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San Roque, un municipio que defiende la minería ancestral
Productores de oro del municipio antioqueño trabajan sin control, pero no hay grupos criminales.
De acuerdo con el censo de la Alcaldía, en San Roque hay 400 pequeños mineros, 50 bocaminas informales y 12 entables Foto: Guillermo Ossa /EL TIEMPO
Unos 150 mineros ancestrales llegan cada semana a un entable de madera, planta artesanal donde extraen oro líquido y funden el metal con soplete hasta darle el tono dorado, que está en medio de un caserío del barrio Despertar del corregimiento de Providencia de San Roque (nordeste de Antioquia).
En ese lugar procesan hasta 1.000 gramos de oro cada semana, pero en el caserío, donde viven los mismos productores no tiene agua potable ni calles pavimentadas. Sus casas son grandes, algunas de adobe y otras de tapia de colores vivos.
Estas plantas artesanales casi siempre son aisladas de los barrios por el fuerte ruido que emiten los ‘cocos’, máquinas de hierro para triturar rocas que contienen el metal, que suenan 15 horas al día, pero los habitantes ya se acostumbraron.
Ellos dicen que prefieren ese ruido al zumbido de las balas, como sí se sienten en Segovia y Remedios, municipios vecinos, donde la minería tiene graves problemas de orden público.
En San Roque, asegura su alcalde, Freddy Osvaldo Rodríguez, hay minería informal, pero no manejada por grupos armados. “Aquí hay 400 pequeños mineros, 50 bocaminas y 12 entables, pero no hay extorsiones ni negocios con criminales”, agrega.
En lo que coinciden los directores de AngloGold Ashanti, multinacional que lleva 14 años en el municipio haciendo exploraciones para construir un proyecto en el cerro Gramalote para explotar oro. “En San Roque hay mucho arraigo ancestral. A diferencia de Remedios y Segovia, los pequeños productores no están permeados por la minería criminal”.
La multinacional sudafricana ha renunciado a títulos mineros en otras zonas de Colombia por problemas de orden público, pero en San Roque, el proyecto tiene futuro y avanza.
El barrio Despertar del corregimiento de Providencia de San Roque, ubicado en el nordeste de Antioquia. Foto:Guillermo Ossa /EL TIEMPO
Luis Carlos Castrillón, presidente Junta de Acción Comunal (JAC) de Providencia, afirma que pese a que son vecinos de municipios mineros, donde sí hay grupos armados, en su pueblo no hay problemas.
El líder asegura que la minería artesanal lleva más de 150 años en Providencia y que pese a ello, todavía se cometen muchos errores con el uso irresponsable del mercurio y del cianuro, así como de pólvora para desprender piedras. Aclara que no es porque el minero lo quiera así sino porque no hay asesoría del Estado.
A Rodrigo Hoyos nadie le enseñó a extraer el oro, lo hace desde los 14 años de edad. Él lleva más de una década procesando el metal precioso en el entable del Despertar. De lunes a viernes se la pasa metido en una bocamina con un martillo o un azadón eléctrico para sacar rocas, sale con costales llenos y los fines de semana va a la planta artesanal.
Para triturar cada balde de piedras tarda nueve horas y usa 36 gotas de mercurio, a veces procesa cinco baldes y no saca nada, como también hay días de mucha suerte.
“El metal está oculto en las rocas, ver una piedra de oro puro es de otro mundo. Ni en los socavones más profundos de San Roque, en un día bueno, uno puede sacar cuatro castellanos (18 gramos)”, cuenta.
Los productores de oro llegan en grupo al entable con costales llenos de rocas, las derraman en el piso para empezar su proceso y se reparten por horas los 12 ‘cocos’ que hay. No hay problemas ni robos de herramientas.
El metal está oculto en las rocas, ver una piedra de oro puro es de otro mundo. Ni en los socavones más profundos
Ander Martínez, dueño de la planta, cuenta que el 98 por ciento de la población minera del corregimiento trabaja en las bocaminas, mientras que tan solo el 2 por ciento en los ríos, los barequeros cada vez son más pocos.
Su entable lleva 12 años y asegura que gana altas sumas de dinero, no por el alquiler de los ‘cocos’, por los que cobra 2.000 pesos tres horas, sino porque se queda con las sobras de las rocas de los mineros, extrae el 40 por ciento de oro restante, unos 350 gramos al mes.
Edilma Patiño Londoño, habitante de Providencia, cuenta que le tocó guerrear con la minería desde que tenía 8 años, y que anteriormente, usaba una batea de aluminio con cadenas a lado y lado, así como pico y pala para raspar la arena, donde encontraba el metal. “Uno hallaba un castellano (4.5 gramos) y le parecía que había perdido el día, hoy encontrar uno es una suerte”, relata.
