Café a Ciegas en Bogotá: una experiencia multisensorial inclusiva que transforma percepciones

En la capital del país, desde finales de 2019, un proyecto artístico ha puesto en jaque la percepción cotidiana del café en los ciudadanos y, con él, de la discapacidad visual. Café a Ciegas es una propuesta escénica de aproximadamente 50 minutos que funde música, teatro y sensibilidad inclusiva para ofrecer una experiencia multisensorial en la que el sentido de la vista queda temporalmente anulado y, a cambio, los demás sentidos cobran protagonismo.

Detrás de esta iniciativa se encuentran dos profesionales con trayectorias complementarias. Por un lado, José David Díaz Huertas, maestro en Artes Musicales, compositor y director teatral, egresado de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y candidato a magíster en Composición y Nuevos Medios. Desde 2011 dirige la Asociación Integrarte R.D., espacio desde el cual impulsa proyectos que vinculan arte e inclusión. Su obra más reciente, El laberinto de los sin sentidos, exhibe su apuesta por experiencias inmersivas que desafían los límites de la percepción.

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Por el otro, Tatiana Yelena Rodríguez Mojica, comunicadora social con énfasis en radio de la Pontificia Universidad Javeriana y magíster en Desarrollo Educativo y Social, dirige desde hace 17 años la Fundación Sirius Una Nueva Luz. Con ella, desarrolla metodologías educativas inclusivas y coordina el laboratorio creativo y sensorial A Ciegas Music, así como el enfoque interdisciplinar Ante Todo Mujeres, espacios dedicados al empoderamiento de mujeres con discapacidad.

La unión de estos soñadores dio origen a Café a Ciegas, un espectáculo que, según ellos, “pone a prueba los sentidos” a través de un recorrido en el cual los asistentes prueban café en completa oscuridad, acompañados de composiciones musicales originales y efectos sonoros que recrean, por ejemplo, la lluvia. Así también lo relatan los visitantes a la experiencia: “Nunca una taza de café me supo a tanto” dijo Estefanía Arenas, asistente y gastrónoma con 10 años de experiencia en ese arte.

El montaje se ha presentado en escenarios tan diversos como ferias de café, universidades, restaurantes y festivales de arte en Colombia, así como en eventos de Ecuador, Perú, Argentina, Uruguay y Estados Unidos. Según datos de la organización, más de 150 funciones se han llevado a cabo, con un total de 2.500 espectadores que han vivido la vivencia multisensorial.

De hecho, la organización pondrá en escena la experiencia este viernes 30 mayo, en su decimoctava temporada con dos funciones especiales: una a las 6:00 p.m., y otra a las 8:00 p.m., en la carrera 49 # 91-07, en el barrio La Castellana

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Una de las intenciones del proyecto es dar voz a las personas con discapacidad visual y física, sin incurrir en lugares comunes, ni en discursos de heroísmo. Quienes hacen parte desde esa iniciativa que lleva más de 5 años, llevan consigo vivencias cotidianas y procesos de aprendizaje personal. “Llegó esta condición a mi vida —la ceguera— y la cogí de una buena manera porque me salvó la vida”, relata uno de los participantes, en referencia a cómo el arte y la disciplina teatral le alejaron de situaciones de riesgo personal.

“Yo nací con una discapacidad visual profunda. Percibo la luz y la sombra, eso es lo que se me permite ver. Me formé como músico y descubrí el teatro, fue entonces cuando supe quién era”, comparte otro integrante de la experiencia, quien debutó como el primer graduado ciego en el pregrado de Composición de una academia bogotana.

“El teatro me dio empoderamiento como mujer con discapacidad y me ayudó a verme reflejada en la diversidad de mis compañeros”, afirma una actriz que participa en Ante Todo Mujeres.

Quienes asisten a Café a Ciegas suelen coincidir en que la oscuridad inicial genera cierta ansiedad, pero en cuestión de minutos descubren nuevos canales de percepción. “Al principio fue aterrador, pero luego cada sonido, cada aroma, cada textura te conecta más con el entorno y contigo mismo”, describe Nicole, otra de las asistentes.

En cada testimonio de vida de quienes han hecho parte de ese proyecto se constata que la ceguera no es una “maldición” ni un destino inhumano, sino una condición que, sumada a procesos formativos adecuados, puede convertirse en fuente de creatividad y resiliencia.

Café a Ciegas no se limita a presentar una obra. Su equipo interdisciplinario —integrado en un 80 % por personas con discapacidad visual o física— trabaja en acciones de formación continua en prácticas culturales, barismo y accesibilidad.

Desde la Escuela Integrarte R.D., se desarrollan talleres gratuitos de teatro, técnica vocal, manejo de cuerpo, barismo y atención al cliente, pensados para garantizar ajustes razonables en favor de la inclusión. Sus organizadores cuentan que esa escuela nació para llenar el vacío de oportunidades de formación y generación de ingresos entre personas con discapacidad, quienes, hasta hace poco, encontraban barreras para su inserción laboral.

La metodología: los participantes pasan por un laboratorio donde aplican estrategias multisensoriales, tanto para aprender a preparar café como para dominar herramientas escénicas. “Nos enfocamos en el diseño, producción y comercialización de experiencias multisensoriales donde se aprovechen al máximo las ‘co-pacidades’ que esta población posee”, explica la Asociación Integrarte R.D.

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A cinco años de su estreno, Café a Ciegas ha logrado consolidarse como pionero de las experiencias multisensoriales en Colombia. No se habla solo de “éxito” en términos meramente cuantitativos, sino de “transformación social”.

Entre los logros más destacados figuran:

Sin embargo, más allá de aspiraciones corporativas, el verdadero legado de Café a Ciegas parece residir en los cambios personales que provoca, como romper estigmas en torno a la discapacidad, estimular la empatía al poner al público en la condición de quien ha perdido la vista y demostrar que el arte y el café pueden convertirse en herramientas de cohesión social. 

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