Mónica Keragama. Saday Aty Zarkuney. Roseli Fiscué. Mama Esperanza Aranda. Remedios Uriana. Mama Jimena Hurtado.
Ellas, contra todas las probabilidades, están empezando a cambiar sus historias y las de miles de mujeres que ahora entienden que no hay tradición ni saber ancestral que justifique ninguna violencia en su contra, ni en contra de sus hijas ni de sus nietas. Es una lucha en la que las acompañan muchos hombres de sus comunidades y mujeres no indígenas. Entre ellas, Ángela Maya, una obstinada profesora pereirana que convenció a los emberás de Pueblo Rico (Risaralda) de permitir, por primera vez, un colegio de bachillerato femenino.
De La Guajira de los wayús al Cauca de los nasas, los paeces y los misak, y de la Sierra Nevada de los arhuacos a las selvas de los emberás, reporteros de EL TIEMPO encontraron las historias de las que se arriesgan al rechazo, la exclusión e incluso al castigo físico para mover el cambio en sus comunidades y que exigen, cada vez con más fuerza, que sus voces sean escuchadas. No solo por un país y una sociedad que históricamente han negado a sus indígenas, sino por esos mismos pueblos en los que las mujeres, y también los niños, soportan durísimas condiciones cuya única e inequitativa justificación es que siempre ha sido así.
En la Colombia de hoy, que por primera vez tiene a una indígena como su embajadora ante Naciones Unidas ‒la arhuaca Leonor Zalabata‒ y que ha visto a mujeres, sobre todo del Cauca, proyectarse hacia cargos de liderazgo regional y hasta al Congreso, miles de ellas enfrentan un panorama de pobreza, exclusión y desprotección de derechos que supera de lejos el ya bien difícil entorno con el que normalmente tienen que lidiar los hombres de sus comunidades. Es un cuadro que no es extraño en toda América, de Canadá a la Patagonia.
este documental hace parte del especial multimedia
Abuso y sometimiento, publicado en EL TIEMPO en 2022.