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'Me confundieron con un criminal en la calle, me lincharon y casi me matan'
Además del brutal ataque, el joven de 19 años figuró en redes durante días como un asesino.
Sebastián Fontanilla fue hasta detenido por la Policía, que también se equivocó. Foto: Tomada de Facebook
Por estar en el lugar equivocado, Sebastián Fontanilla Rojano fue vinculado al asesinato de un policía y terminó linchado, humillado y conducido a la Fiscalía. Todo ocurrió en pleno mediodía del pasado 26 de mayo en Santa Marta, en Luis R. Calvo, un barrio popular de la ciudad.
Mirian Rojano, madre del afectado, recuerda que se encontraba haciendo el almuerzo cuando escuchó a los vecinos hablando de que habían matado a un policía en la calle.
Como su hijo no estaba en casa, de inmediato se asomó a la puerta para buscarlo, pero se tranquilizó cuando lo vio en la esquina con varios amigos. Aun así lo llamó para que entrara y regresó a la cocina.
Lastimosamente, Fontanilla, de 19 años, hizo caso omiso a la recomendación de su mamá y, llevado por la curiosidad, se dirigió hasta el punto donde acababan de asesinar a tiros al agente Reynell Monsalvo, quien realizaba una requisa a un grupo de personas cuando fue herido de muerte.
Dijeron que él había asesinado a un policía
Esa decisión le generó un grave problema y por poco le cuesta la vida al joven, quien sin imaginarlo se convirtió en sospechoso y fue vinculado al homicidio.
Mientras el joven se acercaba al sitio del crimen, observó a varios hombres correr hacia él, y en una reacción casi que involuntaria -sin entender qué sucedía- también corrió.
Fontanilla, que según su madre nunca había ni siquiera tenido cerca un arma de fuego, fue perseguido y retenido por unas 10 patrullas de la Policía. De inmediato, una turba furiosa se abalanzó sobre él y lo atacó a puños, patadas, palos, piedras y cascos de motocicletas.
El joven fue capturado junto con otras personas señaladas del homicidio del agente de policía. Foto:Tomada de Facebook
Los agentes alcanzaron a sacar al joven y evitar que terminara linchado por decenas de ciudadanos que querían hacer justicia por mano propia. Pero antes de subirlo a un vehículo de la Policía, Fontanilla alcanzó a ser fotografiado por medios de comunicación que se encontraban en el barrio cubriendo la noticia.
En cuestión de minutos, su rostro -que denotaba preocupación, miedo y confusión- ya era conocido en toda la ciudad, pues apareció en redes sociales y portales digitales con titulares que lo responsabilizaban como el supuesto asesino del agente Monsalvo.
La madre no tardó en enterarse de lo que había pasado. "Cuando me dijeron que a mi hijo lo habían golpeado y estaba capturado por supuestamente matar a un policía, no entendía nada. Tenía claro que era una confusión, porque él estaba cerca a la casa cuando pasó eso, pero no sabía ni qué hacer ni dónde ir para defenderlo", relata.
Rojano, que es hipertensa, recuerda que por un momento tuvo que sentarse porque sintió un fuerte dolor en el pecho y que le faltaba el aire. Sin embargo, enseguida se llenó de fuerzas y se dirigió a la Fiscalía a exigir que le entregaran a su hijo inocente.
Al llegar hasta el lugar donde estaba retenido, tuvo que esperar poco más de una hora para que la escucharan. Ese tiempo fue suficiente para que los investigadores judiciales descartaran cualquier relación del joven en el ataque a tiros al uniformado y lo dejaran libre.
Tras la lamentable confusión, su mamá decidió enviarlo a otra ciudad para que no viviera entre los señalamientos de la comunidad. Foto:
Sin ni siquiera unas disculpas formales me entregaron a mi hijo con la camisa rota y llena de sangre
"Sin ni siquiera unas disculpas formales me entregaron a mi hijo con la camisa rota y llena de sangre. Presentaba traumas físicos y psicológicos de los que como mamá sabía no se iba a recuperar tan fácilmente", señala.
A pesar de haber recobrado la libertad, el daño ya estaba hecho. De vuelta a su casa, algunas personas miraban y señalaban a su hijo poniendo en duda su inocencia.
"Sabía que vendrían días muy difíciles para él, por eso decidí sacarlo de la ciudad para que pudiera recuperarse y estar tranquilo, lejos de los rumores y señalamientos", dice la mujer.
Y así fue, Fontanilla se fue a vivir a Barranquilla a la casa de una tía. Desde allí se comunicaba permanente con su mamá y le contaba que no podía dormir (a tal punto que necesitó medicación), porque a su mente venían constantemente los recuerdos de aquel brutal ataque y detención que sufrió por estar en el sitio equivocado.
"Ya hoy está mejor. Afortunadamente suspendió los medicamentos y decidió ir a prestar el servicio militar en el Ejército", comenta Rojano, quien decidió también por su propia tranquilidad no instaurar ninguna demanda contra la institución o quienes golearon a su hijo.
"Todo eso se lo dejo a Dios. Lo importante para mí es que Sebastián está vivo y sirviéndole a su país", puntualizó.