobrar peso. Se martirizó el personaje de este líder popular, al punto de crear historias ficticias como que fue el primer abogado negro del país o un héroe de guerra.
Un factor que influyó en esta idealización de Valencia fue el contexto que atravesó el Chocó luego de su fusilamiento, pues perdió el estatus de departamento y volvió a ser de nuevo intendencia. Los chocoanos empezaron entonces una larga lucha para recuperar la autonomía de su territorio, que lograrían hasta 1947.
“En medio de este proceso organizativo, se buscan referentes que guíen la causa, asociada también a la bandera racial. Allí es donde surge Manuel Saturio Valencia, quien despierta iración por su formación académica y participación activa en la política. De hecho, en 1929, un columnista que analizó los documentos del Consejo Verbal de Guerra, estudiante chocoano de derecho, dijo que había que prestarle atención a esa figura porque podía orientar la causa de los quibdoseños para avanzar”, asegura Flórez.
Así saltó Valencia a convertirse en un exponente importante de la lucha regional del Chocó del siglo XX, pese a que en el ámbito nacional su relevancia sea por ser el último condenado a muerte.
“La ficcionalización de este personaje nos demuestra lo poco que nos ha interesado conocer el lugar de las comunidades negras en la sociedad colombiana. Se ha reducido y simplificado su historia a la lucha racial, que por su puesto es un capítulo importante, pero ignorando la participación de estas comunidades en la vida pública. Hubo una clase dirigente local que reconfiguró los ideales partidistas a las realidades territoriales y es en este contexto en el que debemos entender a Manuel Saturio Valencia”, concluye Felipe Arias Escobar.
SARA VALENTINA QUEVEDO DELGADO
Redacción EL TIEMPO

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