Edilma afirma que en el pasado no se usaba tanto el mercurio pero que ahora con el auge de minería de veta, sí y que es desmedido, así como el uso de la dinamita para extraer rocas.
Para ella, lo que sigue igual, es la vida del productor, trabajar un rato en el día y luego derrocha sin pensar en el mañana. “Toda la vida la minería ha sido así, nos gastamos hasta el último peso hoy porque mañana vamos a sacar más oro, se compra lo del día a día y luego despilfarrar todo en las cantinas”, describe.
En San Roque, dice la mujer, hay muchos pelados que se dedican a la minería porque no les gustó el estudio, aquí “prohíben que los niños trabajen, pero de todas maneras todavía se ven algunos buscando oro”, asegura.
Nos gastamos hasta el último peso hoy porque mañana vamos a sacar más oro, se compra lo del día a día y luego despilfarrar todo en las cantinas.
Proyecto Gramalote
Edilma está a la expectativa por el proyecto Gramalote de la multinacional AngloGold, que no solo explotará oro en la zona sino que también empezará a formalizar a los pequeños productores y a capacitarlos en el minería limpia.
El presidente de la JAC afirma que “la gente del proyecto no ha empezado a sacar un solo gramo de oro, pero que los ha capacitado y por ello, se dio cuenta de que hay otras formas de trabajar sin mercurio, que tanto afecta al medio ambiente y la salud de las personas”.
Ander, en cambio, no cree en esa minería limpia. Dice que el impacto al medio ambiente es el mismo, tampoco está dispuesto a negociar. "Legalizar un entable no es fácil, se necesita mucho dinero. Yo acá soy el patrón, tengo mis trabajadores, que le voy a jornalear a una empresa por menos de 2'000.000 pesos, eso no lo va a hacer nadie, yo no lo haría”, advierte.
El alcalde de San Roque, precisa que AngloGold empleará a 4.500 personas de forma directa con el proyecto de Gramalote, que durará 21 años y que se formalizarán 209 mineros que trabajan en la zona de influencia, “se estudia la alternativa para que la empresa ceda títulos para los mineros que queden por fuera puedan explotar el metal”, dice.
El mandatario además explica que se tienen que reubicar personas de cinco veredas, “ellos cambian de vida, pero se garantizarán mejores condiciones, habrá proyectos productivos para estas familias”, resalta.
Ander insiste en que aprendió a extraer oro desde niño, toda su vida ha sido minero artesanal, dice que así será hasta el día de su muerte.
El proyecto Gramalote ayudará a la formalización de 209 mineros del municipio. Foto:Guillermo Ossa /EL TIEMPO
Diseñan plan para mineros ancestrales
AngloGold Ashanti lleva 14 años en Colombia, es la tercera compañía de oro en el mundo y hace más de una década se interesó en San Roque, donde actualmente hace exploraciones.
Una vocera de la compañía cuenta que hace 14 años, geólogos analizan agua y rocas para saber qué tipo de minerales hay en la zona. En ese tiempo, la empresa ha invertido en trabajo social, en exploraciones y estudios 1.000 millones de dólares, “una cifra alta sin haber sacado ni un solo gramo de oro”, explica.
Ese trabajo arduo de exploración, se hace para estar seguros de que el proyecto de oro a gran escala sea rentable. Por ello, la multinacional construye un diagnóstico de impacto ambiental, que revelará cuánto mineral hay en el área, cuál método usarían para la extracción, la cantidad de agua que necesitarán, cuántos árboles se talarían, cómo se van a reforestar, qué tipo de animales y plantas hay, así como cuántos habitantes y su nivel de escolaridad.
La vocera dice que por ahora siguen las exploraciones y que cuando se terminen, empezarán la construcción del proyecto de la mina, que se demora dos años y medio. “Todavía estamos lejos de sacar el primer gramo de oro”, añade.
En el 2015, la compañía hizo la primera negociación con mineros que trabajaban en el área de influencia del proyecto para liberarla y poder construir, hay gente que lo ve como un fracaso, otros no.
“La empresa pretendía que los mineros cambiaran su educación, se negoció con ellos, unos entraron a trabajar con nosotros y otros tenían la opción de tener proyectos productivos, pero algunos no fueron sostenibles, otros fueron exitosos”, agrega.
Además, explica que por ello se analizarán bien los nuevos procesos de formalización y que normalmente estos procesos arrancan cuando hay producción ,y como la empresa está lejos de construir, todavía no se ha definido cómo será.
“Tenemos mucho para aportar de buenas prácticas, el no uso del mercurio, el uso responsable de cianuro de sodio, el no trabajo infantil, todos protocolos de derechos humanos que aplican las empresas mineras y los planes de manejo ambiental", resalta